viernes, 5 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Gocemos: Igualeja, donde nace el Genal

 

   

                              

                              Igualeja. Nacimiento del río Genal


5, diciembre, viernes


Salvo Ronda; queda a la derecha. Paso de largo por la carretera de circunvalación que lleva a Algeciras. Tomo la de San Pedro; al frente, a la izquierda, recortado en el turquesa del cielo, sobre una mole kárstica, el Pico de la Torrecilla. Está blanco de nieve. Tiene un manto delicado y sutil como un encaje desvaído. Hace poco cayeron las primeras nieves. Un poco, más adelante, una deviación lleva a Parauta y Cartajima…

En el castillo de Auta, o sea Parauta, dicen que nació Omar ben Hafusm. De haberlo tenido en cuenta Alfonso II, “el Casto”, de León, habría adelantado en un montón de años la Reconquista, pero no fue así. Él se hizo fuerte en Bobastro y presentó cara nada menos que al Califato de Córdoba. Las cosas son como son. De esto hace poco más de mil años. Tampoco está mal.

La carretera que lleva a Igualeja va entre riscos. Una sucesión de curvas, buen piso; el paisaje para echarse a un lado y contemplar y mirar y mirar porque la vida se pierde en olas de montañas que bajan hasta el mismo Estrecho de Gibraltar - desde aquí no se ve - . Habría que remontarse a las cumbres, trepar y, desde la altura, al fondo... Junto a la carretera, esparto, matorral, aulagas…

Igualeja está en el fondo. Ahí, precisamente, ahí, arranca el Valle del río Genal que nace en la ladera. Es media mañana. Me admira tanta belleza. No por conocida deja de sorprenderme. Me acerco, admiro; contengo el resuello… Antes, la carretera está bordeada de encinas, de bosque mediterráneo, de belleza a pedir de mano.

He ido muchas veces a Igualeja. No importa la estación del año. Siempre regala belleza. La carretera atraviesa el pueblo blanco. Delante de la iglesia de Santa Rosa de Lima (el campanario es recuerdo de un alminar) se estrecha. No es nada anómalo que dos paisanos se enreden en un saludo como si no se hubiesen visto desde la tarde antes del diluvio universal.  Interrumpe el tránsito. Ellos como si nada, a lo suyo.

San Juan de la Cruz nunca estuvo por estas tierras. En su Cantico incluye: “Gocemos, Amado/ y vámonos a ver tu hermosura / al monte y al collado / do mana el agua pura; / entremos más adentro en la espesura, / y luego a las subidas / cavernas de la piedra nos iremos, / que están bien escondidas, / y allí nos entraremos…”

Al salir del pueblo, abajo, en la hondonada, el río se abre camino entre huertos ubérrimos y castaños que llegan hasta el mismo cauce. Le dan sombra. No se ve; se intuye. Sensación de paz, de ‘huerto escondido’. Paz de alma. Sí, por aquí, por aquí también pasó “mil gracias derramando”…


 

jueves, 4 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Jabalíes

 



4, diciembre, jueves


Ha pasado la época de la imagen bucólica difundida por las redes.  Jabalíes bajaban, por las noches, en busca de comida en los contenedores de basura. Corrían con un trote cochinero de un lugar a otro.

Al principio, las imágenes eran de los alrededores de las grandes ciudades y en las urbanizaciones colindantes. Los  vimos desde los montes colindantes a Barcelona; luego, más cercanas. Mangas Verdes, el Cerrado de Calderón o los aledaños al Monte de las Tres letras, en Málaga. Solitarios; después, en parejas; luego, piaras. En una gran superficie de Fuengirola animales adultos, jabatos y rayones se pasearon entre la gente.

Sonrisas de agrado. ¡Qué bonito todo! La ignorancia es muy atrevida. Desconocían que esa fauna montaraz son animales salvajes, no solo son salvajes los leones y las hienas de los documentales de las siestas de verano.

Hace unos años, no recuerdo cuantos, a raíz de la película de Bambi, en Estados Unidos se instaló una corriente de buenismo. Por aquí, también. Ignoran que entre lo sublime y lo ridículo hay un paso. Prohibieron la caza de ciervos en una zona determinada para que los “cervatillos no se quedasen sin madre por culpa de los malvados cazadores”.

