martes, 31 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Palmitos
31 de enero, martes. Dicen
que es una planta propia del clima mediterráneo. Se cría de manera espontánea
por todo el sur de Europa, desde Grecia a Gibraltar, y el norte de África.
Algunos van mas lejos y la consideran como planta autóctona de la Península
Ibérica y de las Islas Baleares.
No soy quién para contradecir
esa hipótesis. Sí les puedo afirmar que conozco algunas zonas en ambos
territorios de una excepcional pujanza. En torno al monasterio de Lluch en
Mallorca, en la bajada hace el Torrente de Pareis y en las cercanías del cabo
de Formentor hay ejemplares de una vistosidad impresionante.
Mas cerca de nosotros, en el
Cerro de la Fiscala, (por aquí hay un dicho: “es más viejo que el palmar de la
Fiscala), por Virote, la subida a Panza Burra, por los Lentiscares, por los Cortigüelos,
o por Pozo Viejo hay manchones de palmas que no tienen nada que envidiar a
otros que se crían en zonas más alejadas y distantes. Resiste el frío – no las
heladas – y el calor hasta el punto de que siempre permanecen verdes.
En los tiempos duros, en los
años cuarenta y cincuenta, se aprovechaba el cogollo de la palma del que, una
vez secado, se obtenía la pleita que servía de materia prima para una industria
muy primaria. Muchas familias vivieron - malvivieron, la mayoría de veces – con
la ayuda auxiliar de la pleita. Se confeccionaban sombreros de palma,
soplillos, cestas, y un sinfín de utensilios que suplían las carencias más
elementales.
La palma da un fruto, la uva de palma, que
toma color por las proximidades de la Navidad. No es comestible, aunque para
los niños se presentaba como algo exótico y novedoso, pero siempre venía más de
la mano de la curiosidad del sabor diferente y por lo novedoso que por su valor
alimenticio.
Algo parecido ocurría con el
palmito. Era un trozo de palma en el que brotaban tallos nuevos, para arrancarlo
de la propia palma había una herramienta a la que dio nombre: la palmitera.
Ente los tallos prietos, unos contra otros, que arropaban la parte interior
creían unos brotes tiernos que se conocían como “abuelas”. Era frecuente
escuchar: ‘tiene más abuelas que un palmito’.
Hoy es una planta protegida por
la Ley que la considera de gran valor ecológico. Prohíbe arrancarlos e incluso
comercializar tantos los cogollos como los brotes tiernos o sea los palmitos.
La industria de la pleita es algo ya del recuerdo.
lunes, 30 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Calle Toro
Dibujo a plumilla. Diego Borrego
30 de enero, lunes. La
calle Toro era el camino por donde se iban los niños que se escapaban de la
escuela para bañarse en “la Playita o en la Puente”. Entonces, los niños
se escapaban, pero cuando la ‘libertad’ pedía no entrar aquel día a clase,
entonces, a eso, se le llamaba hacer “la rabona”. Los niños, según qué
tiempo, en esos momentos de libertad conquistada ponían trampas y cazaban con
alúas, pajarillos insectívoros, buscaban nidos entre el ramaje de las huertas o
se daban un toleo en las primeras tardes calurosas de la primavera.
-
“El Madreaguas se ha bañao en el
río”.
La noticia corrió entre la chiquillería.
Normal, a no ser porque no más comenzaban los primeros días de un mes de
febrero del cincuenta y tantos del siglo pasado, claro. “El Madreaguas,
desde aquel día estuvo rodeado por el hálito de admiración con el que los niños
visten a sus héroes aunque estén sentados en una banca un poco más allá, solo
un poco, de la suya.
Por la calle Toro bajaban los
que cogían, casi de madrugada, el tren de las “seis”, y los que,
también, pero un poco más tarde, viajaban a Málaga, en el “mixto” que
venía de Antequera y Ronda…
Había, en la mediación, a la
derecha, una fragua y un niño enfermo que murió (entonces morían muchos niños),
pero para nosotros, Manolito, al que su madre lo tenía entres sábanas muy
blancas y muy limpias, era un niño al que íbamos a ver a su casa.
Por la puerta con un escudo
sobre el dintel y ventanas con rejas y que rompía la tónica de la calle, se
entraba al “Huerto” que era un reducto cerrado y enigmático. Nunca podíamos
acceder a él. Solo entraban algunos niños de la calle. Decían que tenía un
ciruelo con frutos rojos y muy dulces. En un tiempo fue morada de clérigos. Clérigos
de los de antes, de esos que usaban una sotana con muchas manchas, manteo y
bonete y dicen que acudían a los actos religiosos con un boato diferente. Esos
clérigos merendaban un tazón de chocolate y picatostes fritos…
La calle, en otro tiempo, se
llamó de La Puente y terminaba al pie del Cerro de las Torres…, y por las
Piedras Blancas se llegaba al túnel.
domingo, 29 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mozart, un genio de la música
29 de enero, domingo. Mozart, nació en Salzburgo en 27 de enero de 1756 (acaban de cumplirse 267 años) y murió en Viena, el 5 de diciembre de 1791. Fue un genio de la música – compuso para todos los instrumentos, aunque tenía aversión a la flauta - de la segunda mitad del siglo XVIII.
