viernes, 23 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Valencia
23 de febrero, viernes. Se agotan los adjetivos para buscar una explicación lógica a lo
ocurrido en Valencia. Se agolpan las preguntas. Unas tienen respuestas; otras,
no. Surgen una ensarta de cuestiones: ¿cómo? ¿por qué? ¿cuándo?... y más, algunas
más. No es cuestión de desmenuzarlas. Están ahí.
Decía Empédocles, filósofo griego, nacido en la Magna Grecia, al
sur de Sicilia, que las cuatro raíces que lo compone todo, son el fuego, el aire,
la tierra y el agua. Combinadas, en distintas proporciones por dos fuerzas cósmicas,
el Amor y el Odio, dan lugar a los seres del mundo físico. Aristóteles, que siempre
ponía la guinda, agregó el Éter.
Cuando yo era niño, en el año 1957, el 14 de octubre, o sea en
otoño cuando vienen las gotas frías, Valencia sufrió una inundación descomunal.
La llamaron – habían tenido ya muchas – la mayor riada de la Historia. El
maestro nos pidió a los niños de la escuela que aportásemos una peseta (hoy
sería algo así con 0’032 euros) en solidaridad con los damnificados. Se dijo
que fueron 81 muertos y las pérdidas materiales descomunales.
Acabo de ver en el telediario que el Presidente del Gobierno de
España ha visitado el lugar. Ha prometido ayuda. Desde la misma Valencia se ha
abierto una cadena de solidaridad entre el pueblo que ha acudido presto a socorrer.
Ya ven en España que navega estos días en una mar revuelta por
mor de actuaciones desafortunadas de algunas personas aparece lo mejor
del pueblo que responde con lo que tiene y arrima, a su manera, el hombro.
Valencia, tercera ciudad de España, capital de una región que aporta
progreso, modernidad, visión de futuro y belleza, hoy se ve sumida en el dolor
porque la muerte, vestida de fuego puede haber llevado cerca de una veintena
de personas a las que el destino le ha marcado su punto final.
Como ilustración se me ha ocurrido poner el Himno de la Comunidad
Valenciana – que por supuesto también es de la ciudad de Valencia – obra del
maestro Serrano, una pieza musical excepcional, que la banda municipal
apostilló con la primera estrofa del Himno Nacional. ¿Si hay más cosas que nos
unen, - me pregunto - por qué puñetas tienen que imponerse las desavenencias y la crispación? ¿Tiene
que venir un fuego pavoroso para que nos demos cuenta de que juntos nos puede ir
mejor? Ojalá, también, se tomen las medias para que no vuelvan a presentarse tragedias
como que se está viviendo…
jueves, 22 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Violante de Aragón, la Reina olividada
22 de febrero, jueves. Era
hija de Jaime I “el Conquistador” y Violante de Hungría. Nació en Zaragoza en
1236 y murió en Orreaga / Roncesvalles en 1301. Fue reina consorte de Castilla
a donde llegó siendo aún una niña de doce años, por su matrimonio con Alfonso
X, “el Sabio”. Se casó en Valladolid en 1246.
Su vida estuvo llena de
momentos muy convulsos. Dada su juventud, la reina no quedaba embarazada – cosa
que se superó cuando alcanzó la madurez biológica y llegó a tener once hijos –
por lo que el rey pensó en repudiarla y se trajo a la princesa Cristina de Noruega
(la que está enterrada en Covarrubias), a la que casó con su hermano, Felipe
porque al llegar a la Corte la princesa noruega la reina ya tenía dos hijas, intrigas
palaciegas y luchas en la sucesión del trono. A parecer fue también amante de
Alfonso.
En su haber se le reconoce una
gran capacidad de negociación entre los intereses encontrados de su padre,
Jaime I y su marido Alfonso X. Esa mediación también la adoptó en apoyo de sus
nietos, hijos de Fernando de la Cerda muerto, prematuramente, y en contra de sus
hijos, Sancho IV fracasando en el intento de mediación.
Pidió ayuda a su hermano Pedro
III de Aragón para que interviniese entre su marido y sus sobrinos. No lo
consiguió y su hijo Sancho, apoyado en la nobleza castellana, declaró una
guerra contra su propio padre y contra sus sobrinos, los Infantes de la Cerda,
refugiados en Aragón. Mueren Sancho y su hijo, Fernando IV “el Emplazado”. La
reina no pisó la tierra de Castilla.
