jueves, 20 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Otra Granada

 

                                


          Polopos.Paisaje de la Sierra de la Contraviesa. Granada.

                                                                                                                                                                                                 

El cabo de Sacratif es macizo rocoso adentrado en mar profundo. Sálvalo. Si es noche cerrada emite - el faro - luz potente (hasta el siglo XVIII, estos faros se iluminaban con hogueras frente al mar solitario) a intervalos, para orientar a navegantes. 

“Aquí - te dirán en Carchuna - sólo se criaban palmitos y lagartos, pero, ahora, entra el dinero a espuertas”. Tampoco es para tanto. Depende de quién te lo cuente, le va en la feria. 

La carretera, - la de antes, ahora la autovía va a media ladera más lejos de la playa - abre una raya gris orillada de palmeras descuidadas y mal podadas, y secciona, en dos, el mar de plástico entre urbanizaciones - Torrenueva y Calahonda - que dicen mucho en su apellido y que elevan al cielo colmenas paralepípedas feas, feas, feas... 

Paisaje inhóspito y desolador por Castell de Ferro; el mar se torna azul, garzo, plateado o zarco, según hora y posición del sol. En el horizonte, al igual, se cruzan dos barcos que surcan la mar.                                                             

Antes de La Mamola - a donde la gente de Polopos ha traslado Ayuntamiento y servicios municipales -, gira a la izquierda. Comienzas una ascensión trepidante. La carretera es estrecha y tortuosa. Si te giras, de vez en cuando, verás, abajo mar. En poco menos de veinte kilómetros hemos subido por encima de los setecientos metros.

Polopos se asienta en ladera y, recostado, parece solearse con las buenas temperaturas al lado sur de la Contraviesa, porque no te he dicho antes que de aquí en adelante vamos a ir a lomos de esta sierra que se levanta entre el gran macizo - Sierra Nevada como habrás supuesto y supones bien - y el mar. 

Ya están florecidos los almendros.  Es pueblo pequeño - como tantos - donde la gente labora sus cuatro palmos de tierra. A la salida, una ‘punta de ganado’ ramoneaban, entre launas, por los barrancos. Triscan algún tomillo, majuelos, zamarrillas, cardos o espinos, según qué tiempo y cómo venga el año. El oficio de cabrero o pastor, que para el caso es igual, no tiene días marcados de rojo en su calendario. El ganado come cada día y no entiende de nieblas ni brumas, de ventiscas ni soles, de si ahora llueve o si se marca entre cumbres elevadas un arco iris que parece, si cabe, aún más bello, aunque tampoco hay que echar en olvido que aquí es tierra de mucha lucha, sacrificios y sinsabores.


miércoles, 19 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El vecino de enfrente

 



                            Calle Negrillos. Álora (Málaga)


Encanto y embrujo; diferente. Surge la admiración, el asombro. Aparece la pregunta ¿Y, esto? ¡Sorpresa! O sea, calle Negrillo. Alora, sin ir más lejos.

Es una postal. Una vieja postal. La calle entrañable, recordada, única, irrepetible… Todo lo que ustedes quieran y algo más. Es la calle Negrillos. ¿El porqué del nombre? Da lo mismo. La calle Negrillos, de entonces. Sabor a pueblo y a cal; sabor a esencia. Es esa calle que anida y se queda dentro. Esa que uno, en ocasiones, cuando transita por la geografía se la encuentra sin esperarlo…

Las calzadas de la calle – reverbera la luz en las fachadas – limitan al norte, con el cielo azul; al este con el alero de un tejado; al oeste – no muestra el oeste, pero seguro que es con la fantasía y el ensueño-; al sur, antiguamente, cuando yo era niño con los almendros nevados – “el almendral del Macareno”- en lo crudo del invierno y el Castillo. El vecino de frente. Ahora, pinos, de esos con los que, a través de muchos intentos, el Ayuntamiento intenta la repoblación forestal de cerro …. Las Torres donde durmieron tantos sueños.

Una escultura moderna en una calzada. Macetas de geranios bordean los filos: azules, amarillas, verdes, rojas… Cuando sube alguien va a los suyo. Va de sus soledades a su tiempo. Por aquí ni anda ni se para el tiempo; ni corre ni se echa el viento… Por aquí salen al paso dos opciones: sube o baja. Escoge. La gente, las gentes de los pueblos siempre tiene en su manga una sorpresa que le muestran, cuando quieren, al viajero.