Wolgang Amadeus Mozart fue un
niño prodigio. A los cinco años, acompañaba a su padre por los círculos
musicales de Europa donde causaba admiración, sobre todo, delante del piano.
Como compositor también comenzó muy joven y sus piezas eran valorados y
exaltadas por los entendidos.
A pesar de la cortedad de su
vida, solo 35 años, está considerado como uno de los más grandes músicos de
todos los tiempos. Su vida está llena de tinieblas donde, en ocasiones, prevalecen
las contradicciones a la realidad.
Desde muy niño padeció todas
las enfermedades de su tiempo, incluida la viruela, la enfermedad imperante,
que le dejó marcadas cicatrices en su cuerpo. Siempre estuvo lleno de achaques
y fiebres raras.
Cuenta uno de sus biógrafos que
ya al final de su vida viajó a Praga y se sintió mal. Allí se incrementaron sus
padecimientos y en el regreso a Viena se sentía tan mal – vómitos,
convulsiones, fiebres altísimas – que pensaba que moriría por el camino.
Ya en Viena tuvo un
restablecimiento. Su mujer lo sacó a dar un paseo por el Práter y él le
confesó su creencia de que lo habían envenenado y que sentía su fin muy
cercano. Componía el Requiem que
no llegó a terminar y que según confiesan, había dicho a sus más allegados, que
lo había compuesto para él mismo.
Su salud se deterioraba por
días. La hinchazón de manos, piernas, y articulaciones llegó a tal grado que
dicen que no podía girar la cabeza. Las contradicciones entran, como en la de
todos los genios, a formar parte de su vida, hasta el punto que dicen, que la
misma noche de su muerte él mismo participó en una representación de la obra
inconclusa. No es fácil de creer.
Lo que es cierto es que murió
en la ruina. A su entierro – de tercera - asistió muy poca gente y su cadáver
fue acompañado al cementerio de San Marx desde la catedral de San Esteban por
uno de sus hijos. Le dieron sepultura en una tumba simple y se perdió el rastro
de sus restos…
sábado, 28 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¿Qué nos dan?
28 de enero, sábado. Hasta
hace unos años – ahora casi no quedan panaderías y sí lugares donde despachan
pan – las panaderías de los pueblos, al
amanecer, cuando comenzaban a salir las primeras hornadas, inundaban la calle
con olor a pan caliente, a hornos caldeados con retamas, y aulagas, a calor
dulce y acariciador.
Ahora nos venden pan
prefabricado. La levadura artificial y
lo calientan en unas máquinas especiales y rápidas. De momento tienen muy buena
pinta, pero cuando les pasan unas horas, eso es una masa parecida a lo que
puede llamarse chicle. Cuando llega la tarde, ya es algo con lo que puedes
descalabrar a alguien que pase por la calle.
Dicen que los pescados que nos
ofrecen criados en piscifactorías están alimentados – y por supuesto, criados –
con piensos prefabricados con las cosas más raras que uno puede imaginarse.
Aquí cuadra aquello de “lo que no mata, engorda”. Es cierto que hay peces o
pescados que de no ser por las piscifactorías no podríamos tener acceso a
ellos, pero…
En los mercados ofrecen “rosada
fresca”. Es imposible el apellido. La rosada es un pescado que no se da en los
mares del hemisferio norte. La que consumimos viene de Sudáfrica, del Sur de
Argentina o de Chile… Si no es congelado, no puede llegar al consumidor como
producto “fresco”. El congelado, ‘caliente’, desde luego, no es.
Tampoco se escapan las carnes.
Un bistec, un filete o un trozo de pollo que permanece toda la noche
descongelándose a la mañana siguiente aparece flotando, en ocasiones, sobre un
líquido sanguinolento de un aspecto horroroso. Es lo que hay.
No hablo de frutas, ni de
hortalizas ni de otros productos que llegan a la mesa con un aspecto visual
excelente. Le miras la etiqueta y son uvas – sin pepitas – que vienen desde
miles de kilómetros del Cono SUR, por ejemplo.
Ha saltado la noticia que más
de trecientos niños en Gambia, Uzbekistán e Indonesia han muerto por un
problema renal después de haber ingerido un jarabe para la tos, fabricado en
India y distribuido por multinacionales del dinero ¡y de los pocos escrúpulos!
Solo están movidas por el afán de ganar más y más y más… Así podríamos alargar
la lista. No es necesario. Solo cabe una pregunta para la que no tenemos
respuesta, pero sí mucho temor: ¿qué nos dan?
viernes, 27 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y, de pronto, ella...
27 de enero, viernes. Era
media mañana. El cielo azul. Algunas nubes – muy pocas - pasaban despacio, sin
prisa. Las nubes no usan el reloj. No lo necesitan nunca porque no tienen
costumbre. Eran esas nubes conocedoras de que pasean por algo que es suyo. ¿Hay
algo más de las nubes que el cielo azul? Se visten de las formas más extrañas y
siendo iguales, no se repiten.
