domingo, 20 de diciembre de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pan de ayer

Tranquilos. No les voy a hablar de las  elecciones ¿Porque ustedes se han enterado que ha habido algo de eso, verdad? ¡Dios, que empacho! Es de otra cosa; de cosas de comer. Cuando  de niño se nos iba la mano, mi madre nos ‘limpiaba’ los excedentes  acumulados en el estómago con una purga.

¿Ustedes se escaparon del suplicio? Había unas ‘chocolatinas’… Simulaban que eran como  las de verdad. ¡Qué mala leche tenían¡ El repertorio seguía con sal de frutas Eno, Agua de Carabañas o aceite de ricino, y a dietas total hasta que llegaba la tarde.

El Maestro Alcántara dice que no hay nada más antiguo que un periódico de ayer. Me viene a la mente eso del pan comprado por la mañana calentito y  tener que comerlo (yo tengo la malísima costumbre de cenar tarde) ya bien entrada la noche.

El pan, alguna clase de pan, por la noche es chicle. Se estira. Se pone sedoso; deja de ser crujiente y por no sé qué extraña razón cuesta hincarle el diente. Alguien me ha dicho que cualquier día Sanidad entra en eso de las levaduras. Esperemos que para mañana no sea tarde.

Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, escribió un libro esencial en la Historia de la Literatura española, El Libro del Buen Amor. Allí recoge muchas cosas. Las cuenta de una u otra manera: fábulas, cantigas, refranes…“A pan de quince días, fambre de tres semanas.”

Dicen que el arcipreste nació en Alcalá de Henares; otros, que en Alcalá la Real.  Se las anduvo por el pueblo alcarreño de Hita. Viajaba con frecuencia, al menos una vez al año, a Toledo.


Conocía todo lo que se cocía en los caminos, desde la vieja Trotaconventos que ‘arreglaba’ asuntillos, al pan que comería en las ventas.  De ahí la abundancia de refranes en la obra. Todo eso era en el siglo XIV, o sea en la Edad Media. En la Edad y en la Edad en que vivimos no hay cosa más dura para comer que el pan de ayer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario