sábado, 24 de abril de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El plato de lentejas

 

 

                                     


Hace un rato que ha descargado un aguacero. Mínimo, casi imperceptible; apenas ha mojado el suelo. Dicen que ha entrado una borrasca por el Golfo de Cádiz. Le han puesto nombre de mujer, Lola – “No me llames Dolores, llámame Lola, que Dolores se llamaba mi primera novia…”-  ¿Se acuerda?

 Aquí para que llueva, las borrascas tienen que hacer el camino desde el Estrecho, el de Gibraltar,  al interior de la Península Ibérica. Las otras, las gotas frías que entran del Mediterráneo traen las ideas de un cable caído. Esas, son propias del otoño cuando saltan las diferencias de temperaturas entre el mar y la tierra.

El aire, limpio, después de la lluvia se ha puesto huracanado, bravucón, como quien reclama un protagonismo que no le dan. El campo que desde hace unos días cambia por momentos de color, ha agradecido el chaparrón y parece que está como un niño al que han bañado y peinado recientemente.

Leo que hay quejas en algunos sectores que pontifican con ‘su’ verdad por la manera cómo han gestionado la Feria de Sevilla. A uno, a veces, se le enciende una bombillita cuando ve el parecer de algunas personas que escriben en los medios de comunicación. Pienso que todo, aunque se disienta, no tiene porqué aguantarlo el lector.

Un señor, del que tenía otro concepto, arremete contra el alcalde de Sevilla - al que ni le pongo cara por la pocas veces que lo visto – culpándole de todo lo divino y lo humano. Llega a más. Le dice que es el alcalde de una ciudad arruinada (me quedo perpeplejo ante esa aseveración) y me pregunto si solo él es el culpable o hay que hurgar, además, por otros sitios. Le acusa, entre otras cosas, ¡oh, pecador! de que el Jueves Santo fue a Málaga a ver no sé qué cofradía….

Uno ante ciertas cosas esboza una sonrisa socarrona. ¿Anhela este hombre un plato de ‘lentejas’? y no me refiero a la comida esa que se comía en Cuaresma en la casa de los pobres que no podían comprar la Bula aquella que comenzaba «Nuestro Santísimo Padre el Papa se ha dignado conceder para el año próximo el indulto Apostólico de la ley de abstinencia y ayuno…» y todo lo que le seguía. Son, seguro, otras lentejas y ustedes me entienden.

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