Dicen que viene una crisis. Me
imagino que tiene que esperar. Verán. Esta semana son todo promesas de felicidad.
Nos van a dar oro, mucho oro; Lo otro, ya lo tenemos. Con solo salir a la calle
a cualquier hora. Puentes, Navidades, Reyes Magos… No hay sitio para la crisis.
Está cogido.
Antes, cuando vino la otra de
hace unos años levantaron las aceras (pero no era para buscar el tesoros, no) y se
perdía el dinero como las bolitas de mercurio de aquellos termómetros antiguos
que se rompían cuando nos poníamos malos, alguien, iluminado, dijo, que ya
habíamos aprendido la lección. Miau,
miua, maúllan los gatos por los caballetes.
Yo no sé qué tienen de verdad
las predicciones… Aunque visto lo visto. Hace un rato decía uno de esos que
predicen a través de las cabañuelas qué tiempo va a hacer, (era a primeros de septiembre) que íbamos a
tener un otoño ‘tempranero y lluvioso’. Yo le he puesto un comentario. “Que
Santa Lucía le conserve la vista”.
Esto ya casi termina, y sin
dejar de perder tiempo, entraremos en la de las próximas elecciones que serán
más pronto que tarde. Al tiempo. Unos no querrán soltar el gachero; otros, tienen ganas de gachas…
Hay quien le tiene inquina a
los ricos. Mucha. Tanta que no desaprovechan la ocasión para arremeter contra
ellos y por eso, porque los ricos son malos ellos aspiran a vivir como viven
los ricos… para redimirlos. No sean mal pensados. En no sé qué lugar leí
aquello de que el hombre feliz no tenía camisa. Eso sería en verano. En
invierno tenía asegurada la pulmonía como mínimo.
Hay una pobreza, la de verdad y
de la que nadie – yo no los he escuchado, en todos estos días zarzueleros que
nos hemos dado – hablar. Niños, enfermos de los de verdad , no de los que vengo
porque creo que me voy a resfriar para que usted me mande algo, padres de
familia, personas que pasaron hace tiempo el ecuador y otros que coronan el
puerto que lo pasan mal, muy mal…
Esta España nuestra, cainita y
con tripas sin estrenar se está – le están permitiendo – unos lujos que a lo
peor no hay que levantar aceras y si otras cosas. ¿Y si los chirimoyos, ahora
que es tiempo, nos diesen frutas sin pepitas?
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