Se escalonan las calzadas. Se apoya una en la otra. Como se apoyan los años, como se sobreponen los días.  Modesto el cableado del tendido eléctrico; soberbio, el paisaje. El cielo limpio, el verdor del Pecho de las Torres, la generosidad blanca de tanta cal, cal de calera, de escobilla y cubo de cinc ya viejo...

Tejados de dos aguas; tejas moriscas, perfectamente ensambladas; en las fachadas, la puerta de la casa, y una, o dos ventanas. No había para más. Pequeñas, sin exceso, sin rejería ni balconada artística con filigranas, pero con mucho misterio dentro, tanto que a uno - de niño lo asustaban con ‘Marquita la del diablo’ - se le antoja que por alguna de ellas podría aparecer en cualquier momento la niña aquella…

Pinceladas de primor. No es una calle cualquiera. Todo en ella es suelo y cielo… Van y vienen, suben o bajan – da lo mismo-. Por allí, un día, se perdieron, los recuerdos…

 

martes, 18 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Tierra de vides, almendros y verdiales



                 TIERRAS DE VIDES, ALMENDROS Y VERDIALES

  

                                         A mi amigo, Andrés Postigo, hombre de estas tierras...


                  

                    Carretera de los Montes. Cuesta de la Reina. Málaga


Si quieres puedes subir por la carretera de Los Montes. Carretera, ancha. Buen piso; muchas curvas, demasiadas. Algún día te contaré del porqué del trazado de esta carretera. En la Venta Galvey, (ellos lo tienen escrito con ‘l’ en la pared) gira a la derecha. De allí a Olías solo diez kilómetros. La carretera estrecha, tortuosa…

 

                           Venta Galvey, a la der. Carretera de Olías


Puedes arrancar, también, desde El Palo. Llégate a Olías. A mí me gusta más ir por aquí, y luego, bajar por Los Montes. Cuestión de gustos. El camino sube, baja o bordea la ladera. Primero tendrás cercano el mar; después, distante, y… lo perderás de vista. Cuando llegues verás que han levantado una ermita a la Virgen del Carmen casi al borde de la carretera. Tú, si quieres, puedes coronar por arriba el pueblo y, después, proseguir la marcha.

                                                               Santo Pitar


Si miras hacia abajo, junto al arroyo, está Totalán. Tú, rodea el Santo Pitar. Es tierra de almendros y viñas ya con yemas reventonas; acebuches y monte bajo; retamas, aulagas, almoraduj y plantas olorosas. Ahora porque es invierno todo está parado, como dormido; los almendros en flor, no. Dicen que llevan la vida dentro.


                       

                          Almendro en flor. Santo Pitar


Al pie de Mazmullar, donde se bifurcan los caminos, te pueden contar que hay tesoros escondidos y ruinas del tiempo de los moros, que “las buscan la gente con afición a las piedras y a los trastos viejos, y a esas cosas, ¿sabe usted?, me dijeron una vez”.

 

                            

                               Casa de los Montes de Málaga


Es probable que tu informador, que será alguien del campo, haya oído hablar, o conozca - o tal vez sea uno de los posibles buscadores del escondido tesoro que nadie encuentra por más empeño que ponen - y te diga que por allí se encontraron restos de una ciudad de la época en torno a los siglos IX y X, que se destruyó y que posteriormente, se reconstruyó. Es cuestión del paso y del movimiento inexorable del péndulo del tiempo.

 

                          Mazmulllar


Lo que tú deberás saber es que en la zona - probablemente inducidos por lo que acabo de contarte - ubicaron algunos historiadores el posible enclave de Bobastro hasta que Levi-Provençal dijo que no. Colocó los puntos en sus sitios y lo situó en las Mesas de Villaverde, enfrente de El Chorro, oteando el horizonte de la Sierra de la Huma enfrente y de la Pizarra y del Valle del Guadalhorce. (Ah, que no se me olvide, por el norte el castillo de Teba; por poniente los de Turón y Ardales; por el sur, el de Álora).

Cosas que aclaran los que de esto saben y, los tiempos.





