lunes, 16 de diciembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. De postal




Dicen que el Ángel de la Guarda de mi pueblo, o sea, de Álora andaba con algo de zozobra y preocupación por cómo iban las cosas por aquí abajo. Una mañana habló con Dios y se lo dijo. Le pidió permiso para bajar y echar un cigarro… Dios, complaciente, extendió los brazos y abrió las palmas de sus manos y: ¡Adelante!

El Ángel se puso su ropilla nueva. Se echó la mejor colonia, esa que saca de la esencia de azahar de sus huertas en primavera y se alfileó un puñado de copos de nieve blanca, muy blanca, tan blanca que ya no tenía plumas y los zapatos eran de viento.

Por el camino pensaba cómo abordaría el tema. Pensó que lo mejor era ir al grano directamente y fue:

-         ¿No te has dado cuenta, le dijo, al llegar que Coín se te ha disparado por delante?

-         Si, lo sé…

-         ¿Y que ha aglutinado casi todos los servicios? Vamos que para arreglar un plomillo de la luz, tenéis que pedir allí permiso?

-         Sí, lo sé…

-         ¿No has visto cómo van los Alhaurines? Han invertido el orden y el chico, ya va por delante del Grande…

-         Sí, lo sé…

-         Y que Cártama es la ‘capital’ del distrito sanitario y ciudad dormitorio de Málaga…

-         Sí, lo sé…

El Ángel no salía de su asombro ante tanto pasotismo…

-         Y que Pizarra te deja atrás…

Ahí le tocó. Entonces,  tomó la palabra y le dijo: 

-         ¿Y tú no te has dado cuenta que yo soy un pueblo de postal porque así lo quiso Dios y  eso no se compra con dinero, ni con desarrollismo, ni con gente de aluvión que viene a dormir por las noches y se va por la mañana?, y tú ¿tú no te has percatado que tengo un paisaje que no lo tiene ninguno tiene ninguno? ¿Y tú no te das cuenta que mi azul se pespuntea de nubes blancas...

El Ángel ya no escuchaba, se había ido. Llegó al cielo un tanto desanimado. Entonces Dios, ese señor al que pintan con una barba blanca muy larga, con su dedo índice se hizo un bucle y le echó el brazo por encima del hombro…

-         Señor, dijo el Ángel, no tienen arreglo.

-         Sí, lo sé todo, desde antes, mucho antes que tú,  ¿no ves que soy más viejo…?



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