Mencía Calderón Ocampo, la Adelantada, fue una
hidalga española, del siglo XVI. Estuvo casada con Juan de Sanabria, rico
caballero, natural de Medellin y encargado por la Corona de llevar mujeres al
Nuevo Mundo, ‘para implantar la hidalguía y para renovar la sangre, ya
excesivamente mestiza’.
Mencía de Ocampo queda viuda antes de la salida que lo hace en 10 de enero de 1550. La
expedición la componen trescientas personas. Parten de Sanlúcar de Barrameda.
Al mando va su hijastro, Diego de Sanabria. Mencía se convierte en protectora y
custodia de las cincuenta mujeres, ‘doncellas para poblar, algunas casadas y
otras solteras’. Le acompañan, también, sus tres hijas: María, Mencía y
Francisca.
De un segundo matrimonio de María de Sanabria con
Martín Suárez de Toledo con quien tuvo ocho hijos, nació Hernando Arias de Saavedra,
‘Hernanadarias’. Fue el primer gobernador nacido en Paraguay. Pero esa es otra
historia.
La flota tenía como destino la isla de Santa
Catalina en la costa de Brasil y en Río de la Plata. Maltrechos y con muchas
penurias llegan a Santa Catalina en diciembre;
los vientos de los temporales desvían la parte de Diego de Sanabria
hacia el Caribe; de allí, por Perú, pasa a Potosí y nunca llega a su destino
originario.
Las mujeres, bajo el mando de Mencía Calderón,
juegan un papel preponderante en la salvación del grupo. Se establecen en
Ybiazá (Mbiaza, en guaraní, ‘la salida’). Cosen velas, proporcionan comida,
juntan maderas y participan en todas las actividades.
Mencía cuida celosamente su plante de mozas
casaderas. Muchas de ellas se casan con oficiales y funcionarios de la expedición;
disminuye el número de candidatas para encontrar maridos entre los españoles de
Asunción.
La expedición se divide en dos. Una por mar en un
bergantín; la otra por tierra, a través del Peabirú y el río Itapocu. Penalidades
enormes; sacrificios; ríos caudalosos y selvas impenetrables.
La expedición por mar llega a Asunción en octubre de
1555. La algarabía, jubilosa. La sorpresa, enorme. Muchas de las mujeres
encuentran a sus maridos rodeados de vástagos mestizos, algunos ya
adolescentes.
Mencía con el resto de la expedición llega un año
después, en abril de 1556. Va acompañada de sus yernos, hijas, y demás
acompañantes… Habían recorrido mil seiscientos kilómetros; la expedición duró
seis años.
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