lunes, 5 de febrero de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los hutíes también existen


               


              Saná, capital de Yemen 

 

5 de febrero, lunes. Estos días aparecen en los telediarios, en casi todos los telediarios. Atacan a los barcos que desde el Océano Índico se adentran en el Golfo pérsico, buscan el mar Rojo y el por canal de Suez, acceder al Mediterráneo. Acortan los tiempos y los costes. Transportan mercancías que vienen desde Oriente a Occidente. Geopolítica y economía, juntas.

Los hutíes son una facción islámica. Viven en el Yemen que es el espacio inhóspito y desértico del Sur de la Península arábiga. Se proclaman seguidores de Dios y desde el final del siglo XX se identifican como grupo armado político y religioso. Hermanos de los zaidíes que a su vez vienen de los chíís. Todo comienza por la aceptación de los sucesores de Mahoma a su muerte.

Los hutíes viven en el Mashrek, o sea, el Levante o el lugar por donde sale el sol, en contraposición con el Magreb o sitio por el que se pone. La línea divisoria más o menos estaría en lo que entendemos por el territorio que ocupa Libia. Están financiados por Irán, Arabia Saudita y Qatar y se sienten muy unidos a Hamás y Hezbolá también de actualidad en los telediarios sobre todo desde que estalló el conflicto de Gaza en Oriente Medio.

Obviamente son enemigos mortales de Israel, de los EE.UU. y de los países capitalistas de occidente. De la venta de los productos petrolíferos a estos países les llega a ellos el dinero para armarse y atacar a los ‘enemigos’ ¿Alguien lo entiende? Está muy claro. Todo es una guerra de intereses; en medio, el pueblo es que lo sufre por uno u otro camino.

El grupo se formo en 1990 por Hussein al-Hythi, pero no se tuvo noticias de ellos hasta principios del siglo XXI que lucharon contra su propio régimen del Yemen. En la ‘primavera árabe’ tuvieron un protagonismo de primera mano y apoyados por Irán arrasaron todo el norte del Yemen y tomaron su capital, Saná. Arabia Saudí los vio con temor y pensó que estaba naciendo un germen satélite de Irán….

Ahora la intolerancia de ambas partes, unos porque se justifican en el ataque y los otros porque ven cómo sus pérdidas al tener que dar la vuelta por el Cabo de Buena Esperanza en el sur de África se eleva a cantidades insospechadas están a punto de generar un conflicto de consecuencias insospechadas. Que Dios, el Dios de todos, se apiade de nosotros; de los hombres podemos esperan poco, muy poco. 

 

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