María Antonia Esquivel y
Narrete, de familia aristocrática, nació en Vitoria en 2 de febrero de 1778 donde murió en 1849 a los sesenta y un
años. Sus padres, Ignacio Vicente
Esquivel y Peralta, marqués de Legarda y Manuela Navarrete y Lisón de Tejada.
Pasó su infancia en el palacio
familiar, conocido como el palacio de los Legarda en la esquina de Santo
Domingo, en la calle Zapatería. El 29 de diciembre se casó con el riojano
liberal, natural de Ábalos, Antonio
Fernández de Navarrete y Ximenez de Tejada, héroe de la Guerra de la
Independencia y diecinueve años mayor que ella. Del matrimonio nacieron dos
hijos. Un varón, Benito que llegó a ser
deán y canónigo de la Seo de Zaragoza y una hija, Demetria casada con un primo
carnal.
Aunque su marido vivió casi siempre en la
tierra riojana, ella optó por permanecer en Vitoria donde desarrolló una activa
participación política dentro del extremismo del liberalismo desmarcándose de
la postura más moderada de su familia.
Su marido perteneció a la Real
Sociedad Bascongada de Amigos del País (durante el franquismo tuvieron que
cambiar la ‘b’ por un ‘v’ al considerarse como un marcado nacionalismo vasco).
La sociedad tuvo como objetivos el desarrollo de actividad en cuatro sectores
fundamentales para el desarrollo de la economía en su momento de fundación, en
1765: agricultura; ciencias y artes útiles; industria y comercio; y política y
buenas letras. Fueron miembros descatadas figuras como Olavie, Meléndez Valdés
o Samaniego.
Al concluir la Guerra de la
Independencia, en 1814 e instaurado el absolutismo de Fernando VII fue
encarcelada, conjuntamente, con otros vitorianos asiduos a la tertulia que
celebraba en su casa de Vitoria, bajo la
acusación de afrancesado y de haber colaborado
con el gobierno francés de ocupación.
Su marido murió en 1830. Una
vez viuda María Antonia continuó viviendo en Vitoria, y en su casa tenía lugar
una animada tertulia a la que acudía la burguesía liberal de la ciudad.