Está el patio revuelto. El de mi casa no, porque ese, como dice la
copla, es particular y cuando llovía – ahora, ya no llueve – le pasaba lo mismo
que a los demás. No, ese por supuesto, que no. Me refiero al patio científico.
Dicen que han fotografiado por
primera vez un agujero negro. El dichoso
descubrimiento fue ‘visto’ hace un puñado de años por el astrofísico Stephen
Hawking. Albert Einstein, también, informó de él. Se ve que esas cosas están reservadas
para mentes privilegiadas.
Hay problemas referentes al
dichoso agujero. Hablan, por la distancia, de no sé cuantos millones de años
luz. (Si la luz ‘corre’ a trescientos mil kilómetros por segundo…); otro, por la temperatura, algo así como dos mil veces superior a la que hay en la
superficie del sol. ¿Convenimos en que todo esto es mareante?
A veces, veo algunas
actuaciones humanas. Me asombro de lo que trabaja alguna gente para no trabajar.
En este caso el asombro viene por el otro carril de la vía. ¡Hay que ver lo que
la gente es capaz de avanzar para no mencionar ni una sola vez la palabra
Creador! En mi analfabetismo supino me pregunto: ¿Alguien habrá hecho todo esto,
o se ha hecho solo?
Apunta la primavera en este
puñetero planeta en que nos han soltado. Rebrotan las florecillas en los bordes de los caminos. Cantan los pájaros
al amanecer. Sinfonía abierta cuando después del lubricán apunta el sol…
Los hombres, tocados por la
varita mágica nos lo han contado de otra manera. Uno, del Aljarafe, Barbeito,
habla de “mil altares / de alegres pío- pios / suenan a salve”; otro, fray Juan
de la Cruz, nos contó que “mil gracias
derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y yéndolos mirando, con sola
su figura vestidos los dejó de su hermosura”.
Juan Ramón, desde Moguer, nos
dijo, que “el sol pone en la tierra su alegría de plata y de oro; mariposas de
cien colores juegan por todas partes…” Hay otra manera de mostrar la poesía: a
través del objetivo de una cámara. Lo ha conseguido Marilina.
Gracias, mi Señor, por ese
agujero negro casi incomprensible y por los hombres que lo han descubierto y
por quienes nos cuentan tus grandezas con sus palabras o con el objetivo de sus
cámaras…
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