La huerta, en estos días primeros en que dicen que estamos
en otoño tiene, todavía, la hoja de verano. Espera, como quien desea algo que
tiene que venir y no llega, la lluvia. Ya no valen los riegos a pie, ni los
modernos y localizados del goteo. Pide y quiere la lluvia del cielo.
Viene - la lluvia- meteorizada con bendición. Es buena para
la aceituna que, ‘bebe por la hoja’ y
con el refrescón cambia de cara; es buena para los veneros: se cargan y se
reponen; es buena para la otoñada. Vestirá las lomas de esperanza.
Dice el refrán que ‘la huerta por la mañana; la novia, por la tarde’ La sabiduría popular
lo cuadra. Con el alba la naturaleza todo se despierta. Llega la brisa y, al
rato, el sol en lo alto y los pájaros, a lo suyo. Se arranca el campo y la vida
es un rosario de sensaciones. ¿Hay algo más bonito, que una novia, ‘arreglada’
por la tarde?
La huerta es vida. Es trabajo continuo y sueños. Siempre
sueña el hombre del campo. Flor de azahar; fruto de mayo, aguaceros primaverales,
calor de verano, lluvia de otoño y rocío
mañanero de invierno. El ciclo viene y va… Y se van aquellos que, como evocaba
Juan Ramón, amaron a su tierra. ¿Por qué
lugar de la huerta, por cuál estarán nostálgicos?
Doblan sus ramas los membrillos con el peso: piden perol y
azúcar; se asoma, entre el ramaje verde, la granada madura. Las higueras
cobijan pájaros golosos que buscan los higos de las alturas, como reclamos, los
higos más altos a lo que no se alcanza
desde el suelo.
Ha bajado una banda de garcetas bueyeras. Pernoctan en los
álamos del río y, entre dos luces, apuran los rayos de sol antes que suban las
sombras. Se hace el silencio, la huerta vuelve hoja de calendario y espera a
mañana, cuando venga el nuevo día.
Estaba esperando tu escrito.
ResponderEliminarYa lo he leído, despacito , por que esto requiere saborearlo. es precioso. Y muy placentero.
Leerlo es sentirte en el relax y el descanso. Me has hecho comprender el amor y el apego del campesino por su terruño amigo José, eres transmisor de esas mentes.
Pepe leer este relato y leer el refrán me ha venido a la mente como me lo contaron. Dice que un labrador se echo novia, y todos los días cuando se levantaba se acicalaba y allá se encaminaba a ver a la novia, después de comer se ponía la ropa de trabajo y se iba a dar una vuelta por el campo, así estuvo una temporada, un día su abuelo que lo observaba veía que la tristeza iba haciendo mella en él, le pregunto que le pasaba, y le contestó que cada día se sentía peor, iba a ver a la novia y a la huerta y cada día la veía a las dos más fea; su abuelo le pregunto cuando iba a ver a la novia y a la huerta, él se lo dijo, y su abuelo solo le dijo, tengo la solución, vas a cambiar los horarios, a partir de entonces la alegría se fue adueñando de su cuerpo. la verdad es que a veces se cambian los términos y nada sale como deseamos. Solo tú hace que un relato sea un placer.
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