                       

 

 

 


 

 

                   

                                 

 

 

lunes, 17 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La cicatriz abierta

 


                                           Río Guadalmedina. Málaga


Escinde en dos partes a la ciudad. Está ahí desde no se sabe cuándo. O sí, desde antes de que llegase la ciudad. El río, en su sito. Luego, por esas cosas que pasan la ciudad se asentó primero en una orilla; luego, en la otra. Terminó en los dos lados y, pasado el tiempo, cuando  se expandió tanto, tanto, el río ya  hasta quedaba lejos.

Desde siempre el río fue una amenaza muy seria, según qué tiempo. Venían las tormentas por los primeros meses del otoño y descargaban en los montes casi al alcance de la mano o incluso, en otros, más lejanos, de pronto, se presentaba con una riada. Lo arrasaba todo.

Se defendían a su modo. Las campanas de la catedral volteaban. Rompían el aire en el silencio de la noche, en la quietud de la tarde, en el trasiego de la mañana… Anunciaban la crecida. La gente sabía que la tierra acumulada en su orilla era insuficiente. El río no la respetaba y tras eso venía lo que venía…

La iglesia, con sus Obispos al frente, intentaba paliar los desastres. Francisco Mendoza de Rivera en 1626 “se volcó económica y personalmente en ayudar a las personas que sufrieron las terribles inundaciones (…) que destruyeron muchos edificios y murieron más de quinientas personas”.  En 1661, Antonio de Piñahermosa donó a los damnificados ropas, calzados y alimentos y formó una comisión para informar al rey…En 1667 Fray Alonso de Santo Tomas reunió el Cabildo para tomar medias por las horrendas inundaciones…

Pasó mucho tiempo, en el siglo XX, vieron que la solución era otra. Construyeron un pantano con dos oquedades en su pie de presa de contención por la que solo pasaría el agua que podía admitir el cauce. A ambos lados levantaron muros de obra…

Tarde de invierno. Se va la luz. Cruzo el puente de Santo Domingo. Un grupo de muchachos juegan en su lecho asfaltado… Bajo uno de los puentes, otro puente, aguas abajo, personas que carecen de todo se aprestan a hacerse invisibles en la oscuridad. Son los indigentes, a los que una parte de la sociedad le vuelve la cara. Los ignora. Ellos están allí; la cicatriz permanece abierta. Ahora, el río no escinde a la ciudad con inundaciones de barro y muerte. Es otra muerte, la muerte que lleva al olvido, a la indiferencia, a la insuficiencia de medidas... Hablo, obviamente del río Guadalmedina. El río de la ciudad que está allí con una cicatriz que no logran que cierre desde antes de antes…

 

 

domingo, 16 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Murillo



                         Sagrada Familia. Murillo


Bartolomé Esteban Murillo, hijo de un barbero, Gaspar Esteban y de María Pérez Murillo, fue el menor de catorce hermanos. Debió nacer, en Sevilla, a finales de 1617 y lo bautizaron en la Magdalena, a primeros de enero de 1618. Murió en Sevilla en 1682.

Su padre gozaba de prestigio como sangrador y era considerado como ‘Bachiller’. Su madre de familia de plateros. En su familia debía haber algún pintor y gozaban de una posición social desahogada. Firmó su obra, a veces, con Esteban y otras, la mayor de las veces, como Murillo.

Enrique Valdivieso, recientemente fallecido, y el mejor conocedor de su vida y obra dijo de él que había tenido un tiempo de incomprensión y olvido, especialmente en los comienzos del siglo XX. A principios del XXI ha recuperado el prestigio adormecido, pero ya lejos de los efluvios y delirios decimonónicos.

Según el profesor Valdivieso interpretó y tradujo con perfección la ciudad en la que nació y vivió. Por otro lado, el pueblo sevillano comprendió el mensaje de su obra. En ella, Murillo pintó un mensaje celestial que, en cierto modo, compensaba a las víctimas de las circunstancias difíciles de la época.  Sevilla, por muchas razones, debió ser capital de España y no lo fue y en esos momentos reflejaba una situación crítica y de decadencia. Allí pululaba el hampa, la miseria y las enfermedades -la peste de 1649 mermó la población de 120.000 a 60.000 habitantes - y todo eso era algo común.

 Su obra recoge la religiosidad de la España barroca donde la devoción mariana se impone. Murillo es el pintor de las Vírgenes rodeadas de angelitos que flotan, la mayoría de las veces, en su cielo celeste donde alguna nubecilla pone un punto de diferencia.

