Punto y raya; raya, punto,
punto, punto; punto; punto, raya, punto, punto…. Se ha puesto en marcha el
morse del campo. Telegrafía, sin hilos ni cables, cada mañana, a los cuatro
puertos, en signos que solo entienden
los pájaros y las abejas que liban y el viento que viene y se va y el azul del
cielo que se viste de nuevo con tonos celestes…
Están reventones los brotes de
la higuera. Primero el fruto; a duras penas rompen las yemas y se convierten
en hojas nuevas. Asoman un pespunteo de timidez, encaje de verdes, -
“verde que te quiero verde / verde viento, verde ramas” que pregonó Federico - entre la desnudez de haber pasado lo más duro
del invierno.
Rompen las hojas de la parra. Ahora
dejan de ser sarmientos. Venden vida; luego, racimo al amparo de los pámpanos en la mesa del
Corpus – “Porque ésta es mi Sangre” – y uva en la pisa y pasa en el pasero y
cobijo en la noche de otoño cuando ulule en las chimeneas el viento y el
autillo en los árboles viejos del camino.
Hay un revuelo de hojas nuevas
en los granados y en los membrillos del borde de la alberca donde bajan las
golondrinas – que hogaño, todavía, no han venido - por el barro para sus nidos. Despuntan
amapolas en los trigos. No quieren quedarse atrás los prunos y los ciruelos y
los albaricoques que quieren ser los más tempraneros.
Las almendras se han recubierto
de terciopelo verde. Cambiaron la nitidez inmaculada de la flor en lo más crudo
de enero por un capote de esperanza – dicen que la esperanza es verde – y se
asoman a los pimpollos y caracolean con los jilgueros y verderones y
camachuelos.
Pasión a pasión. Cuaresma a
cuaresma camino del Viernes Santo y del Calvario, cada año diferente, cada año maravillosamente
igual. Puntean con su morse el morado las florecillas del borde del sendero. Todo
es eclosión y vida.
Me vienen a mano los versos de
fray Juan de Yepes y, entonces, hay que
rumiarlo: “mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura…” y todo eso que sigue y que sabemos y mientras tanto el campo
usa su morse de punto y raya, y punto y…Está en la puerta; busca un descanso en el alféizar de la ventana
la primavera.
Muy hermoso, Pepe.
ResponderEliminar