21 de febrero, miércoles. El
castillo de Bellver está a las afueras de Palma sobre un promontorio. Original
por su construcción, por su historia y por el protagonismo que ha acumulado a
lo largo de su historia. Únicas sus vistas una mañana soleada de ivierno…
Dicen que imita, por su forma
circular, al castillo de Herodes el Grande, Herodión, en Cisjordania. Tiene una
torre principal, la del homenaje. La llaman también del ‘castellano’ en
alusión al alcaide responsable de su defensa. Tiene tres más, también
circulares, y la carencia de almenas le dan un aspecto singular.
El castillo de Bellver - la
palabra catalana, bell veer, significa ‘bella vista’ - desde su altura
permite la visión de la sierra de Tramontana; de la Llanura de Mallorca y el
mar. El mar, siempre azul donde se pierde la vista más allá, mucho más allá de
Cabo Mayor…
Su construcción, del siglo XIV.
Residencia de los reyes de Aragón, Juan I, que se refugió allí huyendo de la
peste y de los de Mallorca Jaime II, Sancho y Jaime III. En el siglo XV, Martín
‘el humano’ lo cedió a la cartuja
de Valldemossa… Acogió también a virreyes y sufrió asedios cuando la rebelión
de las Germanías.
Usado como prisión, entre sus
muros estuvo víctima de Godoy Melchor Gaspar de Jovellanos, entre 1802 y 1808.
Jovellanos sin juicio ni acusación, sufrió encarcelamiento tras caer en
desgracia. Lo enviaron a la cartuja de Valldemossa. Los cartujos lo trataron
con humanidad, en Bellver, no. Lo incomunicaron en una celda sin iluminación,
sin papel ni pluma para escribir… Solo la compasión de los guardianes le
permitió sobrevivir. La crueldad, extrema. Cuando recuperó la libertad las
cataratas en la oscuridad le habían producido la ceguera.
Jovellanos -Goya lo plasmó
abatido en una obra excepcional- es una de las mentes más preclaras. Liberal,
ilustrado, procuró la modernización de la sociedad de su tiempo a través de
reformas profundas. Redactó el Informe sobre la ley agraria, la economía
(recuperación de baldíos), enseñanza, riegos y conducciones de agua,
carreteras, ganadería (supresión de la Mesta) eliminación de las amortizaciones
de la iglesia sobre los campesinos; poeta, dramaturgo… Un hombre ilustrado al
que España le debe mucho, pero se le reconoce poco.
Duele también ver los nombres de prisioneros, que
penaron allí, impresos en la muralla. La brisa de la mañana peinaba las copas
de los pinos y daba sensación de agrado; abajo, de Porto Pi partían los
cruceros por el Mediterráneo… Otro tiempo.
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