Esas imágenes de la Virgen es la interpretación personal que hace de su devoción, de la piedad barroca que se adentra por todos los poros de la sociedad, en definitiva, el pueblo que no duda en llevarla a la estampa y de ahí a su presencia no solo en los templos sino, según posibilidades, en la propia casa.

Su obra está llena, igualmente, de figuras infantiles. Él vivió en una casa de muchos hermanos y de su matrimonio con Beatriz de Cabrera le nacieron diez hijos de los que solo sobrevivieron dos, que le atienden en su vejez. Murillo murió al caerse de un andamio cuando pintaba para los capuchinos.

Es el pintor por excelencia de las Inmaculadas. Además, entre otras muchas, la Sagrada Familia, San Antonio (Catedral de Sevilla), San Juanito, Nacimiento de la Virgen, San Bernardo y la Virgen… están en la Historia de la Pintura.

 

 

sábado, 15 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. ¡Ay, Málaga sin ti...!

 

         



Me las ando por el parque, por esa vereda que hicieron nueva a un lado del Paseo de los Curas; al otro – al otro lado del Paseo – el Puerto, y allí al fondo, la bocana por donde se iban los barcos de Melilla y los que llevaban los soldados a la tierra del moro, a ese lugar a donde iban a que las fuentes manaran sangre de los que morían por la Patria…

Por cierto, casi junto al paseo que ahora me ando un monumento al comandante Benítez, que era de El Burgo y que cayó defendiendo Igueriben (Marruecos) cuando el Desastre de Annual…. Y poco más allá, el burrito Platero que aquí no es peludo sino de bronce, donde juegan los niños, que ajenos a todo lo que le rodea dejan que se vaya, lentamente, el sol de la tarde…

La ciudad queda al otro lado, a las espaldas, como una prolongación forzada por el único lugar que la dejan crecer. La orografía no le da muchas más opciones. En la lejanía la Sierra de Mijas cierra la bahía por poniente… En el muelle nuevo, buques enormes. Dejan riada de turistas – que no viajeros –. Lo andan casi todo, llenan las calles y han cambiado la cara a la ciudad que se hace cosmopolita y extraña…

Sigo adelante bajo una sombra de palmeras, plátanos, almeces y árboles exóticos. Vinieron de tierras lejanas. Le confirieron a la ciudad una cara diferente. Ahora, también lo es la Coracha en la que murió de abandono y pena Salvador Rueda, el poeta de Benaque. En la fuente de su poesía bebió Rubén Darío. En el otro extremo del paseo que ahora ando un busto lo recuerda. Muy cerca un monumento dice – tardaron mucho tiempo en reconocerlo – que Cánovas, también, era de aquí.

Un poeta de Loja Ibn-al- Jatib, en el siglo XIV vivió, enfermó, padeció en esta tierra que quiso tanto. Dejó dicho algo muy bonito: “jardín del mundo e imán de ciudades”. El lojeño conocía Granada y Fez y si dijo eso… Málaga es eso y algo más. Es tierra de buganvillas y rosas; de jazmines y biznagas (“mas que una flor y menos que una estrella”) la definió el maestro Alcántara …

Don Manuel Gámez compuso una “malagueña”: ¡Ay mi Málaga, la bella, el Rey te quiere vender, el que a Málaga comprare, dineros ha te tener”.  Eso, eso, y mientras tanto, los que damos en pasear bajo la sombra de tus palmeras y con la brisa del puerto en la cara, mientras tanto, me pregunto, ¿Qué haríamos Málaga sin ti…?

 

viernes, 14 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los árboles en invierno

 


                                           Orillas del río Guadalhorce por Álora...


Los álamos y los chopos son árboles de ribera. Crecen en las orillas de los ríos, de arroyos, de cañadas donde no falta agua; las acacias, de sabanas; las mimosas de jardines por los que la gente pueda transitar, pero por sus lados; los pinos, árboles de sierras. Cuando los árboles no están en su sitio…Pienso en los ficus de las aceras y se ve como levantan el pavimento.

Hay quien ha confundido el respeto a las orillas de los ríos con el abandono y los dejan crecer a su antojo y capricho. Luego viene lo que viene. Aún no nos habíamos repuesto del tremendo palo de la riada del 28 de septiembre de 2012 y el 29 de octubre de 2024 (qué recalcitrante es la naturaleza para repetirse), viene otra.