Desde esa altura, las nubes
columbran el mar lejano. El mar esta mañana de luz tiene un color diferente. El
mar se ha vestido de plata y es algo así como lo que se apetece y se desea y se
conoce y se sabe que nunca, nunca será de uno. El mar solo se da a quien él
quiere darse…
Desde esa altura las nubes ven,
en medio del campo, en las laderas o en la llanura pinceladas blancas que
tienen nombres de pueblo: Álora, - a donde Dios me dejó caer hace hoy setenta y
seis años - Cártama, Pizarra, Alhaurín – que alguien dijo que era el jardín de
Dios a quien otros llaman Alá, Yahvé… –
Coín, Guaro, Monda, Jorox, Alozaina, Casarabonela, Yunquera… Todos son pueblos
bellísimos, pueblos de calles estrechas, tortuosas, de lugares recónditos con
jazmines y parras que dan sombra.
He ido a Flores. Visita para
agradecer y recordar a muchos, hoy de manera especial, a mi padre y a mi madre.
Luego por una carretera tortuosa, con buen asfalto y muchas curvas he ido a
buscar la nieve. Tenía ganas de encontrármela.
El campo está bellísimo. Una
capa mínima de yerba crece por los olivares; las cunetas de la carretera se
visten de verde. Es invierno, pero vendrá la primavera y, entonces, se vestirá
de florecillas silvestres para que los ángeles cuando salgan al recreo, entre
ellos, se disputen las magarzas, las malvas, las amapolas…
Casi corono el puerto. Al dar
una curva, en frente, sobre la sierra a la que da nombre, ha aparecido ella. Es
la nieve. El frío, intenso. Se metía en los huesos. Era un anuncio de que dese
hace unas noches se ha posado en los picos más altos, en las umbrías, donde no
entra el sol y cuando la derrita será agua en las correntías, vericuetos,
cañadas… Jorox, abajo; enfrente, ella, la nieve. ¡La Sierra de las Nieves!
Gracias a mis padres, gracias a mi familia, gracias a cuentos con vuestra
amistad me habéis hecho vivir un día especial en un lugar de privilegio.
jueves, 26 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Algeciras
Algeciras, al otro lado del Estrecho, África.
26 de enero, jueves. Dicen que
su nombre significa: “isla verde”. Algeciras, desde siempre, está junto al
Estrecho de Gibraltar, con África enfrente, a este lado del Estrecho. Tiene una
hermosa bahía donde se refugiaban los barcos cuando venían los temporales y
donde aguardaban que amainara el mal tiempo para seguir con su navegación.
Desde ayer tarde, - por mor de
un temporal grande - Algeciras está también en otro mapa. Ustedes tendrán versiones
de tropecientos mil colores y pareceres. ¿Un loco? ¿Un fanático? ¿Un inadaptado
social? A lo mejor, un poco y algo más. Da lo mismo. Su nombre ha abierto informativos,
portadas de periódicos, conversaciones en la barra del bar…
Ahora, cuando las aguas vuelvan
a su cauce y comprobemos que no hay nada más viejo que un periódico de ayer, la
ciudad va a seguir en su sitio. Con sus barrios marginales, con los que van de
uno a otro continente, con los que tienen que ganarse el pan con el sudor de su
trabajo, con los que han llegado hasta ella y pensaron que pisaban las puertas
del paraíso, aunque no supiesen nada de la isla verde y esas cosas.
Es difícil, muy difícil, encontrar
explicaciones – dijo Cervantes aquello de la razón de la sinrazón…- que nos
contenten cuando vemos ciertos comportamientos, ciertas maneras actuar, de
echar por alto la vida de los demás o la propia de uno ¿en aras de qué?
Nos han enseñado que Dios es
amor. De los primeros cristianos se dijo aquello de “mirad como se aman”.
Pasado los tiempos a los cristianos se nos han olvidado muchas cosas. Esa
tambíen. En otras religiones – hoy lo he escuchado a dirigentes musulmanes
reiteradamente – el norte de su vida es, también, el amor y la paz. Dios, el de
ellos, el nuestro, el de todos, o sea el mismo, es el dueño de la vida. Solo Él
la puede dar y quitar. Todo lo demás es difícil de justificar.
No creo que esta barbaridad de
Algeciras dure mucho tiempo en el primer plano de la actualidad. Lo olvidaremos
enseguida. Más pronto que tarde, pero si encuentran un sitio donde vendan
sensatez y sentido común, por favor, no se lo guarden, échenlo a los cuatro
vientos y vamos a por él. A los cristianos nos enseñaron que Dios está en todas
partes… y nosotros, a veces, mirando para otros lados. Perdonen: hoy, la actualidad
manda.
miércoles, 25 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Luz del crepúsculo.
Luz de crepúsculo. Álora (Málaga)
25 de enero, miércoles. Álora,
a donde no llegan las brisas que suben del mar, se asoma desde el otro lado de
tres promontorios y ve irse el río, poco a poco, como quien mucho se despide
porque no quiere irse y se hace el remolón y caracolea por la vega – los que
saben Geografía dicen que eso se llaman meandros – en un agarrarse a la realidad
que lo rodea.
Tampoco quiere irse la luz.
Desde hace unos días se ve que los días son un poco, solo un poco, más largos,
pero siguen teniendo preciosa la luz dorada de sus crepúsculos. Con mi amigo
Juan llevo mucho tiempo en su búsqueda y persecución de esa luz. Ella jugaba al
escondite. El Cerro de las Torres, el Calvario y el Cerro de las viñas, sus
parapetos y, ella, como esos niños encantadores que se dejan ver solo lo
necesario para que aún nos entren más ganas de atraparlos y los queramos más.
