domingo, 21 de junio de 2015

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Morante

Yo quisiera ser peón de la cuadrilla de Morante. ¿El primero?, no; ¿el segundo?, tampoco; el tercero. Que ya tienen sitio propio, los dos más grandes banderilleros,  el mayor de los Machado y Antonio García Barbeito…

Y ver cómo se han cambiado las palabras del diccionario porque ahora lancear, es bajar las manos, las dos al compás del tiempo, hasta la tierra desde el cielo, y  el toro hace un escorzo, como en las figuras de Benlliure y dice, que son otros los espinazos, que quiebran, que rompen los malos toreros.

Y ver cómo se da una media, una  media donde  se para el aire, donde se echa el tiempo; y  se queda sin resuello el aliento, y va el toro embebido como se embeben las nubes por el azul del cielo, como se embeben las olas besando  la proa y la popa, en un barco con la quilla ahíta de nácar y caracolas…

Y cuando se echa la muleta a la izquierda y va y viene el natural… y  va  y viene el toro que trajeron del campo a un albero de gloria, que ya no come margaritas en Zahariche ni florecillas  amarillas, azules…y uno entornan los ojos y sabe cómo se escribe, en el toreo,  la historia.

Yo quisiera, Maestro, ser tu tercer banderillero para servirle la tinta a don José María de Cossío que se vino de Tudanca a las tablas de una plaza coronada con la roja y gualda. Roja de sangre de los que murieron por la Patria - eso que ahora  no está de moda - ; y amarilla de trigo, de estío, de marisma resecada…

Don José María trae en sus oídos recuerdos de campanos de su tierra y se encuentra con el pasodoble y el solo de trompeta y mantillas y peinas y el pañuelo y mantones de  Manila y morenas de ojos grandes y claveles en el pelo… Y escribe, porque le has hecho que anote en el  diccionario vocablos nuevos.


Yo quisiera llevarle a Picasso los pinceles, que ya no pinta toros en blanco y negro y ha creado otros colores. Tienen nombres propios, se llaman “de Morante y ensueño”. Y en las barandillas del cielo estarán asomados: Joselito y Belmonte, Manolete y Ordóñez y El Espartero y Villalón sin caballos, sin espuelas de oro, sin zahones de cuero… ¡Qué suerte, Maestro, si yo fuese tu banderillero…!

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