El invierno, entre otras cosas, dicen que es el tiempo de poda, de desbroce, de limpiar todo aquello que proporciona vida a los árboles y, además, ayuda a evitar los incendios que vendrán de la mano del verano. En no sé que sitio leí que los “fuegos se apagan en invierno”. Decía una gran verdad.

Pero hay más. Hace unos días subí por la carretera de Colmenar a los Montes de Málaga. Cuando se ve el panorama se viene el alma a los pies. Hay muchos pinos secos, demasiados. ¿Qué ha ocurrido? En El Chorro ha ocurriod algo parecido. Dicen que es una enfermedad. ¿Quién pone remedio?

Hay, también, muchos árboles enfermos en los parques de las ciudades. La culpa no es de ellos. Polución, contaminación, gases, humos. Todo endosado por nosotros y cuando se caen las ramas y viene el accidente…, pues ya se sabe, ¡el lío!

Al olmo centenario de don Antonio Machado en Soria lo cuidan con mimo. Claro que Soria con don Antonio tiene una relación de amor y reconocimiento. Como lo tienen los monjes de Silos con su ciprés: “enhiesto surtidor de sombra y sueño” Así lo vio  y nos lo dijo, para goce todos, Gerardo Diego.

Juan Ramón comparaba los chopos con Lucía, la muchacha titiritera del circo. Barbeito los ve como “el sitio idóneo para que se suban los mirlos…” Esos chopos de la ribera tienen otro encanto; apuntan al cielo, reflejan sus hojas temblorosas en las aguas claras del río y juegan al escondite en las noches de luna.

En un país ‘arboricida’ como el nuestro los árboles sobreviven con muchas zozobras. ¿Podas? Sí. ¿Talas? Ni en pintura. Desde tiempos perdidos en la Historia fue un arma más para luchar entre nosotros.

 

jueves, 13 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Me lo pedía el cuerpo

 




Me pedía otra cosa el cuerpo. Cuando me pasa eso echo mano a los libros de los amigos viejos…Me refugio en Juan Ramón. Abro al azar: “la noche entra, y la luna se inflama allá en el fondo”. Y es verdad. Hace un rato una luna ya grande se asomó por lo alto de los Lagares. Luego anduvo su camino.  Venía, como quien viene a lo suyo, sin pedir permiso. Va por un cielo de soledad y si nubes negras porque las había esparcido el viento.

Pienso en los olivos, agarrados a la tierra, en los barrancos, en los terraplenes, en las lomas suaves. Pienso - ¿tendrán frío? - los almeces desnudos en las noches de invierno. No están vestidos los granados, ni los ciruelos… Pienso dónde se refugiarán los pajarillos estas noches de febrero… ¿Podrá con ellos el viento?

Febrero, el que tienen por loco, el que un “si un día no es bueno; el otro, tampoco”, se descolgó a media tarde, con un aire que no sabe de dónde viene ni a dónde quiere llegar. Va como alocado, como los toros abantos: se llevan por delante todo lo que se le pone en cara…

Ya sé.., ya sé que aún no hay perfumes de azahares ni de jazmines porque todavía no es su tiempo… Ojalá. Sí también sé que España no huele a ungüento sagrado, a bálsamo de entendimiento. No. No huele a eso. Rezuma mugre; aflora rencor enconado.

Estamos hartos. Ahítos. Empachados. Es tanta la corrupción que cuesta creer que haya, por metro cuadrado, tanto sinvergüenza, de todas las leches, suelto. Eso sí desmemoriados. Ni saben, ni se acuerdan, ni tenían noticias de nada. ¿Sería pedir mucho que en una noche como está se los llevase - de una vez - el viento?

Se agitan las ramas de los olivos, de los naranjos. Escribo en el calor de la estufa. Dentro de un rato puede que este viento varee estrellas y levante, otra vez, olas grandes en esos mares que azotan los acantilados o que vienen a dar en el rebalaje de la playa y en la lejanía se pierden en un rumor sordo, opaco, monótono…

Dicen que hace unos días vieron algunas cigüeñas. Un amigo me decía que en La Mancha cabe Despeñaperros ya son endémicas. Algo parecido ocurre en puntos de la Sierra de Huelva y en Encinasola y en las dehesas extremeñas… Y ¿golondrinas? ¿habrán visto ya la primera golondrina? Pregunto. No responde nadie. Si al menos el viento trajese perfumes de concordia…

 

miércoles, 12 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nieblas

 


                   Mercardo de  Rungís. París


Por no sé qué fenómeno atmosférico  algunas mañanas amanecen sumidas en la niebla. El castillo, el campanario de la iglesia, algunas casas del pueblo…. Son fantasmas. Se arranca y nadie sabe cómo, ni cuándo aparecen o se va.