El Hacho juega con ventaja. Es
el coloso sobre todos los demás y hace más acopio. Es el primero que recibe
cada mañana la luz cuando asoma desde el otro lado de los Cerros de los Lagares
y, ahora, cuando el día dice adiós, le da los últimos consejos porque sabe que
tiene mucho camino durante toda la noche.
Hay un rayo díscolo. Se aparta
un poco de los demás y como una varilla dorada de un imaginario abanico se
extiende sobre el caserío de Isla Hermosa - ¿cabe un nombre más bonito? – y se alarga
hasta donde llegan sus fuerzas para dejar un regusto de dulzura y de ensueño.
Las nubes entoldan el cielo. Le
han quitado el azul de cada día y se lo han cambiado por un gris de invierno.
Esas nubes vienen de algún sitio; van para alguna parte. Esas nubes este año,
por estos lugares, están muy andarinas y no quieren detenerse. El río, bajo el
puente (“Paso río, paso puentes / siempre te encuentro lavando / con el agua
te diviertes y a mí me estás olvidando”…que decía la copla) ve como se
aleja camino de la inmensidad la poca agua que le dejan en su caudal.
Se va el sol dorado de la
tarde. Se va el día, se va la vida, como los ríos que van a la mar, como nos
vamos yendo, casi sin darnos cuenta, poco a poco…
martes, 24 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dios tirita
24 de enero, martes. Dicen los
informativos que el termómetro ha bajado un montón de escalones. Dicen, que
cuando más baja es cuando viene el alba y apunta el día por detrás de los
cerros. Entonces la escarcha se hace presente y casi cruje la yerba debajo de
los pies.
Los tópicos cuentan la cosa de otra
manera. A saber, “Hace un frío que Dios tirita”, “hace más fríos que lavando nabos”,
“cuando el grajo vuela bajo…” Uno que escuchaba la conversación terció en corto
y por derecho: pues anda que yo que esta mañana los he visto que venían andando…
Villablino, que está donde
Cristo dio las tres voces al pie de la Cantábrica, lleva un montón de días con
la estrella de la nieve sobre el nombre. Sobre sus casas y sus calles una nevada
soberbia lo tiene blanco como se quedan blancos de ideas a muchos que tendrían
que tomar decisiones y no las toman.
Las riberas de los ríos amanecen
cubiertas de niebla. Habla el maestro Barbeito de otra niebla que no es la meteorológica
sino la que cubre la conciencia. Recuerda a Marta del Castillo. Todos sabemos
que esta chica está enterrada bajo la niebla espesa de la injusticia de unos
que no cogen el toro por los cuernos y de otros canallas amparados en la más
horrendas de las miserias.
España está sumida en un frío
intenso. Una parte de España está vacía de gente que se fueron de su tierra
porque no tenían servicios. Eso es lo que nos vendieron. Lo que no tenían era
para comer y se fueron a buscar el pan muy lejos de aquellas tierras que a
ellos le decían ¡tanto! Otra España está vaciada de nobleza de pensamiento y de
acción. No se puede explicar de otra manera que cada día nos desayunemos con un
crimen horroroso. Ya no solo mueren mujeres adultas. Ahora, también, en la
venganza caen criaturas que tenían toda la vida por delante.
¿Cómo se explica esto? Esta
mañana oía a alguien que culpaba a la escuela porque era allí donde, según él,
tenía que inculcarse la cultura de la tolerancia. No le niego que tenga parte
de razón. Solo una parte, por Dios. La escuela será responsable de algunas
cosas, pero ¿de otras? Hemos olvidado a la casa y a la familia. Allí se
educaba. A lo mejor es que ahora también está bajo otra niebla…
lunes, 23 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Hedionda
La Hedionda, al pie de Sierra de Aguas. Álora (Málaga)
23 de enero, lunes. “Una niña
con rasquilla / todo el cuerpo se monda / y el médico le ha recetado / el agua
de la Jeyonda”. Así cantaba la copla. Así se difundían las
propiedades curativas del agua que como otras le dan nombre: Sierra Aguas…
La sierra, rica en minerales.
Peridotitas y olivinos, de fácil descomposición. La gente piensa que las cabras
causan los desprendimientos. No, no es eso.
La sierra en su subsuelo es
rica en agua sulfurosa, y de la otra, esa que no huele, por mor del sulfúrico,
a huevos podridos. El pueblo llano la bautizó como la “Jeyonda”. Los
manantiales más abundantes y conocidos están en Carratraca.
En el siglo XIX, era una
pedanía de Casarabonela. La llamaron: “Los Baños”. Tuvo casino, plaza de toros
y un hotel- balneario a donde vino lo más selecto de la sociedad de aquel
tiempo. Entre otros, Eugenia de Montijo, duquesa de Teba…
Las diligencias, a partir del
1865, cuando se normalizó la circulación del ferrocarril, trasportaban a los
viajeros que llegaban a la estación de Álora. Después, se construyó una
carretera de Málaga a Sevilla por Peñarrubia, y un puente de hierro sobre el
Guadalhorce y…. luego, los caminos se fueron por otros sitios y eso se fue al
olvido.