Mujer muy piadosa fue fundadora
de numerosos conventos, pero el más notable es el de San Pablo de Valladolid
como recuerdo de su ascendencia húngara. Peregrinó a Roma para asistir al
jubileo del año 1300. A su regreso enfermó y murió el año 1301 en Roncesvalles.
No se sabe con exactitud donde reposan sus restos. Según algunas versiones
pueden estar en Orense, en la Catedral de Sevilla junto a los de su esposo, el
rey ‘Sabio’ o en la propia Colegiata de Santa María de Roncesvalles. Hoy es un
enigma por resolver…
Bibliografía:
GÓMEZ MORENO, Manuel (1946). El Panteón de las Huelgas Reales de Burgos. CSIC
MARIANA Juan de (1855) Historia General de España. Madrid
SALVADOR MARTÍNEZ, H. (2003) Alfonso X el Sabio. Ediciones Polifemo.
martes, 20 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Bellver y Jovellanos
21 de febrero, miércoles. El
castillo de Bellver está a las afueras de Palma sobre un promontorio. Original
por su construcción, por su historia y por el protagonismo que ha acumulado a
lo largo de su historia. Únicas sus vistas una mañana soleada de ivierno…
Dicen que imita, por su forma
circular, al castillo de Herodes el Grande, Herodión, en Cisjordania. Tiene una
torre principal, la del homenaje. La llaman también del ‘castellano’ en
alusión al alcaide responsable de su defensa. Tiene tres más, también
circulares, y la carencia de almenas le dan un aspecto singular.
El castillo de Bellver - la
palabra catalana, bell veer, significa ‘bella vista’ - desde su altura
permite la visión de la sierra de Tramontana; de la Llanura de Mallorca y el
mar. El mar, siempre azul donde se pierde la vista más allá, mucho más allá de
Cabo Mayor…
Su construcción, del siglo XIV.
Residencia de los reyes de Aragón, Juan I, que se refugió allí huyendo de la
peste y de los de Mallorca Jaime II, Sancho y Jaime III. En el siglo XV, Martín
‘el humano’ lo cedió a la cartuja
de Valldemossa… Acogió también a virreyes y sufrió asedios cuando la rebelión
de las Germanías.
Usado como prisión, entre sus
muros estuvo víctima de Godoy Melchor Gaspar de Jovellanos, entre 1802 y 1808.
Jovellanos sin juicio ni acusación, sufrió encarcelamiento tras caer en
desgracia. Lo enviaron a la cartuja de Valldemossa. Los cartujos lo trataron
con humanidad, en Bellver, no. Lo incomunicaron en una celda sin iluminación,
sin papel ni pluma para escribir… Solo la compasión de los guardianes le
permitió sobrevivir. La crueldad, extrema. Cuando recuperó la libertad las
cataratas en la oscuridad le habían producido la ceguera.
Jovellanos -Goya lo plasmó
abatido en una obra excepcional- es una de las mentes más preclaras. Liberal,
ilustrado, procuró la modernización de la sociedad de su tiempo a través de
reformas profundas. Redactó el Informe sobre la ley agraria, la economía
(recuperación de baldíos), enseñanza, riegos y conducciones de agua,
carreteras, ganadería (supresión de la Mesta) eliminación de las amortizaciones
de la iglesia sobre los campesinos; poeta, dramaturgo… Un hombre ilustrado al
que España le debe mucho, pero se le reconoce poco.
Duele también ver los nombres de prisioneros, que
penaron allí, impresos en la muralla. La brisa de la mañana peinaba las copas
de los pinos y daba sensación de agrado; abajo, de Porto Pi partían los
cruceros por el Mediterráneo… Otro tiempo.
lunes, 19 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ramón Llull. El amor, ¡ay, el amor!
20 de
febrero, martes. Ramón Llull, - Raimundo Lulio, castellanizado –
nació en Palma de Mallorca a finales de 1232 o principios de 1233. Sus padres eran de Barcelona. El, mallorquín,
está considerado como una de las figuras más preclaras y avanzadas de su
tiempo, o lo que es lo mismo, de la Edad Media.
Cercano
a la Orden Franciscana, donde profesó en la Tercera Orden, que es la destinada
a acoger a los laicos. El pueblo lo beatificó “por culto inmemorial”.
Mallorca
acababa de ser conquistada por Jaime I, incorporándola al Reino de Aragón que
comenzaba su expansión por el Mediterráneo. De joven entró en la corte como
paje del infante, que luego sería Jaime II y conquistador del Reino de Murcia.
