Había cesado el orvallo, ¿o no? El orvallo es una lluvia
suave, liviana, imperceptible, única. En
Santiago alguien dijo que ‘la
lluvia es arte’. Acertó. El viajero, tenía entonces un montón de años menos.
Iba en compañía de otro viajero amigo… En Málaga habían sacado un kilométrico
de tren. Tres mil kilómetros, (no se lo digan a nadie pero tuvieron que
ampliarlo para regresar a casa).
Recuerda que habían llegado a Santiago temprano. Venían de
Sarria. Llovió – lo que tampoco era una novedad – durante todo el. Hacía un
tiempo estupendo para estar en casa y estudiar. Los viajeros aquel día no lo
dedicaron al estudio de hojear y ojear páginas de libros. No. Estudiaron la
calle y la monumentalidad y la vida en cada esquina de la ciudad.
Reponían fuerzas en el Cantón de San Bieito. Entablaron
palique con otro joven como ellos. Y fue entonces cuando les preguntó.
¿“Conocéis la Colegiata del Sar”? El viajero sabía del Sar solo que Rosalía
había escrito “En las orillas del Sar”, y que era un río, y poco más.
Después ha conocido que es afluente del Ulla, por la derecha,
que tiene un recorrido corto y que sus aguas filtradas originan la inclinación
de la colegiata. “Desde mi ventana veo /
el templo que quise tanto”. Y que, gracias a Rosalía y al templo casi milenario
es uno de los hitos obligados a los que hay que acercase cuando se peregrina a
Santiago.
A la mañana siguiente, temprano, fueron junto a la estación
que es donde está la colegiata. Anduvieron por la orilla de la vía del tren cosa
que no se debe hacer pero hicieron y allí, vieron algo excepcional. El templo
está inclinado -algo parecido a la Torre
de Pisa, pero con menos espectacularidad – y gracias a unos contrafuertes lleva
más de novecientos años de pie… ¡Y no se ha caído!
La colegiata del Sar comenzó como templo románico. Su
impulsor, Munio Alfonso. Al cesar como obispo de Mondoñedo buscó un lugar para
los canónigos regulares. Los agustinos se encargan de ella. A su muerte
continua las obras el obispo Gelmirez que en Santiago debió ser como el Cardenal Mendoza, después, fue en
Toledo… Favores reales durante toda la Edad Media. Períodos de gloria y
decadencia. A pesar de todo sigue, ahí. De pié. Cuando vayan a Santiago no se
la pierdan…
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