Con la llegada del buen tiempo
han aparecido las plagas. Si no tuviésemos bastante con el bicho que nadie ve
pero que sabemos que existe, ahora aparecen los insectos. Dicen que todos son
necesarios pero la verdad que cuesta creerlo.
Un ejército de hormigas sale de
los lugares más insospechados y, además, con muy difícil acceso para llegar
hasta ellos. Bastidores de puertas, escalones, marcos y quicios de ventanas,
losetas en los rincones de la casa. Están perfectamente organizados y llegan
como un ejército invencible. Toman posesión de lo suyo.
Por las noches, a la luz de la
pantalla del ordenador no hay palomita grande o pequeña en tropecientos mil
metros a la redonda que no venga a dar su paseíto y a dejar constancia de que
ellas también existen, como Teruel, pero incordiando…
No se quedan atrás avispas,
tabarros, y otros bichos voladores. Acuden
con el aguijón cargado de veneno, como algunos políticos que tenemos en mente,
sí, sí como esos, y casi con tan mala leche como ellos. Te dan el picotazo, te
dejan hecho un cristo y no lo sé pero en su fuero interno seguro que están
hasta disfrutando.
¿Dónde dejamos a los mosquitos?
Agudos, finísimos, casi invisibles… Algunos vienen con una trompetilla
anunciando que están ahí. No los ves, ni de venir, ni de posarse sobre tu brazo,
solo que un momento determinado sientes un picor y comienza la rasquiña.
Recuerdo aquello de “por la mañana el rocío “ al mediodía la calor / por la
noche los mosquitos / no quiero ser labrador”.
Hay más, sin miseria. Son unas
arañas -las de ocho patas- minúsculas.
Se mueven con gran rapidez y cuando pican – naturalmente, acuden siempre por
sorpresa – notas una enorme roncha, rojiza, potente que muy pronto va a más,
tan a más que si te encuentras con alguien la pregunta inmediata es ¿ “qué
bicho te ha picado”?
Y, las moscas, ¿dónde dejamos a
la moscas? Que no, que no estoy pensando en los telediarios. Pienso en las
otras. Abejorros, moscardones…
Dicen que todos los insectos son
necesarios. Las abejas, al menos nos dejan la constancia de su presencia a modo
de miel, otros las consideran esenciales en la polinización e imprescindibles
para la vida, pero algunos que yo me sé, esos que usted y yo estamos pensando
piden el flis a voces… ¡Qué Dios nos coja confesados!
No hay comentarios:
Publicar un comentario