Para Ángeles y Gabriel, porque decidieron andar juntos el camino...
Dicen que vienen de andar un camino largo. Duro. Con más
espinas de las que uno desea a los amigos. Pero era suyo. Tenían que andarlo;
lo han hecho. Han recorrido ese trecho que, a veces, riegan las “perlas de la
lluvia” o, sea, las lágrimas…
Y, ahora, porque el destino es así, van y deciden, que los
recodos del camino que les quedan los van a andar juntos. Una Gara y un Jonay, cualquieras…
sólo que el mar, que está por medio lo
van a alargar un poco más. Y, el final, será otro.
A partir de ya, desde los atardeceres largos de mayo, donde
África está al alcance de la mano,
ellos, porque hablo de Ángeles y Gabriel, alargarán un poco más sus miradas y
llegarán –con sueños, recuerdos y añoranzas – hasta las faldas de un monte
blanco y alto… sobre una permanente primavera.
Han decidido que del domingo en adelante… “No es bueno que
el hombre esté solo”. Lo dijo el Génesis y lo van a cumplir. Serán dos pero uno
solo. La quilla de su barca va a surcar las aguas que el destino decida poner
delante. No. No es bueno que el hombre esté sólo.
Y, Gabriel, que piensa que tampoco debe estarlo la mujer… le
ha ofrecido su vida como lazarillo por cayado. ¿Cabe más generosidad? Es probable que alguien
en la lejanía -estoy seguro -, van a ser dos “alguien”: Mari Pepa y Andrés,
desde detrás de una estrella, les cantarán: “Rosas rojas a ti, te he mandado
esta noche y, tú, sabes muy bien lo que quiero de…”
Esas mismas rosas, no; esas, son de ellos, pero otras, sí.
Otras os enviaremos desde la distancia los amigos. No estaré físicamente allí.
No importa. Mi espíritu, como el de Juan Ramón que vagaba por el huerto, sí…,
porque las alegrías de los amigos -compartidas - son más alegrías.
"Yo te ofreceré perlas de lluvia, llegadas del país donde no llueve...."Edith Piaf:" Ne me quitte pas.
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