Mañana; mañana viene. Será casi al alba. Como cada
año gente a pie y caballistas irán por Ella hasta su santuario. Luego, caminar
continuo y romero; cantos. Paradas intermitentes; renovación de hombros de mujeres bajo los varales, porque las andas de
la Virgen de Flores la sostienen, como a
tantas cosas en la vida, las mujeres
sobre sus hombros. Agosto dice que el verano ya da boqueadas de final.
Mañana; mañana viene. El sol apunta, al rayar el
día, por los cerros de enfrente. O sea, por el Cerro de la Farola. Tierra de
Lagares. El sol viene de Oriente pone sus rayos dorados sobre las campiñas de
rastrojos lambidos por el ganado, sobre las huertas de verdor intenso, sobre el
río, hilo de plata vieja que busca la mar.
No siempre fue así. La devoción sí; la traída no.
Cambió de fecha, de días, de acondicionamiento. Mandaron siempre los tiempos. Solo
dos cosas permanecieron inamovibles: la Virgen y el cariño de la gente.
Hace más de quinientos años que Álora le reza a la
Virgen de Flores. Vino de la mano de gente de Encinasola, casi en los confines de lo que por aquel
entonces era Reino de Sevilla. El Múrtiga y, al otro lado, Portugal. Tierras de
dehesas y encinares: “A orillas de la Ribera / está la Virgen de Flores…”
Tiempos de conquista y de guerra entre los hombres;
tiempos de desencuentros y esa manera de solucionar los conflictos con la
espada en la mano y la cruz en la otra. Los Reyes Católicos habían emprendido
el final de la Guerra de Granada; finales del siglo XV...
En Álora la entronizan en una ermita pequeña,
diminuta, primero; luego, en un santuario soberbio con vistas espléndidas sobre
el río Guadalhorce que viene de lejos, que pregona poderío y rompe calizas. El
río se rinde y deja tributo en el Mediterráneo entre meandros y tierras ricas
en limos.
La Virgen de Flores permanecerá en el pueblo unos
días, desde el último o penúltimo –según pida el calendario - domingo de agosto
hasta el domingo inmediatamente posterior al ocho de septiembre. En romería,
entre cantos, palmas y el calor propio de estío, los romeros la dejarán de
nuevo, en su santuario. Un año más…; mañana, mañana viene.
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