Llevó
una vida licenciosa, de excesivas alegrías en el comportamiento. Sobre los treinta años, su vida dio un giro
total. Vendió todas las propiedades que adelantó en forma de herencia a su
mujer e hijos, volvió a Mallorca y tomó un esclavo (tal cual) árabe, que le
enseña la lengua. Predica, viaja, insta hacia la veracidad de su doctrina.
Aflora
el filósofo. Combate el racionalismo del cordobés Averroes. Aparece el teólogo
en contraposición a Santo Tomas de Aquino, contrario al Dogma de la Inmaculada
de la que él, conjuntamente con Juan Duns Escoto, es defensor.
Como hombre
científico descubre ‘la rosa de los vientos’ y el nocturlabio. Conoce a la
perfección la Escuela Cartográfica Mallorquina.
Desglosar
todo esto es casi imposible por espacio y tiempo. Como muestras, cabe señalar
que la rosa de los vientos, a modo de círculo, señala la procedencia y el
nombre de los vientos, hasta el punto que lo hacía como un elemento esencial
para la navegación marítima.
El
nocturlabio facilitaba el tránsito por los mares durante la noche. La
combinación de las estrellas según qué tiempo del año, y su posición en el
cielo, predecían vientos, tempestades y mareas, de tal manera que, a modo de
disco de madera o latón, con un sistema de agujas, era un instrumento
fundamental para los barcos en alta mar.
Predicó,
instó a Cruzadas, asistió al concilio de Viennes. Está enterrado en el convento
de San Francisco de Palma. En el Paseo de Sagrera, al final del Born, un
monumento eleva su figura. En un de los laterales está escrito: “El amor es
lo que al esclavo hace libre y al libre lo hace esclavo” Ya solo por eso…
domingo, 18 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Un entierro con acompañamiento musical
19 de febrero, lunes. Portòl
está en la llanura de Mallorca, casi en el centro de la isla, entre la sierra
de Tramontana por el norte, y el mar por el sur, a medio camino entre Santa
María del Camí y Sa Cabeneta. Pertenece a ese municipio ‘raro’ –
porque agrupa un puñado de pedanías – que se llama Marratxi y tiene casi cuatro
mil habitantes censados; en verano, más.
Comemos en Ca’s Tord, bien
– mejor la compañía que las viandas –. Compartimos mesa: mi amigo Joan, y su
mujer, Aina; su hija que se llama también como su madre y es una de las
personas más dulces y encantadoras que uno puede tener la suerte de encontrar;
con Miquel que fue director del Teatro Principal de Palma y que tiene una
experiencia negativa de cuando repitió ir al Chinitas, el nuestro, y ya no es
lo que era. Se lo digo y lo entiende, y con su mujer María de Lluc que me habla
de Sa Calobra y de otras muchas cosas.
Recordamos a Federico: “En
el café de Chinitas / dijo Paquiro a su hermano / soy más valiente que tú / más
torero y más gitano”. Me avisan del impacto negativo de la avalancha de
cruceros. En Mallorca, me dice, Aina, nos han arrinconado, nos han dejado sin
espacio…
Campos de algarrobos, almendros
en flor y olivos; pastan ovejas. La carretera entre Buñola y Santa María,
estrecha, de buen piso; de Santa María y Portòl, a ambos lados, muros de
piedra. Pienso en una avería, en un estacionamiento forzoso, en… Deberían
prohibir la construccion dejando sin arcenes la carretera. Me lanzan la
respuesta a modo de pregunta ¿sabes tú lo que se paga aquí por un metro de
tierra…?
Las paredes de Ca’s Tord
son de piedra. El interior muy original. En los postres me proponen asistir al
entierro de la sardina cuando caiga la tarde. Acepto. Eso de conocer la España
profunda es algo que no tiene precio.
Entre dos luces arranca la
comitiva. La abre un puñado de hombres de negro y encapuchados con una guadaña
en una mano; en la otra, una antorcha. Tienen pintadas las caras de blanco.
