Están las cepas ahítas de néctar y miel. Néctar de oro
encerrado en uvas ovaladas, -pequeñas perlas de ámbar- que chorrean miel.
Acuden - golosos ellos - los tabarros. No quieren perderse el festín. Es gloria
bendita en este septiembre que hoy se nos muere dulcemente.
Mengua ya la última luna del verano y por las noches
refresca. La brisa de la mañana es una loción de dulzura para la cara. Mece las
ramas, altas, inalcanzables - por su altura - de las palmeras de la avenida y ha traído
nubes que han dejado un refrescón. En los paseros la uva aguarda. El sol,
camino de ser dorado, convertirá esos granos en arrugas de azúcar y ensueño.
Parece que han recuperado una joya de antaño. La uva
moscatel de Málaga llega otra vez a la mesa. La echaron por mor de las pepitas
y su puesto lo ocupó la moscatel de Corinto. Dicen que compite - la de Corinto -
con la moscatel italiana y con otras del Vinalopó. En invierno traen, de más lejos, de… Chile.
No es chauvinismo. Hay que subir por tierras de Iznate,
Benaque, Macharaviaya, Comares, El Borge, Archez, las Canillas, - la de Albaida
y la de Aceituno- o irse hasta Manilva a donde llegan las brisas cargadas de
sal que vienen del Estrecho y de más allá, donde la mar océana se hace grande y
más grande.
Esencia y poesía. Se derraman a chorros. Le hablaba a
Neruda, cuando llegó, el río de Florencia…
Me hablan, estas uvas – “golpes de
luz en la historia” - de tierras de lagares, de saberes viejos al amparo
de sus cepas. Música de Vivaldi y sabor de verdiales: ‘Todos le cantan a todas
/ y a ti no te canta nadie/ siendo tú el mejor racimo / de la parra de tu
calle”.
La uva que no vaya al pasero irá a la tolva y de allí a la
mortura y de allí a vino. “Lázaro, - le dice el ciego después de atizarle con
el jarrillo- lo que te enfermó te cura y da salud”. No hay que llegar a tanto.
Me quedo con el diálogo de los compadres: “Fíjate, si será buena el agua… que
la bendicen”, “Pues anda –dice el otro- que el vino que lo consagran”… Y es,
moscatel, y de Málaga. Ahí queda eso.
.Pues si, amigo José, es tiempo de vendimia.
ResponderEliminar¿Que tendrá el vino que hasta el mismo Díos lo eligió para dejar en él la esencia de su sangre?, Claro está mediante la consagración en la misa.
Cambien por estas tierras Tacoronteras la vendimia está en su apogeo, los vinos son variados tras la selección de la uva. Pero para mí la mejor uva que he comido con sumo gusto es la moscatel. Al Rincón de la Victoria frente al hotel Rincón sol, todas las mañanas venía una señora con su canasta y hacía su pregón. Mi esposo compraba y se recreaba saboreando su sabroso jugo. Siempre que las tomo, me lo recuerda. Me encata este escrito tan en temporada.