“...El día se
extinguía gloriosamente, en medio del resplandor de los incendios, en la
embriaguez revolucionaria de una jornada de triunfo popular...pronto la ciudad
fue el teatro de la revolución desencadenada. Las mujeres y los hombres,
dedicados al asalto de los conventos, quemaban todo lo que dentro de ellos
había, incluso el dinero...”
Lo firma Federica
Montseny. Los hechos ocurren en Barcelona. Es el 20 de julio de 1936. España se
había abierto en canal a uno de los horrores mayores – las sangrías de ETA, vino
después – que ha azotado y divido a los españoles del siglo XX.
Federica Montseny
militó en el comunismo libertario. Fue la primera mujer que ocupó un Ministerio
en España. Sanidad y Asistencia Social es la cartera que le asigna el Gobierno
de la II República. Tuvo reticencias para aceptarlo; al final accede.
Su permanencia en el
cargo, breve. Poco más de seis meses. Pretendió amplias reformas: lugares de
acogida para la infancia (solo pudo abrir uno, cerca de Valencia), comedores
para embarazadas, lugares para liberar de la prostitución, profesiones para
ejercer por minusválidos…Pretendió la primera Ley de aborto en España. No llegó
a ejecutar ninguno de los proyectos.
Su carrera política
comienza en la filas de la CNT. Participa en el mitin de clausura en el
Congreso de Zaragoza. Manifestó que las grandes reformas libertarias no se
podían llevar a cabo desde el Estado y sí desde la Revolución. Votó en contra
de la conmutación de la pena de muerte a José Antonio Primo de Rivera; en la
Transición se opuso a los Pactos de Moncloa.
Exiliada en Francia
vivió en vigilancia hasta la liberación por las tropas aliadas en 1944. El Régimen
pidió, reiteradamente, su extradición; no lo consiguió. Vuelve a España una vez
instaurada la Democracia.
Desde 1977 pide al
Estado la devolución de patrimonio de la CNT y continuó su activismo en el
mundo sindical en el que gozaba de un gran prestigio entre las corrientes más
extremas de los movimientos obreros.
Muchos pueblos en
España le han dado su nombre la de calles de sus municipios; centros de
enseñanza, también lo llevan. Dejó un legado literario con más de cincuenta
novelas de carácter romántico-social y otras dentro de su actividad política.
Nació en Madrid, 1905; murió en Toulouse, Francia en 1994.
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