Sobre un trono, la sardina. Un simulacro de presidencia: un religioso y unas ‘monaguillas’
de azul y roquetes blancos, impolutos, con bordados de primor; una cohorte de
plañideras, de riguroso luto, van delante de una banda de música. Tocan, ¡la
Saeta! de Serrat. Cuando llegan a una plaza, en una hoguera queman la sardina…
España profunda y desconcertante; “de charanga y pandereta”. Lo dijo don Antonio Machado.
sábado, 17 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Fornalutx
18 de febrero, domingo. Dicen
que es uno de los pueblos más bonitos de España. No lo sé. Tendría que conocer
a los otros… Se me viene a la mente un chascarrillo de mi amigo Paco Galdeano.
Un hombre subía desde La Rábita
hasta la sierra de la Contraviesa. Junto a la carretera otro, cavaba la viña…
- Amigo, preguntó el caminante,
¿me falta mucho para Albuñol?
- Sin levantar la cabeza, le respondió:
siga caminando….
El viajero sintió desasosiego ¡Qué
descortés! Entonces, escucha a sus espaldas, la voz del que laboraba la tierra.
Se paró…
- Según el ritmo que lleva, en
dos horas – le dijo - puede estar arriba. Necesitaba saber con qué frecuencia
anda…
No llevo ritmo. Los pueblos bellos uno sabe que existen. Fornalutx, lo es. Y uno de los mejores cuidados que puede encontrarse por esos caminos.
La mañana, soleada; el cielo
azul; la brisa, agradable. Por el Camí del Faro bajamos al Puerto de
Soller. Estrecho; las vistas espléndidas. Enfrente, recortada en el cielo
impoluto la cúpula que corona el Puig Mayor. El macizo, imponente; la
naturaleza, plena.
Caminando paralelos a la vía del tren de Soller, pasada Sa Roca Roja, en una glorieta, giramos a la izquierda. Una carretera tortuosa, de buen piso y señalizada nos hace ascender lentamente; a la derecha, Sa Capella de Santa María d’Olivar. Antes de coronar, volvemos a girar. Por Ca N’Antuna y Sa Cova, se entra en Fornalutx. Aparcamos. Tenemos un pequeño percance. Nos hace acercamos a una farmacia…
Fornalutx significa ‘horno junto al río’ - en este caso el torrente Na Mora -, es la belleza hecha piedra. Es bonito y encantado. La sierra de Tramontana en pleno. En la naturaleza los bancales de piedra seca son pequeñas obras de arte. Tierra labrada con primor; olivos de troncos milenarios, naranjos, almendros...
Me las he andado por el Carrer
Arbona-Colom y por la plaza de Espanya. La gente toma el sol bajo
los plátanos sin hojas; otros; se estacionan ante los escaparates que muestran
cosas propias de lugar. Panes de hechuras caprichosas, muñecos ataviados con
trajes de payeses, sobrasada, butifarras negras, dulces… En una esquina, junto
a una oficina bancaria, me acuerdo de mi amigo Bartolomé, Carrer de Sant
Bartomeu, bancario que no banquero. Plasmo el letrero en una foto…
Puedo volver a Soller por Pla
de Bisbe y San Coix; no lo hago. En la equina del Camí de la Font vuelvo
sobre mis pasos. Enfrente, al otro lado de ladera, arriba, entre un bosque de
ensueño, el Puig Mayor. Yo, en el camino de retorno…
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lluc, jardín de Dios
17 de febrero, sábado. Dicen
que un día, Dios vio como los angelitos de Lluc revoloteaban por todo el
Santuario. Realmente eso lo hacían siempre, pero hasta ese preciso día no se
había percatado que se las andaban dando vueltas por las cabezas de los
peregrinos y no les dejaban hallar la paz que habían ido a buscar en las
alturas de la Sierra de Tramontana.
Entonces Dios le dijo – a la
manera que Dios dice las cosas – al hermano Maciá Ripoll -falleció el 20 de
abril de 2020 con 89 años - que planificase un jardín botánico junto al
torrente que baja de las montañas por detrás de la sacristía del Santuario. Era
el lugar que los religiosos tenían para pasear en su tiempo de meditación. El
hermano se lo dijo a unos amigos y comenzaron con la obra.
Lo primero que hicieron fue
trazar unos caminos intrincados, pequeños en anchuras, pero con un diseño tan
peculiar, tan bonito que fuese digno de ángeles que jugaban al pilla-pilla y al
escondite entre las rocas calizas y para dar saltos, de esos que asustan a los
hombres, pero a los ángeles no.
