“Que no, mi señor, que son
molinos de viento y no gigantes”. Más o menos ese era el mensaje que salía de
la boca de Sancho Panza, el fiel escudero y futurible gobernador de la isla de
Barataria, que Cervantes cuenta que le decía a Don Quijote, para que desistiese
de acometer una aventura contra ellos.
Lo leo en El País. Salvador
Pendón se hace eco de lo ocurrido. De
esto, Salvador sabe un rato, porque es su pueblo, o mejor, gente de su pueblo,
quien protagoniza el hecho y porque durante sus mandatos en la presidencia de la Diputación Provincial
de Málaga, supo muy de cerca de los problemas del mundo cooperativo.
Una cooperativa de mujeres de El
Borge (no llega a los mil habitantes) un pueblo blanco – todos los pueblos de
allí, lo son – de la Axarquía, es decir las tierras que están al Este de
Málaga, entre las sierras y la mar, se
ven derrotadas por la poderosa industria textil china. O sea, gigantes de
verdad. No, no son molinos de viento.
Estas mujeres, hace unos años,
como en tantos pueblos del interior, buscaron una salida a su situación laboral
agrupándose en cooperativas textiles. Todas, unas tras otras, río abajo ante la
desidia, trabas e incomprensión administrativa, el afán de ganar más por parte
de unos que todo les parecía poco, y por la competencia donde el posible
consumidor siempre optaba por lo más barato…
Agreguemos más o menos la
formación en la nueva situación, inversiones, problemas financieros, consecución de mercados, intermediarios y si quieren la
biblia en pasta, todos unidos enterraron ilusiones, salidas laborales de mucha
gente que creía que otras formas eran posibles.
La situación sanitaria que atravesamos,
es para sembrar muchas inquietudes, preocupaciones y preguntas con respuesta en
el aire, la económica no va mucho más lejana. A quienes corresponda – ya se que
si pensamos en algunos colectivos, pues va a ser como que no – ¡por los clavos
de Cristo! no permanezcáis impasibles ante
todo esto. Estas mujeres, y otras de muchos pueblos perdidos en no se sabe dónde,
esperan una brisa que impulse su vela para que el barco no se quede varado.
¿Los que consumimos? Tenemos mucho que decir. A ver si de una puñetera vez
despertamos, leñe.
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