El tiempo está enrarecido. No han
bajado las temperaturas; no ha llovido; no hay nieve en las cumbres. Por estas fechas ya tendría que haber llegado
el frío. El tiempo está seco; la situación es difícil para el campo. No han
nacido los trigos. La gente está reacia a seguir sembrado y temen que no se
recuperen las semillas de las sementeras.
Me armo de valor. Solo soporto
dos bullas: las de Semana Santa y las de La Rosaleda. Agrego una tercera y me
voy a Málaga. Calle Larios era una feria. Lo digo por la gente. No se cabía. El
alumbrado, un asombro. Una bóveda de luces pequeñitas iluminan desde la altura.
Era una aventura cruzar por aquel gentío. Por cierto, los Hermanos de San Juan
de Dios han puesto el Belén de siempre. Precioso
Esta mañana, resacas del debate
de anoche en televisión; las recogen los periódicos. De todo, como en botica. La
derrota no tiene padre ni madre. Es huérfana; no la quiere nadie. Han ganado todos. Yo
aguanté hasta el primer ‘descanso’. Aburrido, monótono, anodino… Como me perdí
el resto no tengo elemento de juicio para opinar.
España - al menos en la parte del
debate que yo vi, no apareció porque todos estaban muy ‘correctos’ y sabiendo
mucho de economía - parece que va a saltar hecha añicos. Ni tirios ni troyanos
tuvieron desavenencias tan profundas como las que ahora campean por los suelos
hispanos. ¿Es posible que haya tanta insensatez entre la gente?
Desde belenes laicos a ataques
furibundos a los que no piensan igual. Es tremendamente difícil eso de respetar
a los que piensan de manera diferente. La gente se ha ido a disfrutar del
puente. Casas rurales, las costas, las ciudades han sido los lugares de
acogidas. Se han cargado las pilas.
Ahora viene el retorno. Atascos,
compras compulsivas. Menos mal que algunos ayuntamientos – el mío, entre ellos
– ha puesto las calles de dulce. A algunos ciudadanos corrientes y molientes nos gustan las cosas bellas. Gracias por haber
pensando en nosotros.
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