La Hedionda es un manantial de
aguas sulfurosas en la ladera sur de Sierra de Aguas. Medina Conde dijo que, en
su composición, entraban “cobre, azufre e incluso mercurio, mineralizadores de
este manantial empleados en la curación de enfermedades cutáneas y venéreas”.
El Madoz, ese diccionario al
que todos recurrimos, pero poco desentrañado, afirma que nacen dos manantiales
de agua de la misma naturaleza que los de Carratraca, aunque con bastante
rebaja de mineral. Los compuestos son una proporción de azufre de tal modo que
se nota a la vista y al paladar por lo que el pueblo, que la conoce desde el
tiempo de los árabes, la llamó la Hedionda o “jeyonda”.
García López le asigna una
temperatura constante de 19º centígrados. Esa temperatura hace su baño
agradable en verano, pero al estar a cielo abierto, en invierno, pues eso…
El caserío, blanco, a pie de
monte, en la orilla izquierda del arroyo del Sabinal junto un huerto de
limoneros. De allí ha salido gente entrañable a la que por distintas razones yo
quiero mucho; un paraje con encanto, con embrujo con algo tan especial, que es
único.
domingo, 22 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La maldición de La Sagra
22 de enero, domingo. Cuando
era joven, de lo que hace mucho tiempo, en Primero de Bachillerato, estudiábamos
Geografía de España – en Segundo, la Universal – y uno, memorizó que los ríos
Mediterráneos eran el Muga, Fluviá, Ter, Tordera, Besós… y los de Cantábrico:
Bidasoa, Urumea…
Estudió, también, que el
territorio estaba dividido en regiones, y éstas, en provincias y las provincias
en comarcas. Supo de los Bergantiños, y del Maresme, y de los Ibores, de la
Lora y la Bureba, de los Yébenes, de la Hoya de Málaga y del Campo Charro y…¡de
la Sagra!
Andando los caminos, después se
encontró con muchas de ellas. Leía los carteles y sentía una alegría
enorme. Uno sentía un placer interior de
quien se reencuentra con un viejo amigo. Alguien lo esperaba desde hacía mucho
tiempo y, sin embargo, no le reprochaba nada.
Algunas de estas comarcas por
aquello de Don Quijote y Cervantes, ya saben, “la del alba sería cuando salió
el caballero de la Venta, tan contento, tan ufano por verse armado caballero
que de puro gozo le reventaban las cinchas del caballo”, y esas cosas.
Un amigo entrañable, le hizo
vivir momentos irrepetibles en La Vera y supo de la Sierra de Tormantos y del
Barco de Ávila, y del Tormes, de las
gargantas de agua helada que bajan de Gredos hasta el Tiétar, que va al Tajo y
de allí a Lisboa que está muy lejos y donde cuentan que Espronceda al entrar en
barco tiró por la borda unas monedas que llevaba en el bolsillo porque “le daba
vergüenza entrar en tan gran ciudad con tan poco dinero” (No dijo nada de un
cheque que guardaba para un baquero de Lisboa).
Ahora, una vez más, ha saltado
a la primera página de los periódicos que se ha averiado la catenaria del AVE en
La Sagra donde no hace mucho el viento también paró el tren y este verano,
kilómetros arriba o abajo, otra incidencia afectó igualmente al invento
prodigioso de la velocidad.
Probablemente, el asunto no
habría pasado de una simple nota si no hubiera algo más detrás. Se da el caso
que en ese tren viajaba y llegó a tarde, el presidente de la Junta que iba a
vender en la feria más importante de Turismo, las excelencias de Andalucía y su
paraíso. No llegó a tiempo porque el tren se retrasó… ¿Habrá una maldición en
La Sagra? (Hay quien dice que falta de inversiones).
sábado, 21 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pincelada blanca
21 de enero, domingo. A media
mañana me he subido hasta El Hacho. Venía conmigo un amigo. Hacia un poco de
frío. Es enero. El día, precioso. Se
derramaba la luz como se derrama la Vía Láctea una noche limpia de verano, como
se va porque ya no cabe dentro y sale y busca y busca, como se va la alegría
cuando se desborda,
En la lejanía, el horizonte pespunteado
por los “Montes de Málaga”, una línea que invita a pensar qué hay al otro lado
más allá del azul…. Y uno piensa – y sabe - que hay otras tierras con gente que
sueña y busca otros cielos. Entre el horizonte y el río, tierra de Lagares.
Esas que dicen los papeles viejos “que para pan no son”. Tierra
alpujarride de viñas y almendros, de olivos de acebuche, de caminos imposibles
en otro tiempo. Tierra quebrada por donde las correntías de las cañadas: la de
Garnica, la del Cerro del Cura, la de Valsequillo… llevan sus aguas al arroyo
Jévar, al arroyo Bujía, al arroyo Morales, al arroyo Ancón, al de Pedro
Latorre…
Álora, a media ladera, entre El
Hacho y el río bajo el cielo azul está en su sitio. Se asoma con el
conocimiento de quien ya sabe qué hay al otro lado, pero a pesar de eso le pica
la curiosidad y, entonces, se empina y mira y ve… Y ve como se va el río, que
hace meandros porque está en su curso bajo y busca el mar que lo tiene ya casi
al alcance de la mano, un poco más allá, solo un poco más allá. Lo suficiente
para no verlo, pero sí para intuirlo próximo.
