Mr. Grogan, era un hombre mayor
que vivía solo. Mr. Grogan, tenía alquilada una buhardilla en una de las calles
principales de la ciudad. La buhardilla tenía un tragaluz por el que entraba el
sol y un ventanal grande sobre los tejados. Las noches calurosas de verano, Mr.
Grogan las abría y originaba una corriente de aire que refrescaba por la
madrugada.
Mr. Grogan acudía y volvía del
trabajo andando. Era un hombre solitario y no tenía amigos, aunque era muy
afable y atento. Siempre vestía de negro, la chaqueta era larga, con dos
bolsillos a ambos lados. En uno, llevaba una botella de alcohol y en el otro,
un bocadillo que compraba en el colmado de la esquina.
Caminaba despacio, de manera
acompasada. Cuando llegaba a la oficina de telégrafos, porque Mr. Grogan era el
oficial de telegrafía, sacaba la botella y la ponía sobre una estantería al
alcance de la mano, junto a la botella, el bocadillo que comía a media tarde
pero que casi nunca terminaba…
El muchacho era moreno, tenía
unos ojos negros grandes y desde ellos transmitía curiosidad por todo lo que
había a su alrededor. En los días que no iba al colegio, pasaba horas en la
ventana de la oficina de telégrafos, observando como un aparato emitía unas
señales intermitentes que el oficial traducía después de descifrar la cinta
marcada con signos. Otros veces, Mr. Grogan
pulsaba de manera rítmica, un puntero fijo, y transmitía un mensaje a un
lugar lejano.
Sobre la mesa aparecían tiras de
papel: “ Siento comunicarle no asistencia boda Paula. Punto. Imposible
encontrar billetes regreso. Punto. Saludos” Otros, decían otra cosa:
“Anunciamos salida mercancía. Punto. Transitario informa cinco días llegada
puerto destino. Punto. Confirmen recepción. Punto”
-
¿Tú – le preguntó un día Mr. Grogan – qué quieres
ser en la vida?
-
Telegrafista – como usted – le contestó el
muchacho…
-
Pasa…
Le enseñó un libro con el
alfabeto morse. Junto a la letra había una serie de signos: A .-; B -…; C -.-.;
D -..; E .; F..- . El muchacho miraba
con curiosidad, tienes que aprenderlo, - le dijo - es lo primero.
Llegó un telegrama. Mr. Grogan lo
descifró:
-
¿De dónde viene? Preguntó, el muchacho.
-
Del cielo…
-
Y ¿qué dice?, volvió a preguntar.
-
“Aún estáis a tiempo. Punto ¿Qué esperáis para
entenderos? Punto”, tradujo Mr. Grogan…
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