Don Juan, dicen, que era
apuesto, guapo y temerario. Don Juan no tenía obstáculo ni temor que lo
frenase. Don Juan era el galán soñado por las doncellas pero insatisfecho
siempre; buscaba otra en su insaciable
afán de aventuras.
Don Juan, el que retrató
Zorrilla dejó muy clara sus cartas de
presentación en la vida: “Yo a las cabañas bajé, /yo a los palacios subí / yo los claustros escalé /
y en todas partes dejé memoria amarga de mí”. Don Gregorio Marañón nos lo
retrató con otras pinceladas y lo dejó como el hombre incompleto: “y a las
mujeres vendí”.
No asalta ya don Juan en los tiempos que corren tapias
de conventos. Se han corrido las lindes. Durante muchos años por la cercanía – ya se
sabe muerte, arrepentimiento, infierno y salvación – de Todos los Santos la
gente acudía a deleitarse con unos versos de Zorrilla, conocidos (había quién los recitaba a la par
de los actores) y entraba en ‘transito’ con la doncella y el mozo.
El taller de teatro de Dolores
Coronada lo va a representar – 3 y 4 de noviembre, a las nueve de la noche - en el Teatro Cervantes de Álora. No va a ser
un ‘Tenorio’ al uso; no. Más de setenta actores bajo la dirección de José
Antonio Infante. El montaje, excepcional. La coral de Newcastle – la gestión ha
sido de John Chadderton – va a participar en la representación. Algo insólito.
Ni el propio Zorrilla pudo soñarlo.
Con esta representación cobran
actualidad muchas cosas. No están pasadas de moda. Sí interesan; la cultura no está anticuada. Ya se sabe: “los
muertos que vos matáis / gozan de buena salud, don Luis”.
El taller de Dolores Coronada
va a poner, no una pica en Flandes. Va más lejos. Cruza el canal y se trae nada
menos que una coral de Newcastle. Eso es ir mucho más allá, y pone un punto aún más alto, si cabe, en su
anual representación de teatro.
Este taller ha representado
casi todo el teatro de Lorca. Este año rompe moldes. Algo que será no solo nuevo,
sino completamente distinto y, sobre, todo cuando resuenen los versos: “¿No es
cierto ángel de amor…? Sí, sí, lo sé; ya
se está respirando amor ¡Qué disfrute, Dios mío, qué disfrute!
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