lunes, 16 de septiembre de 2013

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y... vino el tren

Y, vino el tren con puntualidad de hoy y sabor de antes. Asomó a las doce por la boca del túnel –el primero de la larga lista que siguen vía arriba por el trazado- , una unidad moderna. Autoridades y gente vestida de época. “Cuando venga el tren –decía con la camisa empapada y voz ronca, el Jefe de Estación- todo el mundo detrás de la raya amarilla y, los niños, de la mano”.

No venía arrastrado por una vieja cuatro mil que embadurnaba los cielos; no venían los vagones de madera con asiento corrido. Eso era de otro tiempo, pero llego. Se echó hacia atrás el gentío. El andén estaba lleno; el calor de la mañana ponía un acento de un verano que no quiere irse. Hace ciento cincuenta años que vino  el primer tren. ¿Sería una mañana como ésta?  ¿Quién lo sabe?

Supuso, entonces, una revolución en las comunicaciones. Algo impensable. Trabajo y progreso. Gente que iba y venía. Acercamiento de ciudades lejanas. Otras formas de vida y un aire nuevo que renovaba algo viciado y añejo. Ya no habría que ir a Málaga en una carreta…

Una burguesía de fuera puso el capital o sea, el ‘parné’. Dicen los papeles viejos que el 14 de septiembre de 1852 se le adjudica a Martín Larios la construcción del ferrocarril entre Málaga y Almodóvar…¿Coste? Un disparate: cuatro millones de reales por legua. Después, proyectos, modificaciones, ampliaciones de capital, ruinas para unos y enriquecimiento de otros… Lo de siempre…

Hasta cinco proyectos iniciales. El primero por El Chorro; luego, cuatro más. Curiosamente, el del El Chorro, el primero que se rechaza y… al final, el que se acepta. ¿Por qué? Cosas que no se explican…

La estación de Álora se construyó sobre terrenos de bujeo. Los riegos de las huertas cercanas les afectan. Reformas, modificaciones, nuevos proyectos que rectifican. Y, de ahí una historia, con luces y sombras, que llega hasta los ciento cincuenta años por ahora...


En el vestíbulo han montado – Marisa Segura, Ana Rosa Rivero, Sonia Ramos… y otros más, muchos más – una exposición magnífica, coqueta, entrañable. Fotos antiguas, textos de artículos (uno de mi amigo José María Hidalgo) y vitrinas con enseres de otros tiempos. No se la pierdan. Bajen y véanla. Merece la pena. El bicentenario, para algunos,  nos queda algo lejos…

2 comentarios:

  1. Supongo que esta hecho de celebrar en 150 aniversario de la llegada del ferrocarril a Álora, quedará para la historia de este pueblo marcada en sus anales y en el futuro nuestros descendientes tendrán la oportunidad de recordar a todas estas personas que tan fervientemente lo han hecho posible. A ti, por este precioso articulo y a los demás participantes, cada cual por su aportación. Amigo gracias por tu preciosa efemérides y mi felicitación a todos ellos y a nuestro querido pueblo por el disfrute de este adelanto de la modernidad.

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  2. Cuanto nos ha ayudado este fardo de hierro para lograr lo que hoy se llama progreso. Sustituyo a las carretas en el transporte de personas y materiales cunado las distancias eran largas, pero como todo lo bueno dicen que conlleva algo menos bueno, nos hizo ser más perezoso, ya andamos menos, nuestras piernas se van atrofiando, y cuando no es así le llamamos deportes, ahora no caminamos, pero si corremos para sustituir a nuestros andares anteriores.
    El progreso nos igualó más al pueblo, hoy la avaricia nos lleva a esa época nuevamente..... pregunto: ¿Es la avaricia también progreso?

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