El lunes es el único día de la semana que tiene
personalidad propia. En otros asalta la duda: ¿qué día es hoy? El lunes, no. Se
sabe que es lunes desde que apuntan los primeros rayos de sol. Hoy es lunes, no
puede ser otro día. Hasta el cielo tiene un color diferente.
Es último día de mes, además. La gente se agolpa en
la puerta del banco. Quieren, necesitan ‘tocar’ el dinerillo físico de la paga.
Si llegan antes parece que el reloj va más de prisa. Madrugan. Ignoran –
quieren ignorar – que hasta las ocho y media no atienden al público. Además las
cajas de seguridad están programadas. No pueden abrirlas antes.
Un concierto de toses acompaña la espera. Se
saludan. Hablan en voz alta. La gente no se habla entre sí: se grita. Son
conversaciones intrascendentes. Se cuentan cosas, se preguntan cosas, se dicen
cosas… No le interesa a nadie pero es una manera de afianzar que está ahí, en
la puerta.
Pasa una moto y otra. Algunos coches. Una mujer
dice que ahora irá al mercadillo porque
quiere comprarse “una rebeca”. No entiendo bien que le responde la otra mujer
con la que habla. El ruido de un coche que pasa apaga la respuesta.
Se ha parado alguien y dice que va al médico “por
recetas” Uno creía que a los médicos se iba a otra cosa. Se ve que los tiempos
cambian. Cualquier día algún médico escritor publica un diario y nos revela
cosas asombrosas.
La televisión mañanera está para apagarla. Han
vuelto los tertulianos. Saben de todo. Opinan de todo. Lo critican todo. Es
curioso comprobar lo poco que sabe uno cuando escucha a toda esta gente. Ah,
todos vienen muy morenitos de sol veraniego… Es el ciclo de la vida.
Los amigos regresan de las vacaciones. Ha viajado por medio mundo. Se ha llenado
facebook de fotos preciosas. Galicia, Cantabria, el Pirineo... Son fotos de
paisajes, fotos personales, fotos de momentos únicos. Todas tienen algo en
común: la ilusión del viaje…, y contarlo.
Me ha llamado mi ‘hermano’ Antonio. Hablamos un rato
largo. Han sido los dos contrapuntos al lunes.