martes, 18 de junio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Berceo







Me acerco al anaquel. Echo mano a una edición de 2011 de los Milagros de Nuestra Señora, Biblioteca Clásica de la Real Academia Española. Me lo regaló mi primo Andrés. Lo compramos - pagó él -  en una librería de la calle Portales de Logroño,  en un viaje anterior cuando anduvimos – él más que yo – por La Rioja buscando la raíces del Solar de Tejada…

“Yo, maestro Gonçalo  de Verceo nomnado / Yendo en romería  caecí en un prado. / Verde e bien sencido,  de flores bien poblado, / Logar cobdiciauduero  pora omne cansado”.

Nació Gonzalo de Berceo en un lugar cercano a San Millán de la Cogolla, o monasterio de Suso que para el caso es lo mismo, en el siglo XIII, al pie de la Sierra de la Demanda; por el valle corre el río Cárdenas…

Gonzalo, monje en el monasterio, no es el primer poeta, como dicen erróneamente de la Lengua Castellana. Antes estuvieron el Cantar de Mío Cid  y el Auto de los Reyes Magos. Él es del siglo XIII.

Su obra cumbre, Milagros de Nuestra Señora, fue de lo primero de lo que teníamos noticias cuando se estudiaba aquello que se llamaba Literatura. Era cuarto del Bachillerato de entonces. Nosotros pipiolos con ganas de aprender. Algunas cosas venían un poco largas; lo del castellano antiguo, más.

El viajero ha vuelto a Berceo y a San Millán de la Cogolla. Ha recorrido las dependencias y los lugares del monasterio emblemáticos de muchas cosas, entre otras, de esos tesoros de las lenguas –Crónicas Emilianenses, que no tienen nada que ver con Berceo – castellana y vascas. Los incunables no están allí. Dicen, que en la Academia de la Historia…

Por Berceo – el pueblo cercano al monasterio – ha recordado una de las visitas anteriores. Iba, entonces, con mi amigo Fernando Espíldora. Las ventanas estaban ahítas de geranios rojos. En este viaje ya no está mi amigo Fernando, ni las ventanas tienen geranios…

Reemprende viaje. Vuelve a echar mano del poeta y recuerda: “Quiero fer una prosa / en roman paladino, / en el cual suele el pueblo / fablar  a so vencino. / Ca no so tan letrado / por fer otro latino, / bien valdrá como creo, / un vaso de bon vino”. Eso.




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