El refranero castellano, ese que tanto utilizaba Sancho y por lo que le reprendía don Quijote dice que “mañanitas de niebla; tardes de paseo”. Es verdad. Algunas veces, de mediodía arriba, se abre el cielo y aparece azul, turquesa como escapado de un cuadro de Murillo. La luz, la sagrada luz del Sur le pone un tinte especial, diferente.

Una canción de Simon y Garfunkel hablaba de un puente y de aguas turbulentas. No sé si los puentes tienen algo que ver con las nieblas y las aguas turbulentas que van río abajo. A mí me parece que los puentes prestan otros servicios, pero de “eso hoy no toca”.

Yo he vivido días de niebla impenetrable. En una ocasión, en el aeropuerto de Madrid. Lo cerraron. Obviamente, vuelo perdido. Nos alojaron en un hotel, en las cercanías y allí pasamos hasta el día siguiente en que parecía que nadie había roto un plato.

Recuerdo otra niebla. Aquella fue por fuera y por dentro. La mañana estaba gélida, como suelen estar las mañanas en el mes de febrero en París. Girábamos una visita a unos asentadores con los que trabajábamos en el Mercado de Rungis…

En la calle se cortaba el frío. A unos metros las figuras humanas eran seres de otro mundo. De pronto, un hombre muy mayor – dentro de la nave – casi en la puesta del asentador, se me acercó, me pregunto:

- ¿Usted, es de los que han venido de Málaga?

- Sí. ¿En qué puedo servirle?

- Verá... Yo, me viene cuando la guerra… Ya sabe usted… No he vuelto más.

El hombre introdujo su mano en bolsillo del pantalón. Sacó una cartera con las equinas raídas. La abrió pausadamente y me mostró una foto cuarteada y de color sepia raído. Era la foto de una mujer morena, con el pelo lago y lacio, negro. Caía sobre un hombro….

- Es mi mujer, ¿sabe usted? Por un casual usted no la habrá visto por Málaga ¿verdad? …

Me partió el alma. Hacía frío; en aquel momento, mas. Todos flotábamos en la niebla. Por dentro… ¡ay Dios mío, por dentro…!

Como pude, le dije que volviera, que Franco ya había muerto, que a España llegaba la Democracia y que era nuestra tierra, la tierra de todos que… No sé qué más pude decirle.

Al despedirnos fue a darme la mano. Yo, le di un abrazo largo. De dentro de los ojos me salía algo cálido. Eran lágrimas. Bajaban por las mejillas…

-  Si la ve – me dijo – dígale que no la olvido.

Era febrero de 1982…

martes, 11 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El hombre de alma grande

 

               


Han pasado unos días del 8 de febrero hasta hoy. Por arte de birlibirloque yo andaba imbuido en la publicación de un puñado artículos - siente - Génesis apócrifo. No debía interrumpirlos. Da lo mismo. Hay cosas que no tienen fecha. El carriño hacia el amigo, una de ellas.

Hace un ramillete de años la luz del alba llamó a Paco y él se nos fue sin avisar a nadie. Avisó el teléfono en cuanto el sol había roto por el este y Rosi decidió que era la hora…

Yo entonces y lo repito hoy, copié a Miguel Hernández y me quedé con aquello de “Pronto madrugó la madrugada”. A Paco – Paco Rengel – lo habían convocado para jugar el partido donde las canastas se cuentan por estrellas y las técnicas se anotan en las hojillas que se lleva el viento.

Era aún más grande que su propio cuerpo. No cabía en él. Quizá Dios dijo que bueno, que hasta aquí se llegaba y que a partir de ahora se iría a escribir las crónicas desde su lado (también ha llamado a Alfonso Queipo de Llano y a José Mari...) No cabe duda que la cosa si no fue exactamente así, pudo ser muy parecida.

