3, diciembre, miércoles.
El
Jardín Botánico Tropical Fairchil se encuentra en Miami, Florida, EE. UU. Es uno de los orquidiarios con más prestigio
del mundo. Desde su fundación, a finales de los años 30 del siglo pasado,
abarca dos mundos diferenciados pero bellísimos Es un arboreto y un jardín
botánico. Parecen la misma cosa: no lo son.
El
arboreto estudia los árboles y las plantas leñosas primordialmente. Analiza sus
vidas y profundiza en ellos de manera científica. Según a qué especie se
dedique toma un nombre. Si se deriva hacia las coníferas, por ejemplo, es un ‘pinetun’.
Algunos estudian arboledas más amplias: de hojas caducas o perennes, frutales…
Los
jardines botánicos, por el contrario, son más genéricos. Estudian las plantas
vivas y pueden estar mezcladas entre sí. En un lenguaje más coloquial podríamos
hablar de ‘museos de plantas vivas”. Obviamente su riqueza visual es impresionante.
Hay jardines botánicos que según la especie se conocen como orquidiarios,
rosaledas…
(Un
amigo me ha comentado sobre la rosaleda, muy nueva, en Madrid, en la Gran Vía
de San Francisco, desde la Basílica de San Francisco el Grande a la Puerta de
Toledo… Ya la tengo en lista para cuando sea su tiempo).
Los jardines
botánicos tienen dos posibles servicios a la sociedad. El del esparcimiento, y
ahí entran los jardines colgantes de Babilonia, de la antigua Grecia, de Roma;
los jardines ingleses o franceses, los jardines en los roquedos del
Mediterráneo (Puerta Oscura en Málaga)…; el otro entra en el campo de la
botánica como auxiliar de la medicina que se apoyó en las plantas para obtener la
farmacopea, el nombre es muy feo, su servicio, vital. Madrid tiene un jardín botánico espléndido en
el Paseo de Prado, junto al museo.
El
Fairchild de Miami lleva el apellido de su fundador, que provenía de una
familia rica y estudiosa, lo que a veces, además de compatible, permite muchas
cosas. Fue un explorador de la botánica del mundo, conjuntamente con un amigo,
Robert H. Montgomery, introdujeron en Estados Unidos: mangos, alfalfa,
nectarinas, dátiles, rábanos picantes, bambúes y cerezos de flor.
En la
visita al jardín informan que él plantó el baobad gigante que hay junto a la
puerta de entrada. Montgomery compró los terrenos – posteriormente se donaron
al condado – y es uno de los centros mundiales con más prestigios en la
horticultura. Son pioneros en el cuidado y en descubrimiento de nuevas especies
de palmera resistentes a nuevas enfermedades.
Su joya, por razones de primor, las orquídeas, periódicamente la muestran como un señuelo y disfrute para que el gran público que se acerca, sin ánimo de estudio previo, y sí con el de contemplar la belleza de uno de los centro pioneros de la investigación agrícola del mundo.
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