domingo, 1 de diciembre de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Milenario





Me llego a las Tablas de Daimiel. Es  mediodía. La aportación hídrica por mor de la sequía las tiene bajo mínimo. Sobresale la vegetación lacustre – mimbres, ovas, tarajes, eneas, masiegas… -; transito por una pasarela. Han marcado rutas sobre empalizadas. Pasa una bandada de pájaros. Todos siguen a un guía que marca el camino. Cruzan un cielo limpio de nubes; no está azul.

En el centro de interpretació  sé de las aves que habitan en las lagunas. Desde Villarrubia de los Ojos hasta Daimiel. Plinio, el Viejo daba aquí el nacimiento del río Ana, o sea, el Guadiana. Otros geógrafos  ponen su nacimiento más al oeste, en las Lagunas de Ruidera.

Daimiel está en la frontera entre la Carpetania y la Oretania. Por el norte, los Montes de Toledo. En la lejanía, las sierras de la Calderina y Pocito; por el sur, Sierra Morena. En lontananza, más allá, donde termina la llanura,  Despeñaperros y las sierras de Andújar.

Otros viajeros, desde la antigüedad, transitaron estas rutas. Una, de Toledo-Andújar, por la Venta Borondo. El itinerario de Antonino la identificó como Venta Mariana

-         Oiga, ¿para ir al olivo milenario?

-         Está cerca, siga por…

Obediente, echó a andar por la calle de Don Tiburcio; luego, por la del Hospital. Unos gatos callejeros merodean en un solar abandonado; cruzo la Plaza de Almagro y veo el Taray, el restaurante a donde en un principio pensaba ir pero, por ser lunes, estaba cerrado;  paso a la otra acera después de San Antonio, tomo la del General Espartero…

 Las puertas están cerradas. Junto a la puerta principal otra de más altura da acceso al patio. En los extremos tiene rebajado el escalón para facilitar la entrada a los carros. Algunas casas, abandonadas; inmisericorde el tiempo; la rejería interesante. En la esquina de Fontecha, una papelería ha montado un  Nacimiento en su escaparate.

No encuentro a ninguna mujer mayor, enlutada, de las que hablaba Azorín, y tras quitarme el sombrero pueda preguntarle: Señora, ¿dónde vivía don Aldeodato?, y doña Quiteria, y don…?

En la Plaza de España está él. Es la joya. Milenario. Me entero porque lo ha preguntado, que es de la variedad cornicabra. Soberbio, cuidado, cargado de aceitunas; espera vareo… Alguna mañana debió ver a Sancho cuando pasaba camino de sus labores en el campo. Me asalta una pregunta: ¿cómo se ha mantenido aquí tanto tiempo?



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