Al cabo de unos años empezó a expandirse por entre la masa de animales enfermedades que causaban, además de mortandades incontrolables, enfermades desconocidas. Los “buenistas” que la habían emprendido contra los maléficos cazadores, habían conseguido, además, el descontrol de los depredadores naturales.

Se han hecho leyes protectoras. Eso no significa que tengan que ser descontroladas de animales como zorros, comadrejas, lobos... No se puede pescar en los ríos; hay que destruir azudes para que los peces ¿suban? a desovar, no puede pastar el ganado y limpiar de manera natural pastos y lastones sus orillas, y otras…

Se ha querido arreglar, además, con declaraciones desafortunadas: “a los ganaderos les pagamos las ovejas que matan los lobos, y las colmenas que destrozan los osos”. Sí y ¿cómo se paga el descontrol del bosque quemado, del ecosistema alterado porque no hay abejas que polinicen, el desastre auténtico que significa campo y campo despoblado de seres humanos porque no pueden vivir…?

Ahora, parece que un dichoso bocadillo en mal estado - ¡Dios Santo qué ojo clínico! ha sido el causante de la expansión de la peste africana entre los jabalíes del parque de Collserola. Amenaza a las granjas de cerdos, y detrás un seguro desastre económico. ¡Ay la bolsa!

No se habla de población animal excesiva y sin control, de ausencia de medidas corretoras, de prohibiciones sin sentido. Ya se sabe, el papel todo lo aguanta, si se escribe en un despacho sin pisar el campo más, y si, además, se cree en posesión de la verdad… Pasa lo que pasa.

 

miércoles, 3 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El orquidario de Miami

 


3, diciembre, miércoles.


El Jardín Botánico Tropical Fairchil se encuentra en Miami, Florida, EE. UU.  Es uno de los orquidiarios con más prestigio del mundo. Desde su fundación, a finales de los años 30 del siglo pasado, abarca dos mundos diferenciados pero bellísimos Es un arboreto y un jardín botánico. Parecen la misma cosa: no lo son.

El arboreto estudia los árboles y las plantas leñosas primordialmente. Analiza sus vidas y profundiza en ellos de manera científica. Según a qué especie se dedique toma un nombre. Si se deriva hacia las coníferas, por ejemplo, es un ‘pinetun’. Algunos estudian arboledas más amplias: de hojas caducas o perennes, frutales…

Los jardines botánicos, por el contrario, son más genéricos. Estudian las plantas vivas y pueden estar mezcladas entre sí. En un lenguaje más coloquial podríamos hablar de ‘museos de plantas vivas”. Obviamente su riqueza visual es impresionante. Hay jardines botánicos que según la especie se conocen como orquidiarios, rosaledas…

(Un amigo me ha comentado sobre la rosaleda, muy nueva, en Madrid, en la Gran Vía de San Francisco, desde la Basílica de San Francisco el Grande a la Puerta de Toledo… Ya la tengo en lista para cuando sea su tiempo).

Los jardines botánicos tienen dos posibles servicios a la sociedad. El del esparcimiento, y ahí entran los jardines colgantes de Babilonia, de la antigua Grecia, de Roma; los jardines ingleses o franceses, los jardines en los roquedos del Mediterráneo (Puerta Oscura en Málaga)…; el otro entra en el campo de la botánica como auxiliar de la medicina que se apoyó en las plantas para obtener la farmacopea, el nombre es muy feo, su servicio, vital.  Madrid tiene un jardín botánico espléndido en el Paseo de Prado, junto al museo.

 


El Fairchild de Miami lleva el apellido de su fundador, que provenía de una familia rica y estudiosa, lo que a veces, además de compatible, permite muchas cosas. Fue un explorador de la botánica del mundo, conjuntamente con un amigo, Robert H. Montgomery, introdujeron en Estados Unidos: mangos, alfalfa, nectarinas, dátiles, rábanos picantes, bambúes y cerezos de flor.

En la visita al jardín informan que él plantó el baobad gigante que hay junto a la puerta de entrada. Montgomery compró los terrenos – posteriormente se donaron al condado – y es uno de los centros mundiales con más prestigios en la horticultura. Son pioneros en el cuidado y en descubrimiento de nuevas especies de palmera resistentes a nuevas enfermedades.