Y esparcieron por la tierra
plantas silvestres en un ambiente natural; en otro lugar dejaron crecer las aromáticas
y esas que los hombres de antes usaban en las farmacias y que las llamaban
plantas medicinales; y vieron que era muy apropiado plantar una muestra de
árboles frutales de los más antiguos de la isla de Mallorca. ¿Y un olivo
también? También, pero ese lo colocaron en una explanada delante del santuario.
El jardín crecía y crecía. Supieron
que habían superado las doscientas variedades de plantas. Y la cosa se extendía
y consiguieron aclimatar especies endémicas de la isla de Menorca donde habían
desaparecido y otras que corrían el peligro de extinción y que solamente se
encuentra en Puig Mayor y una higuera que únicamente crece en la tierra de Deià
(por cierto, Deià significa “Dios existe” ¿a que es muy bonito?).
Y no solo se quedaron ahí. Se
incrementó con una muestra árboles frutales cultivados desde tiempos
inmemoriales en la isla, en fincas de montañas: níspero, serbal, acerolo,
azufaifo, nogal, membrillo, higuera…
Y, luego, aquellos hombres
emprendedores y amantes de la naturaleza llevaron a sus estanques una especie
de rana, única de la isla – y yo tuve la suerte de verla porque me la mostró mi
amiga Aina - mientras caminábamos por aquellos caminos que habían diseñado para
que los ángeles jugasen en el recreo…
Exactamente, todo no fue así ¿o
sí?
viernes, 16 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lluc, el bosque sagrado
Santuario de Lluc (Mallorca)
16 de febrero, viernes. Tres
devociones sustentan la religiosidad popular de Mallorca: el Cristo de la
Sangre, en Palma; Santa Catalina Thomas, en Valldesmossa y la Virgen del Lluc
en la Sierra de Tramontana.
Hay que ir a Lluc. La
comunicación no es fácil; buena hasta Inca, después… Eso. Binissalem es tierra
de vinos, Inca, en una cubeta, de industria de calzado hasta que llegaron los
chinos. Se gira a la izquierda, dirección a la Sierra. Caimari tiene la belleza
de los pueblos a pie de monte y Escorca no se ve, pero en su término acoge los
cuatro picos más elevados de la isla: el Puig Mayor, el de Massanella, el de
Tomir y el Galileu. Todos superan los mil metros.
Desde Caimari la carretera sube.
Es estrecha y con muchísimasas curvas; la vegetación abundante. La subida,
bellísima. Es el corazón de la sierra de Tramontana. Cuando se corona hay que
bajar un poco porque Lluc está en una hondonada al pie de un torrente.
Como marca la tradición la
Virgen se apareció a un pastor. Al lugar lo llaman, desde entonces, “bosque
sagrado”. Probablemente Lluc sea una palabra prerromana… El lugar, único. La Virgen
morena – hay otras vírgenes morenas de España: Monserrat, la de Candelaria en
Tenerife, Guadalupe, la de la Cabeza…- es venerada desde el siglo XIII, en
1268…
El Santuario y sus tierras fue
dado por Jaime I ‘El Conquistador’ a la Orden del Temple, que explotaron
sus tierras mediante cesiones a los payeses; luego, de la Orden de Malta; los
Misioneros del Sagrado Corazón... La crisis de vocaciones hace que ahora se
gestione por tres sacerdotes de la diócesis…
La imagen de “la morenita” se
venera en el trascoro del templo. Un lugar recóndito. Invita a la oración, al
recogimiento. Es donde se encuentra ese momento de paz que uno busca y, a
veces, lo halla… Hay que ir a Lluc.
Como todos los centros de
espiritualidad tiene una hospedería, lugares para la oración y recogimiento, y
una tienda donde se pueden encontrar cosas interesantes.
Tienen también sitio donde
reponer las fuerzas físicas. Yo iba bien aconsejado. Me fui un poco alejado del
Santuario. A orillas de la carretera: C’an Gallet. Nos dieron arroz
brut (arroz ‘sucio’) caldoso con carne de pollo troceada pequeñita, caracoles,
alcachofas, judías verdes… Algo exquisito.
- ¿De postre?, le pregunté a
Toni que es de Caimari pero lleva treinta años en Lluc
- Ensaimadas fritas con
chocolate…
- ¿?
- No menja altres como aquestes
en cap lloc…
Hay que ir a Lluc. Háganme
caso..
miércoles, 14 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Valldemossa, sabor a otro tiempo
15 de febrero, jueves. Era en
lo más crudo de un invierno lluvioso. Llegaron a Valldesmossa y buscaban refugio.
