Relato corto. La Mujer de Azul II (viene de I)
El taxi los dejó en la puerta de
Salidas Internacionales del aeropuerto. Barajas-Adolfo Suárez, a esa primera
hora de la mañana, era un hervidero. En el mostrador de facturación pasaron los
trámites. Buscaron la puerta de embarque. Ella lo seguía. Una vez liberados del
equipaje entrelazó sus dedos con los de él, le lanzó una mirada de complicidad
y esbozó una sonrisa. Se cumplía. Él se lo había dicho muchas veces: los sueños
están para cumplirse…
Una vez dentro, la megafonía era un
martilleo constante:
“La compañía Iberia anuncia la salida
del vuelo 342 con destino París; señores pasajeros embarquen por puerta 7”
Ellos ya estaban en la fila que, a través de una
manga, los llevaría al interior del avión:
“Ultima
llamada para los pasajeros del vuelo 342 de la Compañía Iberia con destino París. Embarquen por puerta 7”
Repetía en inglés: “Last call for passengers of flight
Iberia 342 with destination París, please proceed to boarding gate number seven”
El vuelo no tuvo ninguna incidencia. Había un poco de
nieve en las cumbres de los Pirineos, y después
desde la altura, se veía un manto verde cruzado por ríos como hilos azules que
brillaban bajo la luz del sol. Desembarcaron
en Orly. Una vez con los equipajes en su poder, se decidieron por la opción A,
en el autobús de Air France. Les llevaría directamente a los Invalides,
luego, la línea 8 de metro hasta la Madeleine…
París se abría con todo su esplendor. París era luz y
vida, París era la libertad buscada y conseguida, la meta soñada, anhelada,
esperada. París era simplemente París… Entonces, él despositó un beso suave,
sensual, sobre sus labios. Ella se
destocó el sombrero chester de color azul y
correspondió con un beso de amor, como solo ofrecía en los momentos en
que… Los ojos le brillaban con ese brillo especial que aparece en las ocasiones
excepcionales.
¿Ves?, le dijo él un rato después, cuando paseaban por la Concorde camino
de los Campos Elíseos. Todo esto, todo París, ahora es para nosotros dos.
Mañana temprano, le dijo, subiremos a Montmatre…Se acercaron al Sena. El río
bajaba majestuoso, casi quieto…
-
El río, dijo
él, nos llevará a Giverny, donde Monet plantó su jardín para tener todos los
azules al alcance de su paleta…
-
Sí, Normadía, contestó
ella, lo dejaremos para otro día…
Paró un taxi. Entegó una nota con una dirección:
-
Le Bois D’Ancêtres.
34 Rue de la Montaigne Saint Geneviéve. Barrio Latino.
Después de la cena esperaban encontrar reminicencias de
Aznavour, de Ediht Piaff, de Mireille Mathieu … Un grupo cantaba al Che
Guevara…
(Continuará...)
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