Su joya, por razones de primor, las orquídeas, periódicamente la muestran como un señuelo y disfrute para que el gran público que se acerca, sin  ánimo de estudio previo, y sí con el de contemplar la belleza de uno de los centro pioneros de la investigación agrícola del mundo.

 


 

martes, 2 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Javier

 

                               Castillo de Javier. Navarra


2, diciembre, martes


Llegué a Javier una noche oscura de otoño. Llovía, como suele hacerlo en Navarra de manera suave y mansa, a veces; en otras, torrencial. Había pasado la tarde en el monasterio benedictino de Leyre. Una joya del monacato y de una comunidad muy adaptada a los tiempos que corren. Su canto gregoriano, otra manera de rezar, excepcional.

Transité por carreteras estrechas, desconocidas. La proximidad a Sangüesa, hace que aparezca, incluso en los mapas mas pequeños. La lluvia y la estación del año propició que se hiciera de noche antes, o a las menos, a mí me lo pareció.

Crucé el pueblo con noche cerrada. Todo estaba oscuro, pero bien indicado. Tenía hecha reserva para el hospedaje. El sitio con mucho encanto. Aportaba, además de la historia que encierra el lugar, algo de un misterio que se expandía en la magnitud de la oscuridad. Después de la cena salí a dar una vuelta por los alrededores. Ya no llovía; en ocasiones, arreciaba el viento. Agitaba las ramas de los árboles. Se llevaba las nubes. No estaba la noche para paseos.

Javier es un pueblo pequeño, mínimo si se quiere. Tiene un castillo impresionante, con una basílica adosada y con un santo – nació en su castillo – de proyección universal.  Javier está en la parte central del oriente de Navarra, no lejos de Uncastillo y de Sos del Rey Católico (uno de los pueblos, casi románicos todavía a pesar del tiempo trascurrido, más bellos por los que he paseado). Dicen que allí propiciaron su nacimiento de Fernando, “el Católico” para que fuese un rey aragonés y no navarro. A veces, hay cosas…

En el castillo de Javier, a principios del siglo XVI, nació un niño, al que pusieron por nombre Francisco, y apellido del castillo donde su padre Juan de Jasso, señor de Idocín, doctorado en Bolonia y presidente del Consejo Real de Navarra, servía al rey navarro Juan III Albret; su madre, María de Azpilicueta, hija de los señores de Javier. Guerras continuas entre vecinos: navarros, aragoneses y franceses. A todo eso puso punto y final, años después, Fernando, rey de Aragón, que se anexionó Navarra.

Francisco Javier estudió en París, en la Sobona. Conoció a Ignacio de Loyola. Fundaron la Compañía de Jesús, en Roma. El papa, a petición del embajador de Portugal que pide una expansión por las Indias Orientales, Ignacio se trasladó a Lisboa (la expansión marítima de Portugal se hace por Oriente).

Pasó por Mozambique, Ceilán y Goa en la India, Islas Molucas, y Malaca desde donde escribió al rey portugués y le dió cuenta de las tropelías que causaban “los oficiales de Vuestra Majestad”. Viajó Japón. El 3 de diciembre de 1552, en la isla Shangchua, esperando un barco que lo traslade a China, murió de pulmonía cuando contaba 46 años de edad.

Se venera como San Francisco Javier.

lunes, 1 de diciembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Remanso de paz...

 



1de diciembre, lunes

 

- Tiene usted que venir cuando se produce el reventón…

Isabel es una mujer ni alta ni baja, ni joven ni mayor; más bien delgada, enjuta y con el pelo ni largo ni corto. Es de mediana edad… Pasea un perrillo al que ha liberado de la atadura zarzalea por los alrededores del nacimiento… Es media mañana.

- Y, ¡eso cuando es?

- Cuando llueve mucho, me dice.

- ¡Ah!

- ¿Y cuándo llueve mucho?

Eso solo Dios lo sabe…

Hay una alfombra de hojas secas caídas de los plátanos en el suelo. No hace viento. Día soleado y de cielo limpio. Invita a que uno se deja llevar por la inercia de la contemplación, sin más, sin pedir nada a cambio. Solo respirar, contemplar, ver, mirar. Mucha belleza en nuestro entorno que con solo abrir los ojos…

He atravesado el pueblo. Un tractor, lento y con los ganchos de siembra a media altura dice que viene del campo. ¿Del campo? Si. Despide terrones húmedos, bolas de arcilla mojada. El tractor anda en la sementera. Es el tiempo. Es por San Andrés. Antes, cuando los trigos eran de ciclos largos se sembraban por este tiempo. Ya está arados los barbechos.

