jueves, 7 de noviembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Crisis







Dicen que viene una crisis. Me imagino que tiene que esperar. Verán. Esta semana son todo promesas de felicidad. Nos van a dar oro, mucho oro; Lo otro, ya lo tenemos. Con solo salir a la calle a cualquier hora. Puentes, Navidades, Reyes Magos… No hay sitio para la crisis. Está cogido.

Antes, cuando vino la otra de hace unos años  levantaron las aceras  (pero no era para buscar el tesoros, no) y se perdía el dinero como las bolitas de mercurio de aquellos termómetros antiguos que se rompían cuando nos poníamos malos, alguien, iluminado, dijo, que ya habíamos aprendido la lección.  Miau, miua, maúllan los gatos por los caballetes.

Yo no sé qué tienen de verdad las predicciones… Aunque visto lo visto. Hace un rato decía uno de esos que predicen a través de las cabañuelas qué tiempo va a hacer,  (era a primeros de septiembre) que íbamos a tener un otoño ‘tempranero y lluvioso’. Yo le he puesto un comentario. “Que Santa Lucía le conserve la vista”.

Esto ya casi termina, y sin dejar de perder tiempo, entraremos en la de las próximas elecciones que serán más pronto que tarde. Al tiempo. Unos no querrán soltar el gachero;  otros, tienen ganas de gachas…

Hay quien le tiene inquina a los ricos. Mucha. Tanta que no desaprovechan la ocasión para arremeter contra ellos y por eso, porque los ricos son malos ellos aspiran a vivir como viven los ricos… para redimirlos. No sean mal pensados. En no sé qué lugar leí aquello de que el hombre feliz no tenía camisa. Eso sería en verano. En invierno tenía asegurada la pulmonía como mínimo.

Hay una pobreza, la de verdad y de la que nadie – yo no los he escuchado, en todos estos días zarzueleros que nos hemos dado – hablar. Niños, enfermos de los de verdad , no de los que vengo porque creo que me voy a resfriar para que usted me mande algo, padres de familia, personas que pasaron hace tiempo el ecuador y otros que coronan el puerto que lo pasan mal, muy mal…

Esta España nuestra, cainita y con tripas sin estrenar se está – le están permitiendo – unos lujos que a lo peor no hay que levantar aceras y si otras cosas. ¿Y si los chirimoyos, ahora que es tiempo, nos diesen frutas sin pepitas?



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