domingo, 16 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Murillo



                         Sagrada Familia. Murillo


Bartolomé Esteban Murillo, hijo de un barbero, Gaspar Esteban y de María Pérez Murillo, fue el menor de catorce hermanos. Debió nacer, en Sevilla, a finales de 1617 y lo bautizaron en la Magdalena, a primeros de enero de 1618. Murió en Sevilla en 1682.

Su padre gozaba de prestigio como sangrador y era considerado como ‘Bachiller’. Su madre de familia de plateros. En su familia debía haber algún pintor y gozaban de una posición social desahogada. Firmó su obra, a veces, con Esteban y otras, la mayor de las veces, como Murillo.

Enrique Valdivieso, recientemente fallecido, y el mejor conocedor de su vida y obra dijo de él que había tenido un tiempo de incomprensión y olvido, especialmente en los comienzos del siglo XX. A principios del XXI ha recuperado el prestigio adormecido, pero ya lejos de los efluvios y delirios decimonónicos.

Según el profesor Valdivieso interpretó y tradujo con perfección la ciudad en la que nació y vivió. Por otro lado, el pueblo sevillano comprendió el mensaje de su obra. En ella, Murillo pintó un mensaje celestial que, en cierto modo, compensaba a las víctimas de las circunstancias difíciles de la época.  Sevilla, por muchas razones, debió ser capital de España y no lo fue y en esos momentos reflejaba una situación crítica y de decadencia. Allí pululaba el hampa, la miseria y las enfermedades -la peste de 1649 mermó la población de 120.000 a 60.000 habitantes - y todo eso era algo común.

 Su obra recoge la religiosidad de la España barroca donde la devoción mariana se impone. Murillo es el pintor de las Vírgenes rodeadas de angelitos que flotan, la mayoría de las veces, en su cielo celeste donde alguna nubecilla pone un punto de diferencia.

Esas imágenes de la Virgen es la interpretación personal que hace de su devoción, de la piedad barroca que se adentra por todos los poros de la sociedad, en definitiva, el pueblo que no duda en llevarla a la estampa y de ahí a su presencia no solo en los templos sino, según posibilidades, en la propia casa.

Su obra está llena, igualmente, de figuras infantiles. Él vivió en una casa de muchos hermanos y de su matrimonio con Beatriz de Cabrera le nacieron diez hijos de los que solo sobrevivieron dos, que le atienden en su vejez. Murillo murió al caerse de un andamio cuando pintaba para los capuchinos.

Es el pintor por excelencia de las Inmaculadas. Además, entre otras muchas, la Sagrada Familia, San Antonio (Catedral de Sevilla), San Juanito, Nacimiento de la Virgen, San Bernardo y la Virgen… están en la Historia de la Pintura.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario