martes, 18 de agosto de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Almegíjar

“En la carretera desde Torvizcón a Cádiar se ve un pequeño pueblo al otro lado del río, colgado de manera imposible. Los viajeros, al contemplar esta vista, se preguntan:¿Qué pueblo es ese? Pues ese pueblo es el nuestro, es Almegíjar”. Así invita mi amiga Merche – Merche Hernández – a los viajeros para que se acerquen a su pueblo…

La Alpujarra es tierra dura. Por la orografía y por Historia. La Alpujarra está en la ladera sur de Sierra Nevada; enfrente, al otro lado, la Contraviesa y entre ambas, el río Guadalfeo. La Alpujarra tiene un pasado de guerra y rebelión; un presente de supervivencia difícil.

El cielo casi siempre es azul. En invierno las nieblas tienen su patio de recreo en las cumbres de Sierra Nevada.  Una sucesión de prados y vegetación de montaña se dan la mano para no resbalar, y llegan a las aguas del Guadalfeo; en medio, Amegíjar. Una pincelada blanca en disputa con las nieves de la Sierra.

El río viene de arriba, del Peñón del Puerto. Va camino del mar. El terreno muy quebrado – de ahí su nombre – con barrancos profundos. Lo llaman río de la Victoria porque por su desembocadura, en Almúñecar pisó tierra firme, Abderramán I cuando vino de Damasco… Pero esa es otra historia.

Almégijar es una sinfonía de agua y cal. Agua fría, muy fría en las fuentes y en el lavadero y en las correntías que buscan el río; de cal, en los tinaos. Reverbera la blancura con el sol de la mañana. En las paredes cuelgan tiestos de flores. Ponen contrastes de buen gusto, color y  belleza...

De los árabes tomaron miel y  almendras; del mundo cristiano, la afición a la chacina del cerdo. Y, además, lo que venga de la caza. Y, por si no hubiese bastante, hacen gachas; migas con sémola; gurullos - pan, aceite y agua -; pan de higo que sabe a gloria bendita. La fruta, exquisita: peras y manzanas; caquis, en otoño, castañas, cuando arrecia el frío…


Dicen que el Ártico se derrite. Almégijar, ‘la bien Planta’ está donde tienen que estar: launas y pizarras. Arquitectura de un pueblo que guardó de otro tiempo; una iglesia con una torre a cuatro aguas y gente amable que acoge al viajero…

1 comentario:

  1. Una descripción maravillosa de mis orígenes. Gracias, he recorrido mi querido pueblo con sus bellas palabras.

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