martes, 7 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cuesta de enero... y otras cuestas
Iglesia de San Lorenzo. Valle de Abdalajís (Málaga)
7 de enero, martes. Esta mañana
la radio nos ha despertado con una información asombrosa. Nos ha dicho que hoy
comenzaba la ‘cuesta de enero’. Y digo yo, ¿cómo se habrán enterado para arrancar
el informativo con esa noticia estelar. (De tarjetas de crédito, de gastos desaforados
y otras cosas no hablamos)
Se me viene a la mente aquella
ocasión en que predicaban una Santa Misión en el Valle. Era obligatorio ir a
las charlas por las noches y ¿qué ha dicho el cura?, le preguntó una beata a
otra. No sé contestó, pero ¡predica más bien! Luego venían las confesiones.
El hombre de aquello ni idea. Fue
acompañado de su cuñado que confesó primero. Una vez levantado, se marchó. Él,
se arrodilla y…
- Bueno, hijo, qué…
El hombre callado le dio a
entender de momento que estaba allí porque lo habían llevado.
- ¿Qué es lo más malo que has
hecho tú? Le preguntó.
- Lo más malo – saltó como un
resorte -ir a arrancar arvejas con la “sacuía”.
El confesor, en su experiencia,
esbozó una sonrisa y encontró la pócima adecuada:
- Hijo, que Dios perdone a ese
hombre que tú llamas “sacudida” y…
- No, no, señor, es la “sacuía”…
- Bueno, hombre, a la “sacuía”,
como tú dices, que Dios lo perdone y a ti que no te olvide. Vete en paz.
Pero antes de levantarse de
delante del confesor, tuvo un momento de atrevimiento…
- Entonces dijo, según usted me
manda ¿ya no tengo que pagarle los
borregos a mi cuñado, no?
El cura lo miró de arriba a
abajo y pasándole la mirada, comentó:
- Y a mí que me parece que tú
no eres tan tonto como quieres aparentar.
No sé si los bancos y el Corte
Inglés y todos esos comercios donde nos hemos dejado hasta las pestañas en esas
trampas de hormiguitas que andan y andan y andan y nunca paran, estarán de
acuerdo con el consejo del confesor del Valle.
lunes, 6 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Maestro Mateo
Pórtico de la Gloria. Santiago de Compostela
6 de enero, lunes. Conocemos
de él muy poco: ‘maestro’, ‘Mateo’. No sabemos su lugar de nacimiento,
formación y lugares por los que pudo transcurrir su obra donde su oficio
quedases reflejado.
Nos dejó a alguien - dicen que
era él - tallado en piedra, arrodillado, en el parteluz de la catedral de
Santiago de Compostela. Alguien acuñó muchos años después: “Santiago donde
la lluvia es arte”. A lo mejor, pienso yo, saboreaba cómo Dios bajaba del cielo
a al tierra a modo de orvallo… Se sabe por un documento fechado en 1168, o sea
siglo XII guardado en la catedral que trabajada en ella y que recibía una suma
de dinero importante por parte del rey Fernando II de León.
Se cree que en todo el Camino
de Santiago debieron quedar obras suyas hasta el punto que el Rey lo eligió
para una obra tan magna y de tanta importancia que delante del propio templo
trabajaban los propios artesanos de la piedra. Posteriormente la plaza conservó
el nombre y se conoce como la “Plaza del Obradoiro” o sea de los obreros
canteros que edificaban el templo.
El maestro Mateo es el
responsable del Pórtico de la Gloria, una joya del románico español. En el
propio monumento existe una inscripción que da fe: “en el año de la Encarnación
del Señor 1188, en el día 1 de abril fueron colocado los dinteles de la puerta
mayor de la iglesia de Santiago”. Dice, también, que dirigió la otra de dichos
portales desde sus cimientos. Contratos posteriores de 1189 y 1192 también
informan de obras suyas relacionadas con la catedral.
Una pequeña estatuilla,
arrodillada, que mira al templo dicen que es él; otros, opinan que es un
homenaje al peregrino. Esa estatua se conoce como Santo dos Croques
según la cual al chocar la cabeza los estudiantes contra ella pedían la
sabiduría que luego podrían recibir en la propia Universidad compostelana.
El siglo XII supuso un cambio
muy importante en la vida social, cultura y económica de su tiempo. Junto a las
catedrales se construyeron escuelas – embrión de lo que luego serían las
Universidades – y el saber salió de los monasterios y abadías y a las que tuvo
acceso le pueblo.
