viernes, 28 de agosto de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Luna de agosto

Están los olivos de la cuesta del convento con las ramas como cuentas de rosario de esperanza con sus aceitunas nuevas. Se doblan las varas. Reverencian el suelo. Sabiduría de una tierra vieja en rebrotes nuevos. Están los olivos que miran al cielo y ven cómo pasan las nubes y piden agua.

Las lomas de Virote – por cierto, virote, según me dijo mi amigo Diego Rodríguez, es la ración de pan que se da al hombre que presta su jornal en el campo. Yo no lo sabía – con los rastrojos traspillados.

Las riberas del río siguen vestidas de verde. Es el verde de las huertas. En medio, como esparcidas a voleo, un revoltijo de casas blancas. Por las noches, en estas noches placenteras de verano, se siembran de luces. La gente cena y toma el fresco. La gente comparte tertulia.

Cuando yo era niño mi abuelo me enseñaba el ‘Carro’  contábamos las mulas que caminaban de manera desigual y, cada una, a su aire, y las ‘Cabrillas’ que salían muy tarde, y el ‘Camino de Santiago’ que alumbraba más cuanto más maduras estaban las uvas.

Ya está llena la luna de agosto. Se ha enseñoreado del cielo. Asomó por los Lagares; bañó campo. Y, luego, anduvo su camino, como siempre y se asomó a la ventana y llenó de luz… La radio habla de mucha muerte en otros sitios. Ya no verán esta luna. ¡Dios mío! ¿Por qué?

 Dicen que la mar está en calma… pero la mar está muy lejos. Tan lejos como aquel “Abenamar, Abenamar, - ¿se acuerdan?-  moro de la morería/ el día que tú naciste grandes señales había / estaba la mar en calma / la luna estaba crecida…” y Almutamid y Beja, la ciudad portuguesa, en el Alentejo, donde nacieron los dos…


Alguien dijo: “dime en qué paisaje vives y te diré quién eres”…

1 comentario:

  1. Precioso tu artículo, querido Pepe, como tantos otros.
    Acabo de conocer otra acepción de "virote"; yo creí que significaba "cepa de tres años". Viva la polisemia.

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