miércoles, 1 de agosto de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La casa de Velázquez



Parece que ha habido suerte. En Sevilla ‘recuperan’ la casa donde nació uno de los grandes, Diego de Silva Velázquez pintor del Felipe IV. Uno de los más sublimes artistas que España dio al mundo. Ahora, su casa, mejor la casa donde dicen que nació, se recupera tras un calvario de vicisitudes a lo largo de los tiempos.

La calle Luis María Llop, se llamó antes, Coscoja; luego, Gorgoja. El carmelita le dio un nombre nuevo – Velázquez tiene calle en Sevilla no lejos de allí – en reconocimiento a su labor mariana. El padre Llop nació en Villarreal del Infante, profesó con dieciséis años en los carmelitas de la Estricta Observancia. Hizo una gran labor en Jerez, a donde regresaron sus restos, en 1945, después de un accidente en Lisboa. Eso es otra historia.

La casa natal está en lo que fue judería de Sevilla antes de que la población se desplazase hacia San Bartolomé y el Barrio de Santa Cruz. Fue también morería. Fernando III dio casas en aquella zona a los que habían participado en la conquista de Sevilla. Luego, pasó a morería…

En 1599 cuando terminaba el siglo XVI nace allí el gran pintor. La luz del barrio, la estrechez ce sus calles y sus casas, entonces pequeñas – la  suya, en el número 4, aún lo es  - acogieron la infancia de Diego, hijo de padre de ascendencia portuguesa y madre sevillana. Vivió allí hasta la adolescencia.

Diego de Silva Velázquez entró en el taller de Pacheco. Pintor mediano pero gran dibujante. Estuvo en un plano de notoriedad en la Sevilla de aquel tiempo. Pacheco, dicen las malas lenguas publicó un tratado de arte de Sevilla donde lo incluyó ‘porque era su yerno’. Hoy sabemos de Pacheco gracias, precisamente, por ser el suegro de Velázquez… ¡La vida!

Velázquez marchó a la Corte con 24 años. Dos viajes a Italia, pintor real. Sitio propio en la Historia del Arte español…  Ahora, en esta España nuestra, ‘plagada de casas de Velázquez’ por toda su geografía, su tierra natal la recupera. Dicen que para una inmersión artística. En un país de iconoclastas esta es una buena notica. Al menos, a mí me lo parece.




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