Hace unos ‘artículos’ te dejé en
la explanada del castillo. Cuando hayas terminado – te digo - de escudriñarlo por dentro, si me lo permites,
bajamos juntos. Ahora lo haremos por un lugar distinto, por la calle del Carril.
Pero antes te informo que hay una
tercera bajada por entre lo que fue suelo del castillo, y hoy el lugar pide una excavación seria, ordenada,
guiada por quien puede saber de estas cosas. Pienso en la Universidad de Málaga,
pero me da la impresión que los departamentos pertinentes, no están por la
labor, pero eso para otra ocasión.
Te cuento, cuando yo era
muchacho, Antonio Suárez, que entonces estudiaba Historia en Granada trajo, en
una excursión de estudios al profesor Arribas Palau. Giró una visita y nos dijo
muchas cosas, entre otras, que a mí se me quedó muy grabado: “aquí hay restos
de tégulas iberas con solo tocar el suelo…” El profesor no volvió, más; de los
expoliadores que no han faltado desde entonces, no te digo lo mismo.
Ese trozo de tierra era un
recinto interior cerrado. Un poco más hacia el caserío aún queda un resto de
muñón de la muralla, trozos esqueléticos de lo que fueron torres albarranas…
Mucho material desperdigado, y que el tiempo devorará como suele hacerlo con
todo lo abandonado.
Hace unos años, en un tiempo un
tanto lejano, se hicieron excavaciones. Apareció un aljibe de considerables
dimensiones. Según los expertos que trabajaron el asunto, ese era el lugar
donde la primitiva Iluro tenía su asentamiento.
Entonces, el castillo aún era
Cementerio por lo que la excavación – a ambos lados de la muralla – tenía que
ser interrumpida porque se adentraba en el lugar sagrado. Solo quedó al aire
libre una parte. Los arqueólogos afirmaban que de continuarlo podrían
encontrarse cosas muy interesantes para los que damos en gozar con estos
hallazgos.
Al poco tiempo, los cafres de
turno lo llenaron de ruedas de bicicletas viejas, latas, basura, chatarras, cajas,
cartones… La Corporación Municipal, asesorada por los expertos, con buen
criterio decidió cubrirlo con arena y evitar el vandalismo al que lo sometían.
El hecho quedó ubicado, señalizado y recogido en la Carta Arqueológica de
Álora. Somos muy pocos quienes conocemos el lugar y podemos señalarlo con
precisión. Si alguna vez tienes interés con mucho gusto te lo indico…
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