martes, 23 de abril de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dictamen






Hace unos años, Jaime Ritwagen exponía  en Benedito. La galería está en esa esquina donde calle Granada se estrecha y en la que algunos dicen que arranca la Judería,  y solo un poco antes de llegar al Pimpi, -que fue emblema en Málaga y, ahora, más – y  a donde  hay que echar una instancia para entrar y llegarse hasta el mostrador.

La aglomeración de gente era la propia de una inauguración. Acosan al Maestro Alcántara. Acababa de pasar un arrechucho… La gente, alguna gente, como siempre, inoportuna, indiscreta…

-         Manolo, ¿me conoces?

Asentía, con la copa en la mano… En un momento determinado, me dijo:

-         Sácame de aquí…

En cuanto pude empecé a moverme entre la masa. Él me cubría la espalda. Poco a poco, con la lentitud de quien no se mueve pero se va, alcanzamos la puerta…

-         Vámonos, me dijo, al Pimpi.

Estar a solas con el Maestro era algo así como descubrir que existen los Reyes Magos…  Él hablaba; yo asentía. Procuraba aprehender y aprender que aunque parezca igual, no es lo mismo…

-         “Somos, me dijo, la última generación que a este país lo llama España; somos la última generación que comemos;  a partir de ahora, nos alimentaremos… , y tengo mis dudas que al Niño grande lo que dejen que reine”.

Se nos acaba de ir el Maestro. Ahora navega en esos mares donde las olas van al rebalaje de otras orillas. Al igual, las gaviotas no estén alineadas en la playa y a él ya no le sobren  tres cristales y le falte una golondrina porque tiene la luz plena delante, tan delante que ya se ha convertido en luz.

En estas procelosas aguas navegamos un poco – o un mucho  -  a la deriva los que nos hemos quedado por este peregrinar al que todavía llamamos vida. Hay un abanico de ofertas de los presuntos salvadores. Nos venden una vida mejor a partir del domingo que viene. Desconocen que, mientras las olas de nácar sean más apetecidas que sus ofertas, y nazcan flores en la ribera de los ríos,  algunos vamos a buscar otros  destellos y los colores que se acomodan al  crepúsculo de la tarde…



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