Una placa de cerámica sobre un testero informa: a este lugar se le llamó el carrizal. Ahora, no hay carrizos en sus orillas, Un poco más abajo por su curso ‘domado’, ajenos a la mirada del viajero, media docena de patos nadan en el agua clara.  Dicen, también en la placa que aquí, en este lugar, abrevaban los mulos cuando iban o venían de las besanas. Lo han puesto más ‘fino’ y dicen ‘bebedero’ de los mulos… En andaluz haríamos apócope de la palabra. ¿A qué sí?


           

El lugar, casi de paraíso perdido. El agua aflora por un caño recubierto de helechos y musgos. Viene de los acuíferos almacenados bajo la belleza kárstica que cierra el horizonte. El río lo conducen por un lateral del pueblo hacia el Guadalteba. Se la rapiña. Ya no es el río de la Cueva y se lleva la gloria.  Viven ranas, culebras viperinas, gallinetas, bogas, cangrejos; sobre dos muros, en un tronco centenario, de difícil lectura, con un pirograbador han marcado: “yo soy el armazón de una casa”…Bueno si lo dicen.

Otras ocasiones he pasado de largo, esta vez, no.






domingo, 30 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. San Andrés

 




30, noviembre, domingo.


 

Lo dice el refrán: “Por san Andrés, invierno es”. Cielo entoldado, cuatro gotas… Ha cambiado el tiempo; mañana, de mes. Hoy, un día especial. Mi abuela María tenía cuatro nietos: Tres, Andrés; otro… pues eso. De los tres ‘Andrés’, uno se fue a coger sitio junto al abuelo, a quien no conocimos y que también se llamaba Andrés (ahora se explican algunas cosas ¿verdad?); los otros dos, aquí se las andan. Ya he cogido el teléfono…

 

San Andrés en un santo especial.  En el convento de Flores una pintura al fresco, sobre fondo oscuro, lo recoge en un medallón ovalado. Fue el primero en ingresar en el colegio apostólico y el primero en recibir el martirio. La pintura al freso muestra que abraza, con la mano izquierda, la cruz, en forma de aspa, símbolo de su martirio.

 

La figura humana está representada por un hombre de edad madura, con fuerte entrada en la parte izquierda de la cabeza, de pelo rubio y barba crecida, y una leve inclinación hacia el texto que tiene delante, si bien la mirada no se centra en la lectura, sino que lo hace sobre el espectador que lo contempla.

 

Su vida estuvo directamente relacionada con la de Jesús. Nació en Betsaida, en Galilea, a orillas del lago de Genesaret. En la casa familiar de Cafarnaún se aloja Jesús cuando predicaba en la ciudad. Él le presentó al Maestro su hermano Pedro.

 

Según la tradición, después de la venida del Espíritu Santo, visitó Epira, Acaya y Grecia. En Escocia y Rusia se le venera como patrón.

 

En las actas del martirio de San Andrés se leen unas palabras que el Santo dirigió al Procónsul: «Y puesto que de tierra fue formado el primer hombre, quien por la prevaricación del árbol viejo trajo al mundo la muerte, fue necesario que, de una virgen Inmaculada, naciera hombre perfecto el Hijo de Dios, para que restituyera la vida eterna que por Adán perdieron los hombres».  Pueden ser apócrifas estas palabras. Tienen una evidente antigüedad, pero atestiguan que entonces ya se pensaba en laVirgen.

La tradición dice que fue crucificado en Patras de Acaya, en Grecia. Corría el año 63 bajo el imperio de Nerón en una cruz en forma de aspa (X). Esa creencia no circuló entre el mundo cristiano antes del siglo IV… En tiempos del emperador Constancio II (+ 361), las presuntas reliquias fueron trasladas desde Patras a la iglesia de los Apóstoles en Constantinopla. Los cruzados las tomaron en 1204, y, poco después fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amafi, en Italia.

sábado, 29 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sin resuello





29, noviembre, sábado.