Santo dos Croques, Parteluz, Catedral de Santiago de Compostela
domingo, 5 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Siempre tendremos París
5 de enero, domingo, El mundo, bueno, una parte del mundo, parece que ha perdido los papeles. Unos porque no saben los pusieron; otros, porque, adrede, se empeñan en ir contra todo el sentido común que les rodea…
La prensa de hoy, cinco de enero, o sea ese día en que según nos interesa creer a muchos, los Reyes Magos, esos tres que viajaban en camellos - que no nos equivoquemos, no eran dromedarios que tienen dos jorobas, sino solo una – pues eso, debían estar llegando a un pueblecillo perdido entre montañas áridas.
Ese pueblo se llamaba – y se llama, no sabemos por cuanto tiempo, Belén- y buscaban un niño y dicen que cuando lo encontraron se posaron ante Él (este él con mayúsculas) y le ofrecieron oro, incienso y mirra.
Yo cuando era niño nunca pedía esas cosas. Tampoco las conocía. Los Reyes a los que yo les escribía cartas siempre perdían la bicicleta o el balón de reglamento, o el tren eléctrico por el camino. A lo mejor es que yo no ponía bien la dirección y por eso se perdían. A mi casa solo sabían los reyes que traían jerseys y calctines y un estuche para meter los lápices, eso sí eran de colores y de la marca Alpino… Ah y una goma para borrar.
La prensa de hoy dice que Interior abre un
expediente a una policía nacional que amenazó con dar ‘una paliza’ a los saqueadores
de la dana. No lo entiendo. Con la buena gente que son los saqueadores que se
llevan cosas que nosotros tenemos en nuestras casas… ¿De verdad, ustedes lo
entienden?
No queda ahí la cosa, dice también que la agente
arremetió en televisión contra los delincuentes que aprovecharon la tragedia
para entrar a robar en viviendas y negocios afectados por la riada en Valencia.
Desde luego ¡pasan unas cosas!
Pero hay más. Un señor inmensamente rico
que va a comenzar a gobernar – no sé si eso será cierto, digo lo de gobernar – en
un país lejano que está al otro lado del mar se ha interesado por Groenlandia,
una isla que también está muy lejos pero dice él que el interés económico en la
isla es superado por el estratégico, pues una vez bajo su control, Washington podría desplegar misiles sin el apoyo de
ningún socio europeo y podría prescindir de sus bases en Alemania. O sea, joder
y machacar sin límites.
Yo, ya ven, pienso en un aeropuerto
pequeño sumido en una noche de niebla. (La gente en aquel tiempo también andaba
a la greña, es decir en guerra) y un hombre que
sacaba lo que tenía de bueno por dentro, va y dice, mientras despide a los
viajeros:
- “Siempre tendremos París….”
sábado, 4 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El mar de Málaga
7 de enero, sábado. Decían
hace unos días en televisión que el Mediterráneo es el mar con más
contaminación de plásticos del mundo. Serrat cantaba la belleza de Algeciras a
Estambul ¡ya ven! y pensé en los
millones de personas que, de otra manera, tenemos cercanías a ese mar.
Me acorde de las costas malagueñas.
Una conurbación tremenda, una calle larga que va de Estepona a Nerja en una
sucesión de gente que se apiñan en las orillas del mar azul.
Todo el Mediterráneo español
tiene ciudades grandes (además de Málaga) que dan al rebalaje: Almería,
Cartagena y las demás zonas del sur de Murcia, Alicante, Valencia, Castellón,
Tarragona, Barcelona y la Costa Brava… Miles, millones de personas abarrotan
sus arenas cuando llegan los meses tórridos del verano.
No se queda atrás la Costa Azul
francesa. Me permito la licencia de recordar que Colliure (que no es Costa Azul),
casi en su orilla descansan los restos de don Antonio Machado. “y cuando
llegue el día del último viaje – escribió – me encontrareis a bordo
ligero de equipaje como los hijos de la mar”. Y la Riviera italiana y la
costa Amalfitana. Por el Tirreno navegó, decía el padre Homero, Ulises; las
costas de Sicilia…
En el Adriático… Dcen, que ya
no se cabe en Venecia y van por el mismo camino las costas del Tirol y en las
de enfrente. La gente acude en masas desde que esos países de la antigua
Yugoslavia alcanzaron otra manera de vivir. No nos olvidemos de las costas
griegas y Turquía: Estambul se apoya en dos continentes. Hay que recordar a
Espronceda: “Y va el capitán pirata / cantando alegre en la popa / Asia a un
lado/ al otro Europa”
Están menos poblada las costas
del norte de África. Egipto – exceptuemos Alejandría – Libia, Túnez, Argelia y
Marruecos… ¿Cuántos millones de personas vierten sus residuos a las orillas de
eso que Roma llamó el “Mare Nostrum”? No lo sé; son muchos. Quizá,
demasiados.
