Mirambel. Iglesia de Santa Margaria
“Conforme salga usted por la
Puerta de San Mateo, baje la cuesta, y
antes de llegar a la curva grande, a la derecha”. El viajero obedece. Baja
despacio. La pendiente no da para más. Deja,
Morella; luego, queda a sus espaldas. Pasa sobre el Barranco de la
Penella. El torrente no lleva agua. El terreno
está seco a pesar de la lluvia caída…
La carretera tiene buen piso.
Va paralela al río Bergantes. Al pasar
por la ermita de la Virgen de Consolación piensa en lo bien puesto que están algunos
nombres. Luego, un poco más allá, en Forcall, se une a otros dos ríos: el
Calders y el Cantavieja. De los tres, éste el que más agua lleva. Lo cruza por un puente que tiene cierta
prestancia.
En Forcall nació don Gabriel
Roselló de la Torre. Tuvo una infancia dura. Lo marcó. Desarrolló su saber en
Morella. En su pueblo se construyó una mansión a modo de palacete. La capilla
de entonces es almacén de hoy…. “Sic transit gloria mundi”.
En Forcall nació, también, José
Peñarroya. A los niños - y a otros no
tan niños, de otro tiempo – nos hizo esbozar sonrisas cuando eso era algo
difícil. La editorial Bruguera le permitió desarrollar su talento. “Don Pío”.
“Gordito Relleno”, “Don Berrinche”… ¿Se acuerdan de “Pulgarcito” y “DDT”?
También tuvo mucho que ver en ellos…
Mirambel. Calle
Camino de la La Mata la
carretera lleva por compañero el río Cantavieja. Bordean encinares y robles. Un
puente con arco ojival recuerda el tiempo en que Blasco d’Alagón guerreaba por
estas tierras. Edad Media, pura y dura, siglo XIII por más señas. Cantan los olores de las granjas porcinas. O
sea, huele a guarro.
Antes que entregue sus aguas el Barranco Torre de
Abajo, al río Cantaviejas, el viajero entra en Aragón. Tierra recia y dura. Tierra
de poco pan y mucho sacrificio. Aquí, la vida regala poco; más bien, nada.
Mirambel, medalla de Oro
‘Europa nostra’, es un pueblo bellísimo.
Murallas, castillo, iglesia del Temple. Silencio por las calles y algún gato
curioso. El viajero se encuentra con el
cartero. Charla con él. Le cuenta que hay poco más de cien habitantes, que la
Caja solo abre dos tardes al mes, un par de horas ¿para qué más?, que el pueblo
en verano acoge a más gente pero ahora…
Mirambel. Reducto del pasado
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