Frente a Cartajima y Faraján, entre Igualeja y Parauta pasado río Seco, por cima del curso del Genal…

 


Perfecto, excelente, primoroso, sorprendente, admirable, asombroso, prodigioso, portentoso, milagroso, extraordinario, estupendo, mirífico, fantástico, mágico, pasmoso.

                                      



Sorprendente, inusitado, sobrenatural, estupendo, acabado, completo, cabal, cumplido, absoluto, insuperable, irreprochable, magistral, consumado, omnímodo, categórico, admirado, soñado, ensimismado, atónito, abstraído…


      
           

Subido, eminente, rizado, enaltecido, elogiado, encontrado, encaramado, elevado, ensalzado, exaltado, realzado, alabado, encomiado…

 

             

Todo eso, y más, dice mi viejo Diccionario de Sinónimos, Ed. Teide, Barcelona 1971

 

            

O sea, donde Dios pasa el otoño…

 

viernes, 28 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Carlos, "el Hechizado"

 

       


28 de noviembre, viernes.


La Historia de España está llena de personajes singulares. Unos, memos; otros, demasiado listos. Los hay que, ni en Pinto ni en Valdemoro, pero que les va eso de estar en el ‘plato y las tajadas’ o de jugar con dos barajas: una para ganar; otra, para perder y con “dos velas. Una a Dios; la otra, al diablo”

Desde Viriato – se lo cargaron tres de los suyos - al que, por cierto, lo colocaba como ‘pastor lusitano’, o sea, si se decidió por la ganadería – tampoco en aquel tiempo había mucho donde escoger – con lo que da el campo, y además de la Lusitania que no es de la tierra más rica de la Península… pues eso. Hasta hoy la lista es larga.

Ahora, nos bombardean con vidas desordenadas de unos pocos. Optaron, presuntamente, claro, por vivir de esa manera que rompe moldes que les bien… a ellos, aunque casi siempre terminan peor que mal.

Veo un regocijo solapado vestido de conmiseración (hipócritas) hacia esos señores de la sociedad que en lugar de ir a ver cómo caen las hojas de los plátanos de las calles de Madrid, de la que dicen que es la ciudad más arbolada de Europa después de Berlín, decidieron a ir a ver mujeres guapas, (fea, ninguna, ¡por Dios!)  ‘obreras del amor’ las llama un amigo mío, y a apreciar otras cosas de colorines, que tienen forma de papeles, no mojados por supuesto, y ellos le dieron cobijo y resguardo para que no se los lleve el viento. Ya se sabe, un papel es lo más fácil que lleva el viento…

A lo largo, del tiempo muchas figuras han llenado páginas y páginas. Traicionaron a los que decían que servían por mamandurria, por ideología, por ambición, o porque pasaban por allí.

Se me vienen a la mente, los que sufrieron persecución y privaciones libertad por sus ideas y me pregunto que podrían decirles a la cara a los que ahora, teniéndolo todo, lo han tirado por la borda en aras a su enriquecimiento personal.

Hay un personaje sorprendente en la Historia de España. “Ese, dice, el pueblo llano, vive como un rey”. Era rey. Enfermizo y escoria de cruces de sangres por mor de las herencias de tronos y dinastías o vaya usted a saber. Aquel pobre ser humano, el pueblo llano que es quién mejor pone las cosas en su sitio lo tenía por un perfecto desgraciado. Se llamaba Carlos, y dijo de él que estaba hechizado. Algunos de estos que nos sacan en los telediarios también tienen un hechizo: el de la nula vergüenza.

 

jueves, 27 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Han llegado los pichis

 




27 de noviembre, jueves.


Han llegado los pichis. Suena a chotis y a Celia Gámez, pero no; por ahí, no. Me refiero a esos pajarillos diminutos que aparecen cada año cuando tienen que hacerlo, o sea en otoño.

Vienen de los países fríos del norte de Europa. En esos países donde es normal que en estas fechas sus suelos y sus árboles estén blancos de nieve. De esos lugares donde se congelan las aguas por las noches – aquí se han empeñado en congelarnos el alma y van camino de conseguirlo – y al amanecer las fuentes no echan agua y los chorros son estalactitas que penden sobre los pilares.

Los pichis buscan las tierras cálidas del sur. Son sociables y poco temerosos. Tienen el pecho con una capa de plumas color anaranjado. Les da una pincelada preciosa de color en contraste con el resto de su plumaje grisáceo. Tienen pico fino (es un insectívoro). En los tiempos que corren y con los problemas que tienen los insectos con los pesticidas puede que a ellos tengan problemas de comida.

