Querido Paco:
Hace ya un montón de veranos
que no te veo. Nos encontrábamos por la calle. Tú venías de Tarragona para
pasar los días de descanso y andabas
entre tu casa de las Casas Nuevas y la Fuentarriba, y calle arriba, y calle
abajo…
¡Qué alegría me daba verte! Me
preguntabas por mi gente y yo por la tuya, y nos mirábamos y no nos decíamos
nada. Solo que desde uno y otro iba una corriente de común cariño y aprecio.
Hoy quiero hacerte un
escracher. Sé que no se escribe así. No importan. Sé que hay muchas personas
tan buenos como tú -mejores es imposible
– que lo están pasando mal, muy mal y
quiero estar a vuestro lado.
Ahora pasan por mi memoria aquellas mañanas en
que tú aparejabas el mulo cano y metías cuatro cántaros de barro en los cujones
del serón. Dos a cada lado; uno, y otro y, en medio, un saco entremedio para que
no se rompiesen. Íbamos por agua a la Fuente de la Zorra.
Arroyo arriba, pasábamos por debajo del puente
de la carretera y, a la altura de los sifones de la acequia, girábamos a la
izquierda y comenzábamos la subida… Despacio, caracoleando, entre olivos.
Tú me subías en el mulo, delante. Una vez me
mostraste, con el dedo, dónde había un nido de tórtolas en la hueca de un
olivo. “No se pueden tocar lo huevecillos, me dijiste, porque la madre los aburre” Y me enseñaste a
respetar los nidos.
Otra vez, una banda de perdigones se escurría por la costera de enfrente camino de la
alberca de don Paco. Aquel día, para ser
sincero, casi no los vi. Se camuflaron tan pronto y tan bien que no sabíamos por dónde se las piraron.
El agua caía de un caño; salía
de la pared. Ponías los cántaros hasta que ‘roncaban’. Yo chupaba los extremos
blancos de las juncias; se olía a almoradux y a mastranto…Y, después, volvíamos otra vez a desandar el camino.
Un día
decidiste que te ibas a la Guardia Civil. El tiempo, la tierra de por medio…
estábamos lejos en la distancia. Hoy, querido, queridísimo Paco - Paco Reyes – hoy te quiero hacer el
estracher de mi cariño de niño que se hizo grande y no te ha olvidado. ¡Ah,
Viva la Guardia Civil! Un abrazo. Pepe.
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