Dicen que está maldito. Dicen
que entre sus cimientos, piedras, mezclas y andamios se las anduvo el diablo confabulado con un
arquitecto español apartado por decisión
real, Carlos III, que ahora se ríe desde lo alto de su caballo y mira al
edificio desde la plaza.
Verán. Todo tuvo su arranque. El
Rey Alcalde, o sea Carlos III, decidió hacer un edificio para el servicio de
Correos. (La calle de la esquina lleva, precisamente, ese nombre). El
arquitecto español de más prestigio de aquel tiempo era Ventura Rodríguez. El
Rey opta por otro. Jacques Marquet, francés por más señas.
¿Tenía tratos el español con el
diablo? ¿Le tenía inquina el de los cuernos y rabo, al francés? ¡Vaya usted a
saber! El pueblo – el de Madrid no digamos – necesita sus leyendas. Se las
hallan. Y, así un buen día corre entre la gente sencilla que se ha aparecido el
diablo, que le ha dicho a los obreros que el edificio está maldito y que todos
los que trabajen en él al infierno de
cabeza…
Un cura de por medio. Crucifijo
y agua bendita. (Ya se sabe que en Madrid, lo que es agua no falta, y si es
bendita o no, es otro cantar) y la obra sigue adelante. Correos primero;
Dirección General de Seguridad, después. Mucha gente pasó por sus calabozos.
Gente ilustre que el único delito cometido era el ‘desapego’ al Régimen, o sea, rojos, rojos, malísimos…
La anécdota, de los últimos
tiempos del franquismo. Redada policial. Entre los detenidos, Dionisio
Ridruejo. El funcionario de Policía se queda perplejo. El hombre sabe quién es y qué importancia tenía
quien estaba allí y de todo lo que se
cocía por los corrillos políticos de la ciudad…
-
Hombre, don Dionisio, usted que escribió aquello
de ‘volverán banderas victoriosas’ y hoy aquí, delante de mi….
-
‘Por eso, por eso, precisamente por eso, estoy
esta noche delante de usted’
Cada fin de año, después de los
cuartos, el reloj de lo que fue Gobernación, dice que el año viejo ha muerto,
¡Viva el año nuevo¡ y la gente se come doce uvas – contra reloj, nunca mejor
dicho - y se desean, suerte y salud y todo eso… Y, quién sabe si a lo mejor no
está también el diablo por medio.
N.A. Durante unos días dejará de aparecer "Una hoja suelta del cuaderno de bitácora". Muchas gracias por vuestra comprensión.
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