jueves, 21 de noviembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El patio





El patio está… ¡cómo está el patio, Madre del Amor Hermoso! Está el gallinero alborotado. Los mininos  sacan pechuga en lo más alto de los caballetes del corral; los gallos con espolones no se suben tan arriba pero su quiquiriquí llega lo suficientemente lejos como para que todos los escuchen; el cacareo de gallinas lo invade todo.

Me acuerdo de Cervantes. El hombre lo pasó mal, muy mal en su vida. Por errores propios o porque el destino le tenía reservado más de un momento amargo. Cervantes escribió una obra sublime, el Quijote. De hecho ensombreció a otras, que no haber existido la primera, tendrían papel en la primera línea.

Cervantes nos cuenta – Rinconete y Cortadillo - que en la Venta del Molinillo, en el Valle de Alcudia, en el camino que va de Castilla a Andalucía se encuentran dos mozalbetes. Uno, nacido entre Salamanca y Medina del Campo; el otro, en la Fonfrida. Se unen a una cabalgata – a la que desvalijan – que va camino de Sevilla. Quieren dinero, aventuras y libertad.

Caen en el Arenal. Sevilla es una de las ciudades más importantes del mundo en aquel tiempo. Por supuesto, también, de España. Allí se reúne lo mejorcito de cada casa. No cabe más arte, más oficio y más riqueza ni más poder. Siglo de Oro. El comercio con América tiene mucho que ver en aquella situación excepcional. Tampoco cabe más golfo, más hampa, más piojos y miseria, ni más sinvergüenzas juntos.

Cuenta Cervantes que ya recién llegados comienzan las fechorías. Son observados por uno de la ‘Cofradía’ que rige Monipodio. El ‘bueno’ de Monipodio – ‘nuestro padre’, lo llaman -  reparte el quehacer diario a los del oficio desde su patio y donde, también, recibe  y ‘corresponde’ a la justicia cuando  llega hasta su casa  y tiene precisión de hacerlo.

Camino del patio los asesora (todavía se llaman Pedro del Rincón  y Diego Cortado). Rinconete y Cortadillo serán los nombres de pila que les pondrá el jefe después. Les dice: “de lo que hurtásemos demos alguna cosa o limosna” (…) y agrega, más adelante: “en eso de restituir no hay que hablar, porque es cosa imposible por las muchas partes en que se divide lo hurtado”.

¿A que en algunas cosas parece de hoy? Novelas Ejemplares, Miguel de Cervantes, 1613…





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