Lo dice el
hombre del tiempo. Los aires en el Cantábrico y en Canarias soplan con una fuerza superior a lo que es
normal; olas contra las rocas. Imágenes de susto. En el resto de España la cosa no pinta mucho
mejor. Frío, nieves, lluvia, viento… Un montón de provincias con colorines en
los pronósticos.
El fin de
semana ha sido movido. En Vitoria unos cafres han ido en busca de los
aficionados del otro equipo. No iban a dejarles una tarjeta de visitas con su
dirección por si se les ofrecía algo durante su estancia en la ciudad. No,
no. La batalla campal ha dejado unas
imágenes con muchas preguntas sin respuestas.
En
Vistalegre, una extinta plaza de toros,
en Carabanchel, los ‘morados’ se han puesto morados unos a otros. Bueno
todos, no. En la grada cantaban ‘unidad’. En el ruedo no le hacían mucho caso.
¿Y eso? Todos quieren ponerse ‘morados’ cuando
llegue el momento de repartir lo que haya de paño. Algunos ya están
desteñidos.
Otro partido
con grave problema en el pájaro de su logo ha cerrado un congreso más triste que
un entierro de tercera. ¿Gaviota o charrán? Verán como consiguen que perdamos
el sueño, y entre el ulular del viento, y los graznidos nos olvidemos de un
montón de cosas…
Y, esto
llegó Fidel…No, no. Esa era la canción de Carlos Puebla. Quien llegó fue ella –
por cierto, jersey rojo que le daba un punto de distinción sobre todos los
demás y cantando en la cara que está cogiendo ‘peso’ – y los mandó a… Está
claro, ‘la sombra del ciprés, quiero decir, del Felipe, es alargada…’
España
tirita de frío en mitad de febrero. Es lo normal. En febrero en el hemisferio
norte no hace calor. El calor va por otros barrios. Ahora llegan días de facas
afiladas clavadas en la espalda con una sonrisa de oreja a oreja. Ríanse de los
que partían pan duro y queso añejo en Sierra Morena. Aquí entran el reparto de
otras cosas. Al tiempo.
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