La vega se abre feraz, fértil,
esplendida. La vega está verde. El campo agrace el agua que se le vino cuando
ya el otoño llamaba a su fin y que se agradeció mucho, pero ahora ya se antoja
insuficiente y pide más, un poco más, solo lo preciso como para ir tirando y
beberse los sorbos necesarios para andar el camino.
El caserío blanco se apiña
entre sí. Se resguarda consigo mismo. Sobresalen el castillo, viejo, añejo
castillo de Las Torres que ha oteado vientos y temporales y se mantiene ahí,
enhiesto, como se mantiene también la torre de la iglesia, la Encarnación, y
entre ellos el Barranco, nuestro albaicín blanco, un barrio con sabor que solo
tienen los barrios únicos….
viernes, 20 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sol del río
20 de enero, viernes. Alguien
dijo que el “hombre es un animal de costumbres”. Puede ser. Abrimos la puerta
con la misma mano, colocamos el llavero en el mismo bolsillo, compramos el
mismo periódico, sufrimos con el mismo equipo, vamos al mismo bar…
Desde hace unos años por no sé
qué arte de birlibirloque hay una merma de bares en los que uno se sentía muy a
gusto. Todos tenían un punto diferenciador que ofrecía lo que otros no daban. A
veces, el público era el mismo; el comportamiento, no. En algunos, el tema
convergente la política; en otros, los toros, el fútbol, o simplemente carecían
de una connotación especial.
Han desaparecido amigos con los
que se echaba el rato. Según que hora y según que día. Ya no están los amigos
que sabía que estarían allí. Tampoco, los bares de entonces: el Zalamero, La
Reja, Salvador, el Potro y Mateo del primer café; la Balita con la tertulia de
los sábados… Se fue el sabor, se fue el saber de barra.
En cierta ocasión le escuché decir
a uno de los grandes obispos de Málaga, Don Ramón Buxarrais que el “bar es la
verdadera casa del pueblo”. Don Ramón llevaba más razón que un santo – por
cierto, no lo canonizarán ni lo pondrán en los altares, pero don Ramón es un
santo de los de verdad – cuando veía el bar como el lugar donde se compartían
las vivencias.
Desde hace mucho tiempo, a
media mañana larga, algunos días me escapo al Sol del Río. Tiene un
inconveniente. Hay que coger el coche y ya saben eso de “beben y beben” es para
los peces; para los demás, si te pesca la Guardia Civil, son tres puntos y
trescientos euros de entrada…De ahí para arriba.
Lina, siempre tiene la sonrisa
de acogida, Mariché los ojos de color de la uva moscatel de Almáchar y Ani, una
mano para la cocina que… bueno. Mi amigo Juan y el que suscribe un día
decidimos ‘bautizar’ una nueva tapa con el nombre de “once de enero”. ¿El
contenido? no lo revelo. Eso hay que probarlo con una copa de vino lagareño
y el paisaje que se abre al otro lado de la cristalera.
¿No me creen? ¿Y si les digo
que, enfrente, al otro lado de orilla Álora es poesía hecha pueblo que se
derrama del monte al río?
jueves, 19 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nieve en los almendros
F. Juan Blanco
19 de enero, jueves. Cuenta la leyenda que Abderramán
III, el más grande Califa de Occidente, además, de un excelente estratega tenía
la sensibilidad de la poesía que brotaba de su alma.
Cuenta, también, que en cierta
ocasión veía como la tristeza afloraba en la cara de Azahara, el amor de su
vida, para la que había construido un palacio en las faldas de la Sierra Morena
y no lejos de las aguas de Río Grande que daba frescor a las noches
tórridas de Córdoba y agua para regar los campos y curso a los barcos que
venían por la mar lejana con mercancías y mensajes desde Oriente y que después
de salvar Sevilla llegaban a atracar en sus muelles…
Cuenta, que un atardecer,
después de dar por terminada sus faenas se sentó junto a su concubina. El califa
miró al cielo, respiró hondo y le dijo que ella había puesto la felicidad en su
vida y que era una mujer más refulgente que la estrella que cada madrugada
aparecía en el cielo de Córdoba…
- Te he construido, le dijo, el más bello palacio, la joya de al-Andalus, para ti. Lo he dotado de fuentes con agua que canta y da el rumor de una sinfonía especial para tu deleite…
- Sí, le dijo ella.
- He llenado sus arriates de rosales. Nos dan las rosas más bellas. Vinieron de Bagdad, de la Meca, de Babilonia, de los jardines más hermosos de aquellas tierras que nos regalan su aroma, su belleza, su encanto…
- Sí, dijo ella.
- Te he salpicado los caminos y los rincones íntimos de cipreses que se elevan al cielo y mirtos y jazmines que nos dan misterio, embrujo, aroma…, para que tú, amada mía, pasees entre ellos y goces de tanto cuando nos ofrecen.
- Sí dijo ella.
- Te he sembrado los bordes de los caminos de agua con granados que se visten de verde en primavera y nos dan la única fruta coronada cuando llegan las calores del verano y se visten de oro viejo cuando aparece el otoño.