Huían de la gente, de la presión social y en la búsqueda de ellos mismos. Quería
escribir ella con la libertad que no tenía; el, conseguir su música pletórica.
Mallorca los recibió de manera
hostil. La tuberculosis era una enfermedad incurable y muy contagiosa (¡un
tísico buscaba la curación en la humedad de una isla!). Una sociedad pacata y
encerrada en sí misma no admitía la vida de dos amantes que rompían los moldes
del amor. Se encontraron con la incomprensión.
El siglo XIX, 1838, había
superado su primer cuarto. No llegaba a su mediación. Solo permanecieron unos
meses. En febrero abandonaron Valldemossa. Ella recogió la experiencia en un libro
de viajes Un invierno en Mallorca; él, los Preludios Op. 28.
Dicen que ocuparon la celda
número 4 de la Cartuja. Del techo caía una gota de la lluvia que aquel invierno
azotaba la isla. Rebrotaba sobre una palangana. De ahí Chopin sacó una obra de
arte. La naturaleza puso una parte; el artista, la otra.
Valldemossa es un pueblo
bellísimo, de ensueño. De ensueño son los trocos de los olivos milenarios que
sobreviven sobre bancales de piedra. De ensueño son sus bosques – los bosques
siempre generan anhelos que no se alcanzan – de pinos. Trepan por la Sierra de
Tramontana entre Valledemossa y Deià. De ensueño, las olas de nácar que vienen
a dar en los acantilados de su costa rocosa y profunda, en Sa Foradada.
Cae la tarde. Es una tarde de
otro invierno. Sopla la brisa en las esquinas. En la lejanía – por el Vall
de Mouça, - de divisa Palma. Queda parte del embrujo que llevó a vivir en
ella al padre Rubén, a Azorín, a Unamuno, al Archiduque Luis Salvador de Habsburgo,
a Santiago Rusiñol…
Deambulo por los jardines que evocan
el nombre del Archiduque, cruzo la plaza de Ramon Llul, bajo una calle
empedrada y pregunto:
- ¿Estará abierta la casa capilla
de Santa Catalina Thomas?
- Sí, aún no está cerrada… me
contestan.
A mi lado camina el silencio (a
estos pueblos hay que ir cuando no hay gente). Sobre los tejados se asoma la torre
de la cartuja. La calle Uetam es larga; a sus lados macetas: aspidistras,
arriates con aucubas, helechos… En la mediación, a la derecha, se
abre enigmático el Carreró de la Rosa…
viernes, 9 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Mujer bajo la lluvia
9 de febrero, viernes, El
día amaneció lluvioso, gris. No era una lluvia intensa ni fuerte, no. No era
esa monotonía que cae sin dar un momento de respiro, no. No era ese anuncio que,
a modo de mensaje, envía desde el telediario el hombre del tiempo y aconseja
que no se salga de casa, no. Eran espurreos de una borrasca que dicen que entró
ayer de madrugada.
Por el cristal de la ventana
corrían las gotas de agua. Era, primero, ese vaho que empapa y parece que no
moja, y luego se condensa y ya se sabe... Era eso que en otros sitios lo llaman
de maneras diferentes: orvallo, pamplineo, calabobos - ¡por cierto, qué nombre
más feo! – sirimiri y, entonces, pasaste tú. La radio informó que había llovido
fuerte en esas horas que vienen un poco antes del alba en otros lugares.
Ibas bajo un paraguas.
Caminabas con paso firme, seguro. Sabías a dónde ibas. No te detenías ni ante
los escaparates, ni mirabas a ninguna parte, ni te importaban los charcos que
se habían formado entre las losas de la acera. Seguías la dirección que lleva
quien sabe qué quiere y lo que quiere. Eras tú.
Las gotas de agua, al unirse
entre ellas, estrelladas contra el cristal de la ventana corrían despavoridas.
La diferencia de temperatura entre el interior y la calle le ponían una
película vaporosa. Todo estaba como borroso. Dificultaba la trasparencia. Las
gotas bajaban asidas unas a otras hasta el filo del quicio de la ventana y,
allí se quedaban… Pero, eras tú.
Pasó un coche; luego, otro.
Dejaban una estela de ruido sordo. Era como un rumor que no se paraba. Sonó un
claxon. Quizá quiso romper la magia del momento. A lo mejor, no. Lo hizo por
inercia. Sin saber por qué lo hacía.
Seguías tu marcha. Te alejabas.