 Oculto entre los naranjos, durante un rato he escuchado el canto monocorde del carbonerillo común – el pajarito del agua –, ese que anuncia si va a llover según nos conviene creerlo o no.

Mientras me las andaba en mis cosas, él, un pichi forastero que se ha presentado sin avisar, con vuelos cortos y breves - del suelo a las ramas bajeras -  ha estado un rato conmigo. Parecía como que me pedía explicaciones del porqué de muchas cosas y esperaba que yo le contase algo.

Día luminoso y claro. Ni una nube; cielo azul, tan azul que parece que lo han sacado del arca para que lo luzca dentro de unos días la Inmaculada. El hombre del tiempo ha informado que estamos en el segundo de los tres días de anticiclón que nos cubre y nos manda aire frío desde las islas británicas. Frío, sí; de agua, nada.

Verdeguean algunas lomas; en otras, la gente se ha puesto a sembrar y ha aparecido el color ocre…. Ya se sabe “por San Andrés ni a tu padre se las des ni quince días antes ni quince días después”, y como para san Andrés diría el de mi pueblo: “falta ná y menos”. pues, eso.

El refranero tiene cosecha propia y abundante para el mes noviembre. Estamos a la espera de los “vareaores” de San Andrés que, si no vienen antes, vienen después. Los que sí han venido ha sido los pichis. Los podadores municipales han dejado desplumadas las palmeras de la avenida y algunos árboles del parque. ¿A ver dónde van a pasar la noche los pajarillos con los problemas de vivienda que hay?…

 

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.... Y Dios estaba allí.

 



               Monasterio de El Parral; al fondo el Alcázar. Segovia


Noviembre, 25 miércoles.


La Orden de San Jerónimo (monjes de ayer en tiempos de hoy) nació en España en 1373; el monasterio de Santa María del Parral se fundó, por el entonces príncipe, Enrique IV.

El padre de este linaje, San Jerónimo, dedicó parte de su existencia a la vida monástica. Es el primer monje de Occidente.

La Orden se extendió por España y Portugal. Albergó a más de tres mil religiosos, 46 monasterios y una de las más influyentes e importantes de España. Su disciplina, de las más exigentes.

La desamortización de Mendizábal los dilapidó. Malvivieron veinte años exclaustrados. Trataron de restaurarla en El Escorial y Guadalupe sin éxito.

En 1925, a solo diez años de la desaparición (en derecho canónico, cien años de inactividad implica su extinción) resurgieron en Santa María del Parral. Fray Manuel Sanz, su artífice. Hoy beato, fusilado en Paracuellos del Jarama, en octubre de 1936

Sobreviven a la guerra civil. Reaparecieron en San Isidoro del Campo (Santiponce, Sevilla, 1956), San Jerónimo de Yuste (Cuacos, Cáceres, 1958) y nuestra Señora de los Ángeles (Jávea, Alicante, 1964)

Falta de vocaciones, según ellos, y a las consecuencias postconcilares. En 1978 cierran Jávea y Santiponce; en 2010, además, por problemas económicos, Yuste. Solo sobrevive Santa María del Parral en Segovia.

Hace unos años decidí pasar unos días con ellos. De la experiencia… Cuando llegué el día alcanzaba su cenit. Hacía poco que había llovido. El Monasterio de Santa María del Parral está al otro lado de la ciudad conforme se viene de Madrid. Me pierdo por el camino. Pregunto y, cuando llego, un monje que sabe de mi venida, me abre las puertas. Paso bajo árboles centenarios.

 

... Solo piden silencio y si no se acude al refectorio, comunicarlo. La Liturgia de las Horas forma parte de su esencia. Once monjes a finales del siglo XX (cuando estuve, hace unos años, solo quedaban seis) y seis seglares (‘temporeros’).

Hace frío. Es noche cerrada. Bajo a Maitines. A las cinco y media comienzan los monjes el rezo del Oficio. La salmodia se repite. Son cantos de alabanza. Los religiosos ocupan el coro; al resto y, al mismo nivel, se le asigna lugar en la sillería

Cuando regreso a la celda es ya de día. “Pájaros todos del cielo, bendecid al Señor”. Éstos son obedientes.  Cantan, todos, (y alguno más que habrá llegado de otro sitio) en la alameda del río. En la lejanía arrulla una tórtola y se oye el tañido de una campana.