Estoy frente al mar de Málaga.
Por la lejanía, mimetizado en el horizonte, un velero. La copla se preguntará “a
dónde irá ese velero…” Hay marcados un montón de ballenas artificiales enormes.
Los llaman “cruceros”. Evoco los la palabra y los versos del maestro Alcántara:
“El mar no se pude morir. / Se quedará navegando / aunque no haya nadie aquí.
/ Que no, que el mar no se muere, / que no se puede morir. / Seguirá que va y
que viene, / yendo y volviendo a venir / cualquiera sabe hasta cuándo. / Hasta
que encuentre por fin / la playa que está buscando”.
viernes, 3 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Plaza Baja de la Despedía
3 de enero, viernes. Una
esquina de la Plaza Baja (que todavía no era de la Despedía) fue mi punto de
partida para el mundo de las letras. Era un vetusto casaron. En un tiempo, hospital;
luego, escuela para niños (las niñas iban a otro en la calle de la Parra). Era
un lugar de aulas inmundas, lúgubres y malolientes. Allí, don Gonzalo y don
José Oropesa me enseñaron – nos enseñaron – “a llevar palabras de la mano…”
No recuerdo si fue por la
mañana o por la tarde. Don Gonzalo, con una santa paciencia de hombre bueno,
sobre una vieja cartilla de esquinas raídas, apuntaba con un lápiz. Preguntaba:
- A ver, Pepito, ¿ la “m” con
la “a”?
- “Ma”….
- Y ¿si se repite?
- “Mamá…”
¿Puede un hombre soñar una
palabra más bella? Entornados los ojos, a esta hora en que las estrellas juegan
al escondite, evocar: mamá… que estás en el cielo
- A ver, Pepito, ¿la “p”
con la “a“ ?
- “Pa”…
- Y ¿si se repite?
- “Papá…” don Gonzalo.
Aquel Pepito de entonces con setenta siete años cumplidos y muy cerca tocar, si
Dios quiere, los setenta y ocho, recuerda que no tenía tres años cuando perdió a
su padre y es la palabra más añorada, más recordada, más deseaba: ¡Papá que
estas en el cielo…!
Don José Oropesa, años después,
en las tardes de ventanas abiertas porque mayo llamaba y traía olores a trigos
espigados y a campos de amapolas comenzaba el dictado: “resonaba en el fondo
de la galería un piano destemplado que parecía balbucear de mala gana…” y
Agustín Lomeña y Diego Mamely que también están en el cielo entrecruzábamos
miradas y luego cantábamos: "venid y vamos todos con flores a María,
con flores a María… ¡que también está en el cielo! (Bueno, eso no lo
decíamos en la copla, pero lo pienso ahora)
A la Plaza Baja se asoma la
luna de Nisan la noche de Jueves Santo cuando baja el Nazareno por la calle
Ancha desde Las Torres. Arriba, el silencio; abajo, el pueblo. Por la de Benito
Suárez que fue un maestro que murió joven y que antes se llamó Bermejo
en recuerdo de una familia que vivió allí, la plaza Baja se alarga al Baece…
Calle de Atrás, calle Toro (por donde la gente iba a la estación a coger el
tren), del Postigo del Adarve ¿Se subía o se bajaba al castillo?
La Plaza Baja tiene una iglesia
soberbia. Ocupa todo un lateral y un campanario donde venían a pasar la noche
los tordos en otoño; un cielo grande, muy grande como el cielo por donde pasta
margaritas Platero. Lugar de encuentro en la llamada totémica de la mañana del
Viernes Santo… Casi rectangular. Podría ser la Plaza Mayor soñada por cualquier
pueblo, única, nuestra…
jueves, 2 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Nuevos tiempos; vicios, viejos
2 de
enero, jueves. Dicen que con el Año Nuevo vienen los tiempos de los buenos propósitos.
Duran, lo que un pirulí, (por cierto, ¿eso existe todavía?) en la puerta de un
colegio. Antes los niños tenían la libertad de ir solos por la calle y
compraban en los quioscos… Había un problema, tenían - teníamos - poco dinero
para la hipotética inversión. Esos eran otros lópeces.
Acabamos
de pasar el tiempo de los buenos deseos. En Navidad parece que hay que ser
feliz por decreto, comer por decreto, hablar con gente con las que no has
hablado en tropecientos mil días, por decreto…
Ha concluido
el tiempo de desear felicidad y paz. Eso que hay de desear y renovar cada día.
Lo olvidamos. Ahora ya termina la fantasía de oropel. Concluyen, poco a poco,
la eliminación de las sopas pantagruélicas y las carnes de recetas especiales y
los pescados a no se sabe qué estilo… Quedan mantecados roones y dulces
que cambian de bandejas y posiciones; otros, van a seguir en los comedores
sociales y en el frío de la noche bajo las estrellas.