Era un niño grande. Tenía – y mira que era un tío grande – más grande el alma que el cuerpo. Yo lo conocí, como suele ocurrir con la gente que el destino nos pone en el camino de manera casual. Todo fue a través de la Semana de Cultura Andaluza en el Colegio Los Llanos. Había que llevar a convivir con los niños a un jugador de Baloncesto.

Manos a la obra. Llamé a un amigo, vente, me dijo, por el periódico y hablamos con Paco Rengel. Esa fue la vereda por el que este hombre llegó a mi vida.

Todo, tan sencillo como el encontrarse con una persona generosa, entregada, servicial hasta dejarse las pestañas….

De su mano conocí, también algo más importante, mucho más. No se es ‘más’ porque se ocupen puestos de mucha responsabilidad en un medio de comunicación. No, no. De su mano supe que fue uno de los hombres más dignos, más honestos y más enteros que he tenido el honor de conocer.

Se nos fue. Hace unos días ha hecho un ramillete de años. Cuando un amigo se va lo hace físicamente. En el cariño y en el recuerdo sigue tan presente como si no pasase el tiempo. Están ahíto los almendros de flores blancas… como tu alma, amigo Paco.

lunes, 10 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Génesis apócrifo. Y, Día séptimo…

 



                          Cruz (Mozárabe) del Camino de Córdoba Santiago de Compostela.

   

Y dijo Dios, hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza y los creó hombre y mujer. Y vio Dios que cuanto había hecho era bueno… y al séptimo día descansó…  Más o menos algo así pudo ser y… todo eso que viene después y que cada uno tiene que andar su propio camino y…

Yo admiro, contemplo, sueño…

Gracias, Señor, por tanto.

 

(Extracto de Las rosas del jardín de Dios. Inédito)

domingo, 9 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Genésis apócrifo. Día sexto...

 


“Nosotros trabajamos despacio, / es decir, seguimos escribiendo por / el gusto de escribir, desinteresados del / fin, manteniendo la propia actitud / que hace treinta años cuando /escribíamos un soneto que no iban a / leer más que unos cuantos amigos”.(Manuel y Antonio Machado. La Libertad, 26 de junio de 1930).

Ya ven… Si ellos, con los que ambos dos, supusieron para la Generación del 27 se manifestaban así… Uno en su pequeñez se tiene que interiorizar y  asume la realidad. No obstante…

Yo admiro, contemplo, sueño…

Gracias, Señor, por tanto.


(Extracto de Álora. Diccionario del paisaje y… algo más. Inédito)

sábado, 8 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Génesis apócrifo. Día quinto...

 



Y Dios porque a Él le parece bien, un día cualquiera, te lleva al lugar, aquel que está allí, donde te formaron, te dieron herramientas para andar el camino y, te espera a que vuelvas y te reencuentres con los recuerdos que te salen al paso y los cuentas a los amigos que te acompañan o contigo mismo. Frente a ti el mar, y los monumentos de ayer y la ciudad que crece… 

Don Antonio Machado escribió: Soy hombre extraordinariamente sensible al lugar en que vivo. / La geografía, las tradiciones, las / costumbres de las poblaciones por / donde paso me impresionan / profundamente y dejan huella en / mi espíritu”. (Antonio Machado.  Carta a Juan Ramón Jiménez. 1903).

Don Antonio, a mí,  también.

Yo admiro, contemplo, sueño…

Gracias, Señor, por tanto.


(Extracto de Álora. Diccionario del paisaje y… algo más. Inédito)

 

 

 

 

jueves, 6 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Genésis apócrifo. Día tercero...

 



 “Mil gracias derramando

paso por estos sotos con presura:

y, yéndolos mirando,

 con sola su figura

vestidos los dejó de su hermosura”.

 

(Cántico espiritual. San Juan de la Cruz 1542 -1591)

 

 

Yo admiro, contemplo, sueño…

Gracias, Señor, por tanto.

(Extracto de Álora, jardín de las Hespérides. Inédito)

miércoles, 5 de febrero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Genésis apócrifo. Dia segundo...

 




      Desde las cumbres de Sierra Aguas...



“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,

la cual nos sostiene y gobierna

y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas”.

 (Cántico de las Criaturas. San Francisco de Asís. 1181/ 1182 – 1226)

 

Yo admiro, contemplo, sueño…

 

Gracias, Señor, por tanto.

 

(Extracto de Álora. Flora y fauna.  Inédito)