Querido, queridísimo Juani - porque para todos
nosotros tú eres Juani Rivas - te escribo entre el desasosiego y el
desconcierto; entre ese no saber qué decirte ni qué ponerte, ni por dónde
salir.
Verás. Me voy a los versos de Miguel y me acuerdo de
todo lo de “en su pueblo y el mío”, y lo del hortelano, y lo de la tierra, y de
ese dolor que para doler duele hasta el aliento y… Bueno, todo lo demás, pero
no, Juani. No quiero refugiarme en Miguel.
Quiero irme al chaval – de grande, también - de
sonrisa abierta en el vetusto Díaz-Lanzac. Fíjate, tan viejo que hasta nos lo
derribaron… Y tú con tu adolescencia a flor de piel y aquellas mañanas de vóley
en el patio con la red que bajo la batuta de Eugenio habíamos confeccionado en
los pasillos porque la economía no daba para más…
Quiero irme al chaval despierto, listo, avispado…
¿Te acuerdas? La EGB de Villar Palasí calentita como pan en horno de pueblo. Yo
con veintipocos años y la mili recién hecha y voy te pregunto, en uno de aquellos
exámenes de evaluaciones: “¿Qué es la Compañía de Jesús?” Y tú vas y me
respondes: “la mejor organización que existe después del Real Madrid”.
No lo he olvidado… Tú; tampoco. Lo hemos recordado
muchas veces. Tú siempre me respondías con la sonrisa generosa y amplia. Tan
amplia como el alma que encerrabas dentro a pesar de los palos que te daba la vida.
Querido, queridísimo Juani, tú has sido de los
grandes que he conocido. Ayer, en el cementerio, Tomás y Lucas, tus amigos y mis
amigos, nuestros amigos, comentaban: siempre decimos cuando alguien se muere
que se muere el mejor, pero es que en tu caso es verdad, Juani. Es que es
verdad.
Oye, no hace falta recordártelo pero… Echa un cable
a tu madre; a Águeda y a Antonio; a Pepi y al otro Antonio. Ya sabes a todos
los tuyos y, ¿a los demás?, pues eso…
Dice el maestro Alcántara que hay que gente que se
muere y gente que se nos muere. Sabes, de sobra, que encabezas la lista de los
segundos. ¡Quién me iba a decir a mí que yo, precisamente, yo iba a escribir tu
obituario…! Esta vida es la releche, amigo mío; querido, queridísimo amigo.
Amigo de la infancia con el que compartí muchos momentos en mi vida. Ahora un angel en el cielo que vela por nosotros. Estará siempre en nuestros corazones.
ResponderEliminarEmocionante texto, querido Pepe. "Cuando un amigo se va / queda un espacio vacío / que no lo puede llenar / la llegada de otro amigo..." (Alberto Cortez)
ResponderEliminarImagino que habrá sido un mazazo, fuera o no esperado. Ten mi abrazo, amigo.
Se veía venir; se temía... pero que mal llega siempre. Otro abrazo para ti.
EliminarEl chico de la eterna sonrisa.
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