No se
ha parado ahí. Ahora estos días, con la festividad de Reyes, llega la vorágine
del consumismo. Un amigo escribía esta mañana: “Lo de los regalos es la quintaesencia
del consumo, revestido de amor”. Lo ha bordado.
El
mundo, el mundo real, sigue su curso. En Occidente hemos celebrado el cambio
(¿?) de año y el almanaque nos dice de un nuevo mes, de una nueva semana, de un
nuevo día. El frío de enero está en la puerta. Madrid esta mañana tenía 3º; Málaga18ª.
Como el año pasado, como el otro, como el anterior al otro. Nos venden una
burra con mataduras y en pelo. Y, lo peor es que nos creemos que tenemos un
pura sangre y esas pamplinas.
La
realidad dice que en Nueva Orleans un loco – por llamarlo cariñosamente – se ha
llevado por delante un montón de personas y buscan una justificación a una
situación que no deja de ser tangible, constatada. Como cuando, el día que vas cargado
de ilusión, te das cuenta que te dejan tirado en una calle cualquiera y que
todos tus sueños no eran más que un espejismo. Dicen que los bereberes no ven
agua en los vahos que levantan la calor del desierto. Ellos sí conocen la
realidad.
Quizá
habría que tener más la consciencia cercana, a la mano y no ampararse en la utopía.
Claro que nos gustan más el segundo refugio que admitir que la tierra solo
tarda veinticuatro horas en darle la vuelta al sol y que dentro de trescientas
sesenta y cinco vueltas estaremos, otra vez, con la monserga de desearnos todas
esas cosas bonitas que nos sacamos de dentro.
miércoles, 1 de enero de 2025
Una hoja suelta del cuaderno de bitacóra. Álora pueblo de luz
F. Javier Sánchez Morales
1 de enero, miércoles. Álora ve cada tarde ponerse el
sol por el monte Redondo. Dicen que va camino de América. América es esa tierra
donde Nino Bravo cantó que Dios pensó cuando puso el Edén. Dios pensó en muchas
tierras cuando una tarde decidió colocar el Edén…
En la lejanía unas nubes salen
a dar un paseo por la Sierras de Mijas y de Alpujata y de Ojén y de… buenos
esas sierras desde donde África se ve al otro lado de ese lago azul, inmenso que
llamamos Mediterráneo y que desde un tiempo a esta parte se ha convertido en el
mayor – y si no uno de los mayores – cementerios de personas que pensaron que
el Edén también estaba aquí. Ya ven cosas que, en ocasiones, uno piensa que
puede pasar.
Mas cerca hay otras montañas.
Esas son más nuestras. Nosotros las conocemos por otros nombres y desde aquí
las identificamos como el monte Redondo – por su forma – y al que la erosión
del viento le ha configurado una oquedad y nosotros, bueno, nosotros no, alguien
que vivió antes dijo que se parece a la portada de un tempo majestuoso y fue
cuando decidieron ponerle “la puerta de la iglesia”.
Casi a su lado, pero desciendo por
la ladera unas piedras, a modo de picos, que quieren alcanzar el cielo, pero no
lo consiguen nunca. A esas piedras, a modo de bollos gigantes que miran a las
estrellas alguien las llamó “los Peñones de Juan Díaz”.
Yo no sé quién pudo ser ese tal
“Juan Díaz”. En una ocasión hurgando en los papeles viejos encontré: “Hacienda rural.
Aparece en Escrituras de 25 de abril de 1776 otorgada por el eclesiástico Pedro
Díaz Castro y Lobato por la que funda Capellanía con “un cortijo de 66 fanegas
con olivar en los Peñones de Juan Díaz”. Se encuentra en la ladera SO de las
estribaciones de la Sierra del Hacho, a espaldas de las Lomillas, y frente al
cortijo de La Droga. Tal como lo vi, lo cuento.
No muy lejos de allí, hay otro paraje también singular se llama
“los Pechos de la Villa. De esos también me hallé que es un pago rural. Se
enclavan, al pie de la Sierra del Hacho, desde la Viñuela hasta la zona de las
Lomillas. El Libro de Amillaramiento, Riqueza Rústica, recoge que Juan
Fernández, vecino de la Plaza Baja, posee en 4 de febrero de 1897, una suerte
de secano. Pagaba, entonces, 24 pesetas.
Están atravesados por un sendero, el Camino del Puerto que vuelca hacia las
tierras, al otro lado del monte, ese por el que les decía antes, que Álora ve irse
el sol todas las tardes camino de América.