Pasados unos días dejé el Parral una mañana de sol radiante y cielo limpio. Encontré parte de lo buscaba. Alguien dijo: “somos viajeros en busca de la luz”. Pues eso.


(Pd. Apunte:  Una experiencia contemplativa con los Jerónimos de Santa María del Parral. Segovia.)

 

 

 

martes, 25 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Lo mejor del recuerdo...

 


Río Batuecas en otoño


Noviembre, 25 martes


El viajero, esta tarde fría y ventosa de este otoño que lleva a su final el mes de noviembre, recuerda que, hace unos años -entonces era verano- llegó a donde el tío Cirilo en Las Mestas hurdanas. El sol ya había pasado el mediodía, un río de aguas cristalinas, verdes los pastos de las laderas, peladas las crestas de la Sierra de Francia.

El tío Cirilo vendía polen de flores libado por las abejas de las Batuecas o de Las Hurdes que nunca se sabe hacia dónde vuelan las abejas o si simplemente se dejan que las lleve el viento. Pero eso sí, siempre, vuelven a la misma colmena.

Cantaba un gallo detrás de una tapia; se espulgaban dos perros. Compró miel, caramelos y “ciripolen”; pidió una cerveza y tasajo. Es buena también la cecina y el queso agrio de cabras que pastan por estas sierras. Son animales duros. Se adaptan al terreno.

Aprovechó el buen tiempo de aquel verano y fue a donde no va casi nadie y, cuando lo tuvo a bien se paró al borde del camino, respiró hondo y pensó en sus cosas. Es un hombre raro según se mire y por parte de quien. Pero lo tiene claro y le gusta andar a su aire.

Estuvo por la mañana en el corazón de las Hurdes. En La Fragosa preguntó – porque es muy preguntón - y obtuvo una respuesta que le espetó un hombre con surcos en la cara y el cabestro sobre el hombro seguido por un mulo cano cargado de leña: “aquí los caminos lo hacemos para nosotros y para las bestias”.

En la puerta del Santo Desierto de San José entendió la vida de los hombres ermitaños que un día decidieron probar eso que llaman otra vida. O sea, la vida contemplativa; la de la clausura de los conventos cerrados a cal y canto.

A media tarde en la sierra cantaba el cuco. El río – el río Batuecas – seguía su curso. El río llevaba el agua clara, limpia. En las orillas crecían sauces y alisos (ahora con tiempo de otoño se visten de oro viejo). Sabía que estaba en una tierra donde dicen que cuando Cristo dio las tres voces, no lo oyó nadie, porque no había nadie. Estaba gusto, muy a gusto, pero había que seguir camino…

lunes, 24 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Desde la terraza





 Noviembre 24, lunes

 

Visto desde la terraza – aquí no llega el rumor del mar ni tampoco se ve- la tarde pinta fría y algo chunga. La tarde y parece que los días que vienen, también. Según el telediario ese hombre con el pelo del color de las mazorcas antes de quitarle el sayo anda frito por meterle mano a otro, uno que vive más abajo de su casa. Un poco lejos, pero más abajo. Yo no he estado nunca allí, pero lo sé.

El del pelo color panocha, de vez en cuando, que es como decir casi siempre, aunque esté en su despacho o dentro de un avión, se pone una gorra de color rojo intenso. Oigan, monísimo. Una preciosidad. Nada discreto. Un hortera subido. Asusta hasta a los tiburones que se las andan en busca de otro viejo pescador que como Santiago salga de La Habana y que lleve otros ochenta y cuatro días sin pescar…  Iba solo, Santiago, digo, por el mar azul que media entre la tierra donde él vive y, la tierra del otro…

El otro, el que vive más abajo de la casa del de la gorra colorada, no crean que es de esas bellezas que hacen que uno se vaya detrás de él. No sé si lo hace por seducir o porque quiere marcar una pose y pedigrí propio, pero, a veces, se pone un chándal – todos los que se visten así para salir en público no han hecho deporte en su vida – de color azul eléctrico y lo conjuga con ese otro color tan discreto como el amarillo intenso, chillón. Vamos, una ternura… (Además suele hablar, si a eso se le puede llamar hablar, a gritos).

