A la hora en punto - bueno, eso en mi pueblo es una entelequia –
con permiso de la autoridad (por supuesto) y si el tiempo no lo impide (que
esos si que son otros lópeces) cada Viernes Santo a esa hora en que el sol dice
que ya no es mediodía pero que tampoco ha llegado la tarde, en Alora, se
celebra un acto único y totémico: “la Despedía”.
No es decir ningún adiós de los
que pueden que partan a tierras lejanas. No, en absoluto. Es reencuentro de los
que vienen de fuera y los de dentro en un acto propiciado entre dos hermandades, “Jesús” y “Dolores”.
Cada imagen en su trono aligerado de peso. Ocho hombres por trono. Los cuatro
de adelante, al unísono, y a la señal de un maestro de ceremonias, se arrodillan
por tres veces. Una más lejana; se acercan, y otra, casi tocándose las cabezas
de varales. Los cuatro de atrás, erguidos…
Todo, sincronizado. Un ligero
adelanto o retraso, un pequeño vuelco hacia uno de los laterales, un bamboleo
imprevisto… ¿Quién ‘ha ganado’? La polémica… Tiene que ser algo muy señalado
para reconocer la victoria del otro. Previamente, oportunos piques, dimes y contraposturas…
La plaza abarrotada. De morado
y oro, Jesús Nazareno. Lo acompaña, la Brigada Paracaidista del Ejército de
Tierra con sede en Alcalá de Henares, ahora por mor de las reformas, en
Paracuellos del Jarama. De Legión y oro, la Virgen. Los Caballeros Legionarios
vienen de Ronda o Almería. Depende… El bolero paracaidista o el novio de
muerte, ocupan el lugar de la saeta.
Hay otros sitios ocupados.
Algunos aupados al tejado de la iglesia o a alguno de las casas que circundan,
la plaza – Plaza Baja de la Despedía – que por un momento es la Plaza Mayor de los Sueños. Esos, intrépidos,
en los lugares más insospechados, en ocasiones, están a punto de cumplir el
dicho del teólogo moderno que afirma que la fe es dar un salto al vacío…
Al final, abrazos; alegría.
Jesús nazareno sobre hombros de hombres jóvenes, con uniformes, sube, a paso rápido, a su capilla del castillo
de las Torres; la Virgen, regresa a su cercano templo de la Encarnación. Se
deshace el nudo de las gargantas. Todo es reencuentro. Un año más, con la venia y si el tiempo no lo
impide. Lo de la hora en punto, para otro día…
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