- Y ante el asombro del Califa, dijo ella, sí, pero falta algo…y agregó no me has dado la nieve de mi Sierra Nevada…
Y entonces, dice la leyenda
que, Abderramán mandó talar todo el bosque de encinas y coscojas que lo rodeaba
y ordenó que lo se sembrasen de almendros y así, cada año, cuando llega enero
se visten de nieve con sus flores…
miércoles, 18 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Juguetes rotos
18 de enero, miércoles. Los
Reyes Magos tenían tantos encargos que perdían por el camino las notas de los
pedidos. Eso de llegar con las manos vacías por haber extraviado el mandado no
estaba bien. Entonces, sus majestades optaban por no llegarse, en aquella noche
mágica, y dejar esperando, una vez más, a la ilusión que no se cumplían.
Han pasado los tiempos. Los
Reyes Magos siguen con la mala costumbre de ser descuidados y pierden algunas
notas por los caminos. Bueno, ahora como todo ha cambiado, al igual no traen en
sus capas polvo de los desiertos cálidos ni hay que poner agua en las ventanas
– lo de los zapatos, como que no – para que beban los camellos.
Ahora llega un señor – algunos
de los que han venido a mi casa – traían más tatuajes en los brazos que
hojillas tenían los tacos de los almanaques antiguos -, preguntan por un nombre
de alguien de la casa y piden que se les firme en una tablet electrónica que
está conectada con un punto muy lejano. Tan lejano que ni ellos mismos saben de
donde viene.
Ya no traen bicicletas ni
trenes eléctricos – antes, tampoco – ni un balón de reglamento – antes, repito
tampoco – ni una camiseta del Málaga – me reitero, eso ni los Reyes Magos
tenían poder para traerla – ni… Venían, entonces con calcetines, con una caja
de lápices de colores Alpino, con una pelota, eso sí de goma…
Ahora además de libros y de
ropa y cosas sofisticadas vienen con unos artilugios que se necesitan cursillos
especiales para ponerlos en funcionamiento. Menos mal que a las casas han
llegado refuerzos y tiene una gran habilidad para ‘desfacer entuertos’. Algunas
veces, esos juguetes por mor de las pilas o algún extraño mecanismo se rompen
al poco de estar en uso. Otras, se rompen por desinterés de los que eran sus destinatarios.
Se han roto otros juguetes. La
prensa ha publicado que, a un señorito de Madrid, hijo de una Infanta de
España, le han puesto destino hacia un país lejano, del que podrían venir los
Reyes Magos, pero que no vienen y al que han mandado, también a un rey
jubilado, que es su abuelo. El señorito que ya ha superado los veinte parece se
es un gran especialista en meterse en fregados de los gordos y en anunciar que
es un juguete roto. ¡Qué pena! o ¡qué tonto!.
martes, 17 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Antonia Contreras. La recreación en el Flamenco
17 de enero, martes. Mireille
Mathieu es una cantante francesa que tuvo su época de más éxitos en las décadas
de los 60 y 70 del siglo pasado. Alguien, en atención a ese timbre tan especial
de melodía que da su voz, la bautizó como el “Ruiseñor de Avignon”.
Gente del mucho saber en la
música – Paul Mauriat, Johnny Stark, Maurice Chevalier…- de aquellos años, cuando
escucharon en su voz la “Vie en rose” de Édith Piaf, vieron que aquella
mujer era algo distinto. Afloraba la originalidad y aportaba una personalidad
con un poderío y un enganche que todos sabían que estaban ante alguien
diferente.
El 15 de abril de 1915 Pastora
Imperio estrenó en el Teatro Lara de Madrid, la obra cumbre de Manuel de Falla,
El Amor Brujo. El propio Falla, ante el asombro de lo que él había
realizado decidió modificarla y, a lo que era un Ballet para Orquesta, agregó
tres canciones cortas para mezzo-soprano…. Luego vino todo lo que tenía que
venir.
Muchos años después, don Manuel
de Falla desconoce que una mujer – palla, por más señas – le ha dado un sello
tan especial, tan diferente, con tango gancho y fuerza a su obra cumbre que ha vuelto
a crear algo que parecía casi imposible de mejorar. Esa mujer se llama Antonia
Contreras.
Antonia, además de El Amor
Brujo que ha paseado por tablaos y teatros de España, Francia (Orquesta de
Avignon bajo la dirección de Débora Walmand; Orchestra de Chambre Nouvelle de
Aquitania…) Canadá o Sudamérica, aporta una savia nueva al Flamenco. Ha
introducido letras de poetas (Dulce María Loynaz o Antonio García Barbeito…).
Ha roto moldes con lo que es la continuidad – a veces confundida con
inmovilismo – y ha aportado un estilo nuevo. Ha creado su ‘propia’ Malagueña.
Dentro de unos días inicia una
gira por Barcelona, Nantes, Strasburgo, Suiza, Segovia… Antonia, cuando haga los palos de Flamenco
– desconozco si ahora la acompañará a la guitarra Juan Ramón Caro, como hace
unas noches en el Cervantes de Alora con la recreación única de El Amor Brujo,
o esa ‘nueva’ Malagueña - con el sello que marcan su obra,- ella al cante; él, a la guitarra - y que solo hacen los que son grandes de verdad.