Se gritan, pero no se escuchan por la lejanía y por esa otra fea costumbre de que no se quieren enterar que la gente hablando se entiende. ¡Qué va! Menos mal que esos periodistas, ángeles de la objetividad. (Yo les llamo pesebreros, no por burros, por lo ‘otro’. Vamos de los que ven y cuentan… y que cada uno le rece al santo como crea oportuno. Ellos ponen  los adjetivos (gallo que no canta, algo tiene en la garganta) que más le conviene, al del pelo panocha o al del chándal discreto. A veces aparecen noticias. Dicen que, algunos, tienen contratos en sus medios con un montón de ceros a la derecha de la primera cifra, pero de eso no hablamos…

Verán, como cualquier tarde, sin que llegue el rumor del mar se escucha el mortal ruido de que se ha desencadenado otra guerra

domingo, 23 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuestra rosa de cada día

 


Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Entre mujeres se repartieron la belleza...

 

 

                                 María Santísima de los Dolores Coronada. Álora (Málaga)


 Noviembre, 23 domingo.

 

Álora, vivió ayer, sábado 22 de noviembre de 2025, un día espléndido. Irrepetible por muchas cosas, excepcional. La Real y Sacramental Cofradía de Dolores Coronada y Soledad celebraba una efeméride. Conmemoraba 25 años de la Coronación canónica de su titular. Todo fue diferente; todo, de una manera inusual.

Los actos comenzaron, por la mañana, con el descubrimiento de un monolito en la Plaza de la Legión Española donde se recordaba que hacía 25 años que a la Legión…. Sí, esa de la que dice el maestro Alcántara que cuando Cristo dio las tres voces lo oyeron en las tinieblas, en Santo Domingo y en la Legión… Pues sí, maestro, esa. En Álora, hace 25 años le dieron las Llaves de Oro de la Ciudad que es como decirles que aquí tiene su casa…

Luego, entre la tarde y la noche… Casi a esa hora en que el sol se va por el Monte Redondo camino de América, salió Ella. La Divina Mujer, entre todas las mujeres, nada menos que la Madre de Dios, (y de paso, madre nuestra), salía sobre su trono a la Plaza por la puerta principal del templo. Iba a recorrer las calles… Ya hacía un poco de frío; luego, cuando llegó la noche, el poco pasó a mucho, mucho frío por fuera. Por dentro, calor.  Ese calor que no cuantifica con termómetros. El otro.

¡Como ha trabajado la gente de la cofradía para cambiar el pueblo! Tenía de casi todo: frío de invierno, papelillos de carnaval, tres bandas de música, ¡tres! Recordaban, esa manera tan especial que tiene nuestra tierra para celebrar las cosas grandes. Gallardetes de feria, trempletes luminosos, banderas, aleluyas, petaladas, bulla, colorido… y el que vende almendras tostadas. Gente, mucha gente, tanta gente que no se cabía… Y presidiéndolo todo Ella.

Desde que Málaga – en Álora, también – viró a imitar los ‘gustos’ de Sevilla y se apartó de los cánones tridentinos y tristes que venían de otros sitios, ganó en belleza, en esplendor. Fue algo así como sacar el Arte a la calle.

Anoche Ella iba ¡divina!  (vaya novedad). No es redundancia, no. Iba bellísima. A su trono no le faltaba ni le sobraba nada. O sea, cuando ocurre eso se dice: casi perfecta. Un poco más adelante un grupo de mujeres – entre mujeres…- de matilla rigurosamente negra, con vestidos de colores, sin rosario ni devocionario: “lo impone el protocolo”. No es una procesión de dolor sino de gloria. Ponían un punto bellísimo, impresionantemente bello, acorde, si me apuran con la que iba sobre el trono…

Felicidades a quienes han hecho posible un día así. Quienes han trabajado sin denuedo y nadie va a conocer sus nombres, hermandad, autoridades religiosas, municipales, civiles, militares y pueblo, pueblo llano que pasó frío, mucho frío y llenó las calles, a tope, porque ya se sabe “entre mujeres se repartieron la belleza…”

 

P.D. ¡Ah! Entre “nuestro” y “mío” solo median cuatro letras. De las que sobreviven, ninguna se repite…