viernes, 31 de agosto de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Quietud



La luz, la sagrada luz del Sur que recorre su camino  desde el amanecer hasta que el día pone fin – por hoy – y dice adiós hasta mañana, la luz que lo vivifica todo, se asoma al espejo del agua. No se puede encerrar más belleza; no se puede dar tanto en tan poco; no cabe un sendero mejor para que vayan y venga y se aposenten, donde  quieran, los sueños.

Rompe el horizonte una cortina de árboles. El sol ha abierto la puerta, su puerta, por el lugar donde la altura es menor y deja que sus rayos se prolonguen y marquen una nota de melancolía.

Se cierra en la lejanía la estela  del avión que pasó hace un rato; otro, a más altura, y más cercano en el tiempo, la emula y deja huella. Son esos aviones que van a alguna parte. Queda constancia de su paso.

El río es un espejo, serenidad y quietud. Tiene el encanto de los momentos únicos que queremos atrapar y dejarlo inmóviles,  para delicia y gozo.

Escribió Gerardo Diego de otro río, el Duero, a su paso por Soria, y dijo de él que era ‘agua quieta y en marcha’. Está quieta – lo aparenta – y está en marcha camino de la marisma donde la quietud aún será mayor y, luego, cuando deje a un lado el coto se abrazará con la mar océana esa que llega tan lejos, tan lejos que lo llaman América.

Federico veía en los ríos de Granada donde solo reman los suspiros ‘agua oculta que llora’. Vio de otra manera el río de Sevilla y entonces, dijo de él que era el camino más apropiado para ese navegar lento y parsimonioso de los veleros.
Ha captado Pilar toda la belleza que encierra el momento. La empalizada que otea tiempos, la vegetación de ribera donde ya han anidado los pájaros en los meses de primavera, y a donde regresan cada noche, cuando por el cielo se despega un puñado de luminarias distantes que llaman estrellas.

Está el agua parada. Es el lugar para que el alma deje, a un lado la zozobra, y entonces, solo entonces, entregarse al gozo infinito de la contemplación y saber que una Mano le abrió cauce y sitio y lugar para deleite a cuantos puedan contemplarla.





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