Antonia es trabajo, esfuerzo,
entrega y una voz que se diferencia de otros timbres, de otros tonos. Si tienen
la suerte de encontrarla en un cruce de caminos. No lo duden, saquen la entrada
y entren. Les van a dejar sin resuello.
lunes, 16 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Una trampa
Carretera A-357. "Eje del Guadalhorce"
16 de enero, lunes. La
muerte está agazapada a orillas de la carretera. Bueno, a orillas de la
carretera, de los caminos, de cualquier sitio donde menos puede pensarse. La
muerte duerme poco y no se toma ni días libres ni descansos.
En este caso parece que tiene
querencia por una carretera. Es una carretera especial. Su trazado no es muy
diferente al de otras, pero parece que tiene un algo distinto.
Dicen los que saben que es una
carretera autonómica, o sea que nace y termina aquí, en esta tierra que se abre
a dos mares y que de vez en cuando nos deleita con la concesión de un Premio
Nobel a algunos de sus hijos o que le regaló la primera luz a Velázquez, a
Murillo, a Valdés Leal o a Picasso; versos al maestro Alcántara, Juan Ramón o a
Barbeito; le puso voz a Antonio Mairena, a Camarón, a Pablo Alborán, Antonia
Contreras, a Rocío… y una guitarra a Paco de Lucía.
Los entendidos le han puesto
número. Dicen que es la A-357. Arranca a
orillas del mar azul de Ulises, cruza lo que se llamó la Hoya de Málaga, sube
por Carratraca y, pasado Ardales, en la Venta del Cordobés, se abre en una ‘Y’
(y griega, para que nos entendamos). Un ramal, para Osuna y Sevilla; el otro,
para Ronda. (“De la Sierra de Ronda, vienen bajando, unos ojitos negros de
contrabando”)
Hasta aquí, eso de dorar la
píldora, para no entran en harina en ‘corto y por derecho. Esa carretera por
trazado, por asfalto, porque los coches alcanzan una velocidad excesiva, o
porque allí el demonio y la muerte se han puesto una oficina… ¡Demasiado dolor!
Ayer, SUR de Málaga se hacía
eco del sentir – gracias a todos y al mío, de manera especial – de los alcaldes.
Claman por una solución. Se arbitran muchas posibles medidas. Urgen a los
responsables que tomen decisiones y acaben con el problema.
Obviamente, no voy a
repetirlas. Todos sabemos cuáles son, y esto podría parecer una letanía
interminable. Aporto una, mientras se ponen en marcha, más pronto que tarde, y
que hasta ahora no ha salido – yo al menos no la he leído – ¿sería mucho pedir
una presencia ‘visible’ de más Guardia Civil, al menos en el tramo desde
Carratraca a Río Grande? De todos es
conocido el refrán: “el miedo guarda la viña...
domingo, 15 de enero de 2023
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El campo
15 de enero, domingo. El campo está precioso. El campo habla de muchas maneras. A modo de susurros, en la media distancia, desde la lejanía, Siempre habla. Solo cabe acercarse a él y abrir los sentidos y dejarse empapar por las sensaciones que llegan.
Siempre aparecerá el zumbido de una abeja, el olor de una flor, el canto de un pájaro, el sigilo con que se mimetizan los animales… Dijo el Poverello de Asís: “Alabado seas mi Señor por la hermana nuestra madre tierra / la cual nos sostiene y gobierna/ y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas…”
El campo está como esos pobres que, con la mano extendida pedían, de puerta en puerta, una limosna por el amor de Dios. Pide una limosna de agua. Ya la necesita. Tienen que empaparse los sembrados llenarse los pozos, correr las cañadas, y cargarse los veneros…
Pablo Guerreo, cuando éramos jóvenes cantaba que tenía que llover a cántaros. A lo mejor – aunque se desee- no pedimos tanto y nos conformamos con una lluvia calaera, que hace repiquetear las canales. La copla, otra copla, decía aquello de “agua menuita llueve…” y le pedía a la niña abriese la puerta para evitar que el hombre se calara.
Está retrasada la floración de los almendros. Aún no han florecido como otros años. Solo algunos, en la Cuesta del Convento y en las umbrías del arroyo de Paredones, muestran tímidamente algunas florecillas que apuntan y dicen que vendrá, que tiene que venir la primavera y la naturaleza entonces, dirá que solo estaba dormida y quieta….
Esta mañana ventosa, muy temprano, he escuchado un mirlo que cantaba en la huerta. Se las andaba entre el tupido de las ramas. Éste, casi seguro, terminará con un nido en las cercanías de la casa. Luego, un poco más tarde, eran los chamarices los que saludan en la medición de la mañana. Esos pajarillos diminutos, pequeños diamantes, preludian otro tiempo. Son los primeros que anidan en las ramas de naranjos.
Las
lomas de Virote están verdes; los Lagares, también. Dice el hombre del tiempo que
ya nieva en Piedrafita, en Babia, en Belagua, en Ezcaray, en el Ronca... Por
aquí solo pedimos agua. Han nacido los trigos y precisan agua para que luego
podamos gozar con los versos de aquel fraile también sublime, fray Juan de
Yepes que nos dijo que “mil gracias derramando pasó…” Ya saben…