martes, 20 de abril de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sin que nos demos cuenta

 

                               


Día de nubes y claros. Amanece con nimbos sobre Alcaparín. Luego, al mediodía, abre. Tarde soleada. Dice el hombre del tiempo que va a llover pronto, ni mucho ni poco, pero que lloverá. El hombre del tiempo, debe mirar más en complacer los deseos de la gente que a las isobaras, isotermas y los chismes que le dicen de lo que tiene que informar. Han espigado los trigos, a lo mejor el agua viene ya tarde.

Se han debido equivocar. No puede ser de otra manera. En el telediario han dado una buena noticia. Dicen que esta semana pueden llegar casi dos millones de vacunas de distinto pelaje y ganadería, para inocularse en los españolitos que miramos con envidia, como en otros países dicen que tienen casi acorralado al bicho en tablas.

Hablando de bichos, por Zahariche deben andar los miuras que tenían que venir al albero de Sevilla. En Sevilla lloran lágrimas de impotencia y han colocado mantoncillos en los balcones para recordar a la feria que no ha llegado. Hay quien ha frito el pescaíto en su casa y se lo han tomado con uno, o con dos rebujitos, y luego… luego todo fue de color de celindas, qué maravilla de celindas, aunque no tengan puntitos amarillos como las celindas que crecen en otros jardines.

Llegan noticias de que hay una campaña electoral en la Comunidad de Madrid. ¿Por un casual, han escuchado ustedes algo? A mí es que ha parecido – si no fuese un tópico les diría que tambores de guerra – que hay un ruido raro, tan rato como eso de que la gente no se ofenda y sean capaces de exponer sus ideas sin zaherir al oponente ¡Qué iluso! ¿Verdad?

Mi amigo Felipe, ha captado un ganso perdido en el río. Se ha echado la cámara a la cara y lo ha plasmado. Cuando yo era niño – yo no las vi nunca – decían los viejos que había nutrias en el río. Ahora hay otras cosas y de vez en cuando algún ganso, en el buen sentido de la palabra, por supuesto. Se las anda por el agua entre juncos y aneas, entre la vegetación de la orilla y va a su antojo por donde le place. A veces, solo hay que abrir los ojos y vemos entonces como pasa la vida, sin sentir, sin que casi nos demos cuenta…

No hay comentarios:

Publicar un comentario