22 de abril, lunes. Málaga
tiene tres jardines: El Retiro, La Concepción y el Parque. Sin entrar en
chauvismo pueblerino son tres jardines que no envidian en belleza, paz y
armonía a ningunos otros que uno puede encontrase en su vagabundeo por España.
Sin movernos del entorno de la capital. Esa ciudad recostada al borde del Mediterráneo por donde nos llegó tanto, ofrece en su interior, casi a la orilla del mar, de hecho, fueron terrenos ganados al mar, el Parque de quien el maestro Alcánatara escribió: “ramas de brazos cruzados, estaba el puerto tan cerca / que soltó amarras el campo…” En sus lindes: La Concepción y el Retiro. Alguien dijo – y no exageró – que los tres encierran la séptima parte de los jardines más importantes de España.
Jardines de la Cónsula. Churriana (Málaga)
Pero no queda ahí la cosa. Hay dos jardines más. Quizá menos conocidos. Solo un escalón más abajo: San José muy cerca de la Concepción (no hay más que cruzar la carretera y ahora se hace por un subterráneo o subiendo hasta el pantano del Agujero); y la Cónsula, muy cerca del Retiro, en Churriana, al otro lado del Guadalhorce. Encierran tanta belleza que hacen la delicia de los espíritus dotados de la sensibilidad suficiente como para estallar de gozo. ¿Y esto estaba aquí y yo sin enterarme?
Jardines de Puerta Oscura. Málaga
No queda ahí la cosa. Hay
jardines menores dispersos por la capital. ¿No me creen? Tomen nota: Los
jardines de la Alcazaba, arriba Gibralfaro; abajo la Coracha, ese pasadizo que
llevaba al mar; en medio, el palacio mitad fortaleza, mitad residencia. Mirtos,
granados, higueras, naranjos de ahazar en abril… Los jardines de los alrededores
de la Catedral entre calle Cañón y calle Císter donde estaba el convento donde
profesaron las hijas de Pedro de Mena y él puso su taller enfrente, en calle
Afligidos para estar en su cercanía… Dos bustos recuerdan al imaginero y a don
José Gálvez Ginachero; Puerta Oscura. “Estoy buscando una rosa, la rosa del mes
de abril Y al verla ponerse como una amapola...” Rafael de León puso
la letra; Quintero y Quiroga, la música ¡Qué grandes eran los tres! Los
Jardines de Picasso o La Aurora como se llamaron antiguamente.
Hay otros, el del Cementerio Inglés donde me
llevé el susto de mi vida. Buscaba unos rosales. Desde uno de los pasajes me
salió un pastor alemán. Se me venía de frente. Me eché a sudar… Después resultó
ser un animal dócil. El susto, morrocotudo. No he vuelto a ir por allí…
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