10 de abril. El tiempo
prometiendo lluvia, me hace cambiar la planificación del día. (Luego, no
llovió) El levante lleva varios días amenazante. Amanece todo cubierto. Parece
que se va a echar a llover, pero luego, solo cuatro gotas a lo sumo. Las nubes
dan una nota de cielo gris y tiempo crudo. Es más, a primeras horas, casi hace
un poco de fresco.
El personal anda un tanto
revuelto. Las informaciones contradictorias, y algunas posturas de radicalidad,
han suscitado un rechazo generalizado hacia la vacuna. Mejor, hacia la Astra
Zeneca, porque lo que es hacia las otras, da la impresión de una aceptación más
o menos con cierta reticencia pero, al final, se admite.
Acaban de vacunar a un amigo,
antiguo ferroviario. Según cuenta, todo le ha ido bien. No podía ser de otra
manera. La vacuna se inyecta en el brazo, pero si hubiesen tenido que buscarle
una ‘vía’, él jugaba con ventaja. Se ve que el mundo está mal repartido y le da
a unos más que a otros. Claro, que esto no anda en manos de algunos políticos.
Le sacarían partido – a su favor- a la situación.
Me llama una prima lejana. Me
dice lo de otra prima común, nonagenaria. El sobrino negacionista le había
comido el coco con un bombardeo continuo:
-
Tita, tú, no te vacunes, que eso da reacciones y a
tus años, nunca se sabe…
La asistenta social le gestionó
que el equipo médico se desplazase a su casa. La vacunan. Ella, contentísima,
llama al sobrino:
-
Ya estoy vacunada. Todo en un momento, ni me
enteré…
-
Y ¿qué?
-
“Na,
hijo, ná. Agua clara, me han puesto agua clara…”
La Junta impone un canon de
distancia a los espectadores en la Maestranza. Dicen que peligran las corridas
de toros de la feria de Abril en Sevilla. ¿Morante con miuras? La gente se echa a la calle estos días de incipiente
primavera. Algunos creen que se falsean los datos de información sobre los
contagios. Me pregunto - no obtengo respuesta – si sabedores de la verdad, el
personal sería más responsable. Tengo mis dudas. Me viene a la mente que Pilato
preguntó: “¿Qué es la verdad?” Pero volvió la espalda…
Escucho a Amalia Rodrigues: “el fado nació un día, cuando el mal viento
soplaba…” pienso en cielos rosas pespunteados de estrellas y en bosques
negros, insondables, pero deseados…
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