4 de febrero, domingo. La
tarde apuntaba a primavera; se tocaba con una ligera brisa que acariciaba a los
acompañantes; ponía unos tintes especiales porque en el fondo se culminaba un
día especial, distinto y diferenciador.
En la tarde de ayer, sábado, 3 de febrero, la nueva Junta
de Gobierno de la Hermandad de la Virgen de Flores se echaba andar en un
período que se abre lleno de ilusión y renovador en palabras de algunos de sus
miembros.
Marilina Gutiérrez Cruzado acompañada
de un amplísimo equipo con experiencia – en sus componentes – en el mundo de las
cofradías. En este caso hermanda de Gloria de la copatrona de Álora, la Virgen
de Flores.
Al filo de las seis de la tarde,
un pequeño trono hacía su aparición en la puerta de la ermita de la Veracruz.
Donde se trasladó la imagen de la Virgen después del sacrílego robo perpetrado
a finales de septiembre. Hasta la fecha no se tienen noticias de la aparición
de la imagen del Niño Jesús.
El trono era portado, entre
otros, por el alcalde de Álora, Francisco J. Martínez Subieres, por Juan Francisco
González Adame y Juan Carlos Luna Infante, vecinos de Encinasola, presidente de
la Hermandad Marocha y Hermano Mayor de Romería, respectivamente. Antes de
iniciar la marcha el párroco de Álora, Felipe M. Gallego invitó al pueblo a portarlo
en diferentes momentos de la procesión. Una capilla musical de la propia
Hermandad acompañó el recorrido.
La comitiva se puso en marcha
con numerosos feligreses portando velas encendidas. La abría la Cruz parroquial
escoltada por los ciriales, seguida del estandarte de la Hermandad. La precesión
transcurrió por calle Veracruz, Plaza de Fuente Arriba, La Parra, Zapata,
Benito Suárez y Plaza Baja de la Despedía. Entró en el templo de la Encarnación
por la puerta del Perdón.
Al finalizar la eucaristía se juraron
los cargos, se le entregó la Medalla de Oro de la Hermandad al párroco, que en
la homilía hizo una llamada para que la imagen de la Virgen de Flores vuelva al
santuario lo antes posible, y Juan Carlos Luna, en nombre de la Hermandad homónima
de Encinasola leyó un poema emotivo y de enlace de las dos advocaciones
distantes en el espacio, pero no en el sentimiento. La comitiva, por el mismo
itinerario, retornó a la Veracruz.
- ¿Tú no has visto, me preguntó
alguien, como si la Virgen, en su cara, llevase una tristeza que en otras procesiones
no ha tenido?
- No sé, pero todo ha sido muy
diferente, respondí….
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