Seguiste tu caminar con paso firme bajo el paraguas… Esquivaste a alguien que
bajaba – no lo he dicho antes, tú subías – en sentido contrario al tuyo.
Tu imagen estaba difuminada.
Los contrastes de los colores y la luz dejaban una figura borrosa. Tenías dos
marcos: el de la ventana y el de la luz. Las gotas de agua daban la belleza de
la Gracia de Dios que se venía para darte el encanto y el misterio que siempre
llevas contigo…
Te vi
pasar. Seguías tu camino. Desde detrás del cristal, amparado en no sé qué postura
de pasividad, te dejé seguir… Eras tú.
jueves, 8 de febrero de 2024
Un hoja suelta del cuaderno de bitácora. Granada de rosas y bosques
Amantes
que vais a Granada, por la Cuesta de Gomerez, frente al Albaicín, subid a la
Alhambra y allí mirad como juegan al escondite ente los arrayanes el sol y el
agua. Amantes que vais a Granada pedid que siga cantando Estrella con voz de
ángeles que bajan al son de la guitarra…
Romero
San Juan lo dejó dicho: Id al lugar adonde van los que aman, id a buscar la rosa
perdida en la Alhambra. ¿Era roja? ¿Era blanca? ¿Por cierto, de qué color es el
amor? ¿Será morado de pasión? Por cierto, solo sé que en medio del bosque
profundo y misterioso es donde tiene todo sentido.
Puede
que el viento bambolee las copas de los cipreses y salte el agua por las
acequias y baje por las atarjeas. Sonora melodía que toca cuando tiene al
alcance de su mano las cuerdas del arpa.
Id a
esos rincones donde dicen a encontrase las almas. Puede que la luna dé aún más
blancura a la Sierra. Puede que brote el encanto del Darro que besa los pies de
la Alhambra. Puede que juegue acurrucado juego con los sueños. Puede que, por
las esquinas, cuando se tope con vosotros, se vuelva el viento.
Subid porque
lo pide el cuerpo por el Paseo de los Tristes - ¿recuerdos, nostalgias, sueños
que aguardan su momento? – y caminad junto al río, despacio, sin prisa, como
quien mece el tiempo, y ved cómo se asoma a las ventanas el misterio. Ha salido a vuestro encuentro. Ensueño y princesas encantadas y murmullo
sonoro que salta entre alfombras de berros…
Amantes
que vais a Granada id de la mano por la orilla y pasada la Casa de la
Chirimías, subid por la Calle del Candil y luego, por la de San Juan de los
Reyes y, antes del final, en la Cuesta del Chapiz, bajad, otra vez, al
encuentro del río y del agua… Amantes que vais a Granada no dejadlo para luego.
Es ese, es solo ese, y recordad que el amor está entre las celosías y el
viento.
Amantes
que vais a Granada mirad la nieve, siempre la nieve eterna de la Sierra con
estrellas frías bajo el embrujo de un cielo encantado, bordado de primores.
Sorbos de compás y cantos, poesía hecha de embrujo y encaje…
Id a
mirar los espejos del agua, agua de aurora, agua de nieve derretida, ‘agua
oculta que llora’ que recorre galerías de anhelo, de sueños, de amores
imposibles perdidos en otro bosque. Amantes que vais a Granada…
miércoles, 7 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El campo, asfixiado
7 de febrero, miércoles. Nos
empachan las imágenes, la tergiversación de objetivos, la ausencia de un líder o
de interlocutores – da lo mismo – que expresen los motivos que justifican la
manifestación y lo que se pretende de manera clara. Se asoman a las cámaras de
las televisiones o a los micrófonos de las emisoras de radio dicen lo que, a su
parecer, por cierto, todos justos, le han llevado a la situación de invadir
carreteras y cortar los accesos.
Tres factores que se imponen a
los demás. Competencia desleal desde otros países. Se benefician (eso es muy
relativo, claro) de su situación geopolítica. Se pide una política de precios
justos. Consonancia entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el
agricultor. Simplificación burocrática. El campo, a veces, está ahogado por los
papeles.
Otros factores pueden ser
coyunturales. Unos heredados de situaciones mohosas por incompetencia o desidia
de quienes tuvieron que tomar las decisiones en su día. Pienso, por ejemplo, en
una política hidráulica justa, rigurosa y que beneficie a todos sin abusos de
unos sobre otros.
La falta de lluvias ante las
que no se puede hacer nada tiene también su incendia. Falta agua y si se
administra mal, apaga y vámonos. A eso se le unen incendios en verano, bosques
descuidados, desforestación progresiva, supresión de cultivos...
Los costes tienen una
importancia vital. Hace unos años un litro de gasoil se las andaba por 0’50
céntimos, más o menos; ahora, supera el euro. Los insumos (fertilizantes,
productos químicos regulados porque las plagas vienen a su tiempo y saben el
camino…) se han disparado; no hay manera de poder pagarlos.
La ley de oferta y demanda hace
que los frutos y pienso en cítricos, hortalizas, frutas… sean irrisorios. Un
kilo de limón se puede pagar a 0,10 o 0,15 céntimos. Mucha naranja se ha
quedado en el campo. Todos sabemos cómo están marcados los precios en las
grandes superficies.
Existe otro punto importante,
la regulación de tratamientos. Hay que ayudar - ¡faltaría más¡- a los países
del Tercer Mundo. Eso no significa dar patente de corso al uso de productos
tóxicos y prohibidos en los países donde sí funcionan los controles sanitarios.
Todo esto y más cosas es papel
mojado mientras no se limpien las dependencias de parásitos, incompetentes
rapidísimos para sacar la pistola y
disparar con la sanción, pero lentos como el caballo de los malos para
vislumbrar soluciones…. La agricultura está a niveles de hace diez años o
quizá, más. Eso tiene un nombre: ruina.
martes, 6 de febrero de 2024
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Donde la tierra pide mucho y da poco
6 de febrero, martes. Árboles secos, troncos retorcidos; acebuches en las laderas; olivos centenarios, algarrobos, encinas, retamas…Terreno quebrado, abrupto. Subimos por el arroyo Pedro la Torre. Cerca de una veintena de pozos, entre el Jévar y Montesinos pretenden sacar agua de donde no la hay. Trae, es un decir, agua solo cuando llueve y las aporta al Jévar, por la margen izquierda, junto a la Alcubilla, frente a la Huerta Cabrera…
A esa zona se le conocía como “la plaza”. Como no vas a encontrar a nadie que te lo explique, te digo, que era el lugar a donde, cada mañana, acudían los jornaleros en busca de la peonada y del pan de cada día.
Nombre curioso. Lo debe a un beneficiado de la parroquia del siglo XVI, de 1519, oriundo de Úbeda que llegó por aquí por esas cosas que pasan…
La tierra, de tipo ‘alpujarride’ baja desde las cumbres – es un eufemismo – las alturas no son excesivas, de los Lagares. Cultivan almendros, arvejas y yeros. Eso, antes cuando se mal vivía en esta tierra tan dura y quebrada. La filoxera hizo el estropicio. ¿te explicas ahora el porqué del nombre de “lagares”?
El Catastro del Marques de la Ensenada, 1749, recoge que Diego Sánchez Domínguez tenía una suerte de tierra inculta por la desidia de su dueño… (no deja muy bien parado al hombre). El Registro del Montepío de Cosecheros, 1776 dice que “Pedro Marín Bueno posee una viña de 100 obradas”.
Forma el arroyo grandes meandros. Conforme subes, en la margen izquierda, entre zarzas está la fuente de Gordillo. El agua fluía de una cavidad rocosa. Allí arrancaba una atarjea que llevaba la llevaba hasta el Molino de Calderón. Ese lugar se conocía por “la corta”.
Pollo Moro es el caserío con más entidad de la zona. Asentado, a ambos lados del arroyo, trepa por la ladera… La vida, dura; el trabajo mucho; el pan escaso. La construcción de una escuela rural impulsada por el Obispo don Ángel Herrera fue el primer atisbo de progreso en muchos años. Después, emigración y abandono…
La cañada de Garnica te lleva hasta Majada Vieja y a la Zurriaga donde vivía Batanás. Sólo saca caudal en época de lluvias torrenciales. Del Cerro de los Almendros informa, también, el Catastro de Marqués de la Ensenada cuando dice que María de Burgos, viuda, posee una ‘suerte olivar que confronta con el camino que baja del Cerro de los Almendros.
Montesinos
es el último reducto que mantuvo población y escuela rural antes de llegar al Lagar
del Herrador ya casi en el Cerro de la Caldera entre Pedro la Torre,
a un lado de las tierras de Casa Mayor y Rabanero de donde viene